
Sociedad | Crónica | 2.MAY.2021
Crónica intemporal / Carlos Mastretta Arista, 52 Aniversario de su muerte / Verónica Mastretta

La caravana de agradecimiento por la autopista / Febrero de 1959
Vida y milagros
Febrero de 1959: Una comitiva de poblanos le agradecen al presidente López Mateos la "gracia" de construir la autopista México-Puebla. Mediateca INAH.
Cedo la palabra a un extraordinario y simpático cronista poblano que escribió lo siguiente hace más de 60 años:
"Por la prensa me entero que un grupo de conocidos y ricos hombres de negocios está organizando una caravana de automóviles con el fin de ir a dar las gracias al primer mandatario por el favor concedido, que fue el de terminar de construir una carretera entre la Capitalota y capitaleja, léase, entre México y Puebla. Esto me ha causado un profundo desconcierto y me he pasado varios días encerrado en mi habitación cavilando sobre las causas y motivos de la organización de esta caravana y besamanos de acción de gracias. El motivo de mi cavilación no es para menos: si poblanos van a dar gracias en caravana automovilística, yo, Temístocles Salvatierra, poblano por adopción y cronista del automovilismo, me veré obligado también a unirme a la caravana gorreándole el pasaje a algún amigote. Pero como individuo libre pensador y de conciencia franca, desligado de asuntos propagandísticos, rebélome a ir a hacer reverencia al gobierno federal, que a lo largo de los años ha sacado cientos y hasta miles de millones de pesos a los sufridos poblanos, y en cambio se cuentan con los dedos de una sola mano las obras realizadas para nuestro estado: mantenimiento a carretera, ampliación a un hospital, desazolve a presa Valsequillo, alguna otra obra menor y sóbrame dedo.
“Ahora llega al poder nuevo presidente y recogiendo el clamor de varios estados, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, decide terminar la construcción de la autopista entre México y Puebla, importantísima por ser la de mayor tráfico en la república. Entonces los poblanos se sienten obligados a hacer una caravana de acción de gracias a un señor que solo cumple su deber por hacer algo ya planeado desde hace años. En otros estados del país el gobierno federal ha construido grandes oficinas; aquí las oficinas de gobierno, correos, telégrafos, están en las antiguas caballerizas del obispo. Láteme que me late que en dicha caravana que pretende juntar mil coches en el zócalo de Capitalota, existe gato encerrado, pues con un simple desplegado lleno de nombres publicado en la prensa bastaría, explicando claramente que por fin el gobierno federal gasta un poco de los muchos millones que durante 40 años se ha llevado, además de que la suma tan celebrada de 200 millones debe dividirse entre los seis estados beneficiados."
Me queda claro al leer esta parte de la crónica escrita por mi papá, Carlos Mastretta, con el seudónimo de Temístocles Salvatierra, que la caravana no tiene más fin para los promoventes que el de hacerse notar ante el nuevo presidente, al que se le agradece, como siempre, lo que es su obligación hacer y como si el dinero saliera de su generosa bolsa y no de lo que como sociedad generamos vía el trabajo de cada ciudadano que paga impuestos, cuotas o tarifas al gobierno.
En algún lugar del país seguramente alguien está planeando una caravana más de acción de gracia y reverencia por una carretera, un parque o el cambio de fachada de un hospital. Los agradecimientos y costumbres de la corte se mantienen casi inamovibles a lo largo de los años.