SUSCRIBETE

19 Abril 2024, Puebla, México.

Crónicas de guerra  8:   Bagdad

Cultura | Crónica | 20.JUN.2021

Crónicas de guerra 8: Bagdad

Bagdad en 1866 pasó a formar parte de la historia de las invasiones norteamericanas a nuestro país.

Bagdad está en México. Sí, es una pequeña playa en el norte de Tamaulipas, pero en el siglo XIX era un puerto de gran importancia tanto para los norteamericanos durante la Guerra de Secesión, como para los invasores franceses cuando Napoleón III pretendía establecer en México un imperio católico que se opusiera a la política expansionista del vecino del norte.

            Bagdad era un puerto en la desembocadura del Río Bravo de interés para Matamoros en el lado mexicano y para Brownsville del lado norteamericano. La ayuda que los republicanos mexicanos recibían de los Estados Unidos durante la Segunda Intervención Francesa llegaba por esa ciudad fronteriza mexicana. En 1889 el puerto desapareció del mapa cuando fue arrasado por un huracán. Hoy día solo queda su nombre en una playa cercana.

            Bagdad estaba en el punto de las aguas del golfo que divide a México de Estados Unidos. Allí no hay muros, no hay rejas, no hay aduana, ni siquiera una señal que indique que ya se está del otro lado; es el lugar en el que es posible tener un pie en Tamaulipas y el otro en Texas. En ese beso del río con el mar estaba Bagdad, en 1866 este puerto pasó a formar parte de la historia de las invasiones norteamericanas a nuestro país.

            Bagdad era un bullicioso pueblo formado por decenas de casas hechas de madera que habían sido levantadas a la orilla del río Bravo, sobre un suelo arenoso que hacia recordar el ambiente de un desierto. Por aquella época la población era de alrededor de cuatro mil habitantes entre los cuales se contaban bastantes estadounidenses y uno que otro extranjeros dedicados al negocio mercantil del puerto. No podían faltar los ladrones, algunos vivales y fugitivos que frecuentaban las cantinas y burdeles de la ciudad.

            Bagdad era un puerto de altura, punto clave del comercio internacional no solamente con Estados Unidos, era punto clave para la actividad económica de la región entre ciudades como Matamoros, Monterrey y poblaciones norteamericanas como Brownsville. De día y de noche, el puerto siempre estaba lleno de embarcaciones dedicadas tanto al comercio legal como al contrabando.

            Durante la Guerra Civil estadounidense, ante el bloqueo por parte del ejército de la unión, Bagdad fue el puerto de exportación de los confederados, por ahí salían toneladas de algodón destinadas a los industria textil europea, era sí como los sureños se hacían de recursos para la compra de armas y otros insumos para la guerra.

            Los bandos en pugna a un lado de la frontera buscaban hacer alianzas con algún bando, también en pugna al otro lado dela frontera, unionistas y confederados buscaban el favor del gobierno juarista u imperialista. Lincoln se había declarado oficialmente neutral ante la invasión francesa y Juárez decía ser neutral respecto de la Guerra Civil Norteamericana, pero la realidad era que ambos buscaban alianzas al otro lado de la frontera común.

            Napoleón III veía en la Guerra Civil Norteamericana una oportunidad para establecer en México un bastión que le permitiera contrarrestar el dominio de Estados Unidos en la región, pensaba que podía ayudar a la división del país del norte apoyando a los Estados Confederados, por su parte, Estados Unidos consideraba que la instauración de una monarquía en México representaría un acto de hostilidad, pero por el conflicto interno por el que atravesaba, no era el momento indicado para abrir un conflicto con el imperio napoleónico. Estados Unidos pedía a Francia que respetara la independencia de México y Napoleón III respondía solicitando al gobierno norteamericano que desconociera a Matías Romero como ministro plenipotenciario de Juárez y que reconociera a Maximiliano como cabeza del imperio mexicano. La lucha de solicitudes y declaraciones no pasó de ahí.

            Tras el asesinato de Lincoln, su sucesor, Andrew Johnson, intensificó la postura norteamericana en contra de Maximiliano, el acercamiento al bando republicano fue más franco, Matías Romero negoció préstamos para la causa juarista, pero además acordó con el general Ulysses Grant, jefe militar y futuro mandatario de su país la formación de una fuerza militar estadounidense compuesta de hombres desmovilizados, se organizaría bajo un mando mexicano para luchar contra los invasores franceses, el financiamiento estaría respaldado por la venta de bonos que México pagaría posteriormente. Grant estuvo conforme y a su vez delegó la responsabilidad de esta misión al general J. M. Schofield. El proyecto no progresó pues Johnson consideró que ello implicaría entrar en guerra contra Francia.

             Bagdad era una “ciudad artificial”, pero  representaba enormes riquezas puesto que el comercio dejaba una gran cantidad de impuestos aduanales para el imperio de Maximiliano, el general Tomás Mejía controlaba el puerto, era el encargado de las operaciones que en ese puerto se realizaban apoyado por 2000 soldados y con el respaldo de la marina francesa. Este puerto suscitó el interés norteamericano pues de acuerdo con la doctrina Monroe, no permitirían posesiones europeas en América.

            En 1864 el general republicano Miguel Negrete tenía la consigna de hostigar constantemente a Mejía, los franceses reforzaron las posiciones conservadoras en Bagdad desembarcando quinientos soldados más  y 140 artilleros franceses. Anclaron en ese puerto tres buques: el Var, el Maguellan y el Tactiquepor. Negrete tuvo que retirarse en espera de refuerzos para poder realizar un ataque con posibilidades de triunfo.

            En 1865 se complica la situación para los franceses, las fuerzas confederadas simpatizantes con la causa napoleónica fueron desalojadas de Brownsville por el ejército de la Unión el cual además envía 40,000 hombres a la frontera, los franceses refuerzan sus posiciones enviando al barco Tisiphone que se suma a los anteriores.

            El 28 de septiembre el general Mariano Escobedo se aproxima a Bagdad, cuenta con 11 cañones suficientes para hacer daño al enemigo francés, la toma del puerto sería complementada con una ofensiva sobre Matamoros con un destacamento al mando de Cheno Cortina quien era el más importante jefe militar republicano de Tamaulipas con una fuerte influencia en esa parte de la frontera; de hecho, por un tiempo Bagdad se había llamado “Villa Cortina”.

Al enterarse del avance de Escobedo, el almirante Geroges-Charles Cloué refuerza el puerto más buques, se suman el Adonis y el Tartare, de esta manera convierte el puerto un una fortaleza. Escobedo mide sus fuerzas y se da cuenta de que no podrá vencer a los franceses y emprende la retirada. El almirante Cloué emite una enérgica protesta al comandante militar de Brownsville, general Weitzel pues los artilleros norteamericanos hostigaban a las tropas imperialistas establecidas en México, Cloué amenaza con declarar la guerra a Estados Unidos por prestar auxilio a los heridos mexicanos y agrega un barco más a su flota para que defiende Bagdad: el Antonia.

            En noviembre, Mariano Escobedo realiza un nuevo intento, asedia la ciudad de Matamoros, los franceses desprotegen Bagdad para defender Matamoros. Bazaine se percata de este error estratégico y manda dos columnas para reforzar el puerto, una va bajo el mando del coronel De Ornano y la otra la comanda el general Pierre Joseph Jeanningros, también envía un barco, esta vez se trata del Allier del que desembarcan 300 soldados austriacos, 20 mexicanos conservadores y 60 de la caballería francesas.

La batalla

En las calles de Brownsville el teniente coronel Arthur F. Reed comienza el reclutamiento de estadounidenses con el fin de cruzar la frontera, serán retribuidos con vestido, alimento y una paga mensual. El pretendido apoyo a Mariano Escobedo muy pronto se convierte en invasión; el general Robert Clay Crawford que actuaría bajo la autoridad de los juaristas, apoyado por Reed, decide atacar Bagdad por su cuenta.

En la madrugada del 5 de enero de 1866, aprovechando que los barcos Adonis, Tartare y Tisiphone habían abandonado el puerto de Bagdad, un regimiento de soldados negros de la Armada de Estados Unidos realiza un ataque sorpresa. Son decenas de soldados supuestamente afines a la causa republicana, pero visten uniformes del ejército de Estados Unidos y van encabezados por un teniente de apellido Linscott, asaltan el puerto de Bagdad y descargan una ofensiva contra las fuerzas imperialistas. Algunos franceses y mexicanos conservadores se repliegan y abordan el barco Antonia, 30 marineros franceses aseguran la cubierta.

Acompañando a los soldados norteamericanos, entra una partida de bandidos que desata el caos. Un residente del lugar declara que “los soldados se lanzaron como fieras por las calles, descargando sus fusiles y pistolas para amedrentar al vecindario”.

Los filibusteros disparan a diestra y siniestra y se dirigen en desorden a la plaza en donde se ubican la aduana y la comandancia, se apoderan de la guarnición militar defendida por imperialistas quienes la entregaron sin resistencia, en la acción mueren el centinela y dos soldados; los demás son hechos prisioneros. Un grupo de invasores se dirige al cuartel y lo toma por sorpresa, matan al corneta de órdenes que estaba a punto de dar aviso del asalto.

El vapor Antonia también es víctima de la artillería norteamericana, dos soldados mueren en el ataque. Los estadounidenses se dirigen a la cárcel y liberan a un tal Mr. Foster, está acusado de robo y asesinato, una vez libre, Foster encabeza el pillaje.

La invasión deja varios asesinados y mujeres violadas, hay entre las víctimas ciudadanos franceses, Monsieur Roque y su esposa se cuentan entre ellas, el saqueo es indiscriminado entre casas y negocios. Un diario norteamericano comentó que: “El homicidio, la violación y el saqueo se han puesto por obra en todo su horror. Desde la ribera texana se oían las imprecaciones de los vándalos y los lamentos de las víctimas, y no se elevó una mano en defensa de estas”.

Crawford y Reed legalizaron el producto del robo al declararlo botín de guerra en la lucha contra los imperialistas. La prensa denunció que, para cruzar la frontera, los invasores firmaban pases con la frase: “Cuartel general de los Estados Unidos en Bagdad”. Ante tales abusos, el general Mariano Escobedo pidió apoyo al general Weitzel para controlar a Crawford y sus saqueadores, el general norteamericano envió a otro grupo de soldados negros, entre 140 y 200, pero en lugar de controlar la situación de violencia, se dieron al pillaje.

La toma y el saqueo de Bagdad por parte de soldados del ejército estadounidense no terminó ni con la llegada de Escobedo y sus tropas, no fueron capaces de poner orden. El general republicano designó como comandante de Bagdad al coronel Enrique Mejía, pero no fue capaz de controlar la situación, el saqueo y el caos continúan por unos días más, Crawford pretende ser el jefe de la plaza y desconoce al coronel Mejía, ordena a Reed tomarlo prisionero junto con Escobedo, luego de  un breve tiempo ambos son puestos en libertad.

Escobedo pide más apoyo a Weitzel quien envía más de hombres estadounidenses “de color” tanto de infantería como de caballería, los cuales, no dejaron de ser vistos como parte de una invasión de tropas extranjeras a territorio mexicano aunque hayan ido a prestar auxilio. A pesar de la presencia de este último contingente, el caos continúa. Por las noches se ven todo tipo de embarcaciones cruzar desde Estados Unidos para después regresar cargadas con el producto del saqueo de Bagdad, ninguna autoridad mexicanas puede impedirlo.

Los comerciantes de Bagdad elevan una protesta y reclaman una indemnización a Estados Unidos por los daños causados, pero nunca obtienen respuesta. El almirante francés Georges Cloué también protesta por esta nueva invasión norteamericana a suelo mexicano, exige la salida de las tropas estadounidenses las cuales abandonan Bagdad el 25 de enero.

            En junio de ese mismo año, una columna de 2000 soldados conservadores sale de Monterrey y se dirige a reforzar Matamoros, los soldados del general conservador Olvera que se detienen por llevar un número elevado de enfermos, son atacados en Camargo por un contingente de 5000 republicanos y mercenarios norteamericanos afines a los juaristas, el general conservador Tomás Mejía se ha quedado en Matamoros con tan solo 150 hombres. Lo franceses ya no son capaces de soportar los continuos embates republicanos y deciden evacuar el puerto de Bagdad, los 400 hombres que resguardaban esta ciudad abordan el Adonis y zarpan con rumbo a Veracruz.

Referencias

De la Vega, Mercedes (2011). Historia de las relaciones internacionales de México, 1821-2010. Secretaria de Relaciones Exteriores, Dirección General del Acervo Histórico Diplomático.

La invasión al puerto de Bagdad en enero de 1866. Relatos e Historia de México. Recuperado de https://relatoaehistorias.mx/nuestras-historias/la-invacion-al-puerto-de-bagdad-en-enero-de-1866 el 11 de junio de 2021.

Taibo, Francisco Ignacio (2017). La gloria y el ensueño que forjó una patria. Tomo 3. La caída del imperio. Editorial Planeta. México.