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26 Abril 2024, Puebla, México.

Crónicas de guerra  18 : La rebelión de los serranos / Óscar Hernández López

Cultura | Crónica | 16.JUN.2022

Crónicas de guerra 18 : La rebelión de los serranos / Óscar Hernández López

Entre los meses de julio y agosto de 1865 fueron varios los enfrentamientos que se produjeron entre las fuerzas imperialistas de Maximiliano de Habsburgo y los leales a la república que reconocían como legítimo presidente a Benito Pablo Juárez García. La mentira que le hicieron creer al Archiduque sobre la supuesta aceptación de los mexicanos de un emperador extranjero se había descubierto. Tarde se dio cuenta de que un amplio sector de la sociedad, sobre todo de las clases populares rechazaba la imposición de un gobernante europeo. Las protestas mediante los alzamientos armados, guerrillas y lo que quedaba del diezmado ejército republicano no cejaban en acciones de hostigamiento al invasor.

Antecedentes

Pocos meses después de su llegada a México, el Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo se percató del rechazo a su gobierno del amplio grupo republicano, el usurpador emperador europeo no lograba convencer que su propuesta de un gobierno encabezado por él, era lo mejor para México. Además de las tropas francesas bajo las órdenes del Mariscal Bazaine, Maximiliano contaba con el destacamento belga enviado para custodiar a la emperatriz Carlota, y con la Guardia Imperial Austriaca cuyo cuartel general se encontraba en Puebla.

            Unas cuantas semanas después de haber llegado a México y sin el conocimiento del español y escaso contacto con sus habitantes, los voluntarios belgas consideraban que en los pobladores de este territorio predominaba la ignorancia, el fanatismo, la suciedad, la pereza, la cobardía, la hipocresía, la tendencia al robo y al asesinato; la única cualidad que les reconocían era la agilidad para montar. El sargento Widy aseguraba que "han nacido ladrones y asesinos, fanáticos y vengativos", y agregaba, "en la mañana de rodillas en la iglesia, en la tarde, el puñal en la mano escondidos en la esquina de cualquier calle".

            Estos súbditos de Carlota se sorprendieron con los contrastes que percibían, les deslumbraba la exuberante vegetación en armonía con el desierto y su sol ardiente, pero también les impresionaba la existencia de un frío glacial. En una carta a su madre, el capitán E. Chazal contaba que México era "un país que encierra todo lo que se puede ver en todas partes del mundo. Sería imposible decirte cómo este país es bello, pintoresco [...]; hemos atravesado bosques, caminado sobre rocas, como nadie en Bélgica podría imaginar [...]; es el país más bello del mundo".

El primer destacamento belga que llegó a la ciudad de México fue recibido por los emperadores. Un oficial de apellido Wahis escribió en una carta a su familia: "Hemos tenido la más bella recepción que jamás se haya hecho a un regimiento".  Los dos primeros destacamentos reemplazaron a los franceses asignados a la vigilancia de Chapultepec, Tacubaya y Molino del Rey, su misión era salvaguardar la residencia de los emperadores y en especial, formaban la guardia personal de la emperatriz, también se encargaron de un puesto de vigilancia en Río Frío con la misión de garantizar el paso seguro de las diligencias en el trayecto de Puebla a México.

En octubre de 1864, el emperador Maximiliano solicitó a su hermano, Francisco José, emperador de Austria, un contingente militar para formar el Cuerpo Imperial de Voluntarios independiente del ejército francés para operar en México. El Comandante General de este nuevo destacamento Austro-Húngaro en tierras de Anáhuac era el conde Franz Graf von Thun und Hohenstein, Conde de Thun. El reclutamiento lo hizo en la ciudad de Liubliana, capital de la actual Eslovenia. El contingente de 6,812 hombres fue llegando al puerto de Veracruz en distintas embarcaciones entre noviembre de 1864 y marzo de 1865. Maximiliano ofreció a los oficiales y jefes de esta legión un grado superior al que tenían antes de partir de Europa y pagas muy generosas por sus servicios en México. A los soldados les prometieron tierras, mujeres y trabajo en su nuevo país, por eso eran requisitos indispensables ser solteros, católicos y estar decididos a no regresar a su tierra natal. 

La legión vino con la misión de proteger a Maximiliano, sin embargo, las tropas austro-húngaras tuvieron que luchar contra la resistencia republicana. En esos enfrentamientos participaron 1,047 húngaros, 159 oficiales y 366 húsares.  En sus filas se encontraban varios médicos, y un célebre cocinero húngaro llamado József Tüdős que acompañó a Maximiliano hasta el Cerro de las Campanas el día que fue fusilado junto con Miguel Miramón y Tomás Mejía.

La revista alemana Leipziger Illustrirte Zeitung publicó en mayo de 1867 que

 … en todas partes donde parecía mayor el peligro y más necesidad había de tropas de confianza, se utilizó a los austríacos y éstos lucharon entonces, hombre por hombre, como leones… pero los generales del país les hacían el reproche de que, por no estar familiarizados con las condiciones particulares del país y el tipo de ataque, no tuvieron siempre el suficiente cuidado en sus marchas y así cayeron reiteradas veces en emboscadas de las cuales escaparon con graves bajas

 

La toma de Tetela

Un fuerte contingente de las fuerzas imperiales de Maximiliano formado por el cuerpo de voluntarios de la legión austrohúngara y conservadores leales al imperio ocuparon y destruyeron la ciudad de Tetela el 16 de Julio de 1865. La Sierra Norte de Puebla era un núcleo de la resistencia republicana. El imperio organizó y perpetró una acción militar sincronizada con la intención de sofocar y neutralizar las acciones de los rebeldes cuyos bastiones principales eran Tetela, Xochiapulco, Zacatlán, Huahuaxtla y Ahuacatlán.

Al amanecer de ese aciago día, varias columnas con un total de ocho mil efectivos atacaron Tetela, la columna que encabezaba el ataque estaba formada por la caballería húngara, los temibles “Húsares Rojos” al mando de Tancredo De la Salla, seguidos de lanceros (los ulanos polacos) y jinetes traidores de la región. Tetela era defendida por los generales Juan N. Méndez, Ramón Márquez Galindo, Manuel Andrade Párraga y Dionisio Leal, este último, coronel. Al mismo tiempo, el conde Thun con infantería eslovena conformada por cazadores de montaña conocidos como “Jägers”, atacaba el poblado de Huahuaxtla, cerca del río Apulco, bastión que era defendido por los otros dos famosos “Juanes” de la Sierra: Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Francisco Lucas. Los invasores lograron desalojar del pueblo a la guardia nacional que obedecía las órdenes de estos dos valientes generales, los evacuados se dirigieron a Tetela pensando que podían auxiliar a Méndez sin saber que sus hombres también habían sido abatidos. Los traidores sumados a las fuerzas invasoras eran originarios de Aquixtla, Chignahuapan, Tlaxco, Huamantla, Zacapoaxtla y rancherías pertenecientes a San Francisco Ixtacamaxtitlán, otros habían llegado de Santa Catarina, San Mateo, San Baltazar, Cuacuila, Tenango y Xaltatempan.

El ataque de los imperialistas a Tetela se realizó por cuatro rumbos diferentes: Una columna atacó por el norte, otra por el mineral de la Cañada, la tercera lo hizo por los barrios de Zitlalcuautla, San José y Capuluaque y la cuarta entró abriendo fuego por el camino de Aquixtla. El general Juan N. Méndez contaba con 400 efectivos del batallón de Tetela bajo el mando del teniente coronel Braulio Zamítiz auxiliado por el mayor José María Sosa, a este batallón se le sumaron 200 hombres del barrio de Cuahuític perteneciente a San Francisco Ixtacamaxtitlán que llegaron bajo el mando del coronel Dionisio Leal.

La superioridad numérica y armamentística de los invasores no fue factor que impidiera la realización de una defensa desesperada a sabiendas de que era imposible ganar. La cabeza de los de Tetela la tomaron los generales Andrade y Márquez Galindo, tetelenses y cuchitecos cargaron sobre los invasores de la columna norte, lograron vencerlos, sin embargo, el resto de las columnas imperialistas pudieron penetrar al pueblo. Méndez ordenó la retirada hacia el cerro el Moragco localizado al oriente pues era imposible que sostuvieran la plaza exitosamente, ahí habían planeado reunirse con las fuerzas xochiapulcas. La pendiente del Moragco es muy pronunciada y muy visible desde el pueblo, los invasores que en esos momentos tomaban posición de Tetela los descubrieron y sometieron a severas descargas de fusilería a los que huían. Para su mala suerte, al llegar a la cumbre, ésta estaba ocupada por el enemigo, el general Méndez que iba a la cabeza de su contingente fue recibido por descargas del enemigo, su caballo fue mortalmente herido, Méndez cayó al suelo y se lesionó una pierna, logró escabullirse del enemigo y se refugió en el bosque camino a los Ometepeques, el resto de su personal se dispersó en el monte.

Miguel Cruz, un sargento de la primera compañía subió a la cumbre del cerro Zotolo, desde ahí, trepado en un árbol emprendió un tiroteo al enemigo a los gritos de ¡Viva Tetela! ¡Viva Xochiapulco!, los imperialistas creyeron que ese cerro estaba plagado de soldados republicanos que al ir llegando a la cima se unían a Cruz, un muy nutrido fuego cayó sobre el enemigo  que abandonó sus posesión dando lugar a que fuera ocupada por Miguel y sus valientes compañeros.

Las tropas tetelenses se hallaban desmoralizadas, la pérdida de su comandante los había sumido en un terrible malestar, mas grande fue su regocijo cuando lo vieron salir por su propio pie del espeso bosque que le había servido de refugio. Un estruendoso ¡Viva México! por parte de oficiales y tropa fue la bienvenida que Juan N. Méndez recibió al reencontrarse con su gente. La duda sobre la situación de los otros dos generales, Juan Francisco Lucas y Juan C. Bonilla se eliminó cuando a las 4 de la tarde llegaron con sus valientes soldados xochiapulcas, tuvieron que abandonar sus posiciones pues resultaba imposible defenderlas con cuatrocientos hombres cuando fueron atacados por más de seis mil entre austriacos, traidores de Zacapoaxtla, San Juan de los Llanos y Chalchicomula.

Desde las montañas aledañas, los patriotas observaban la destrucción de la heroica ciudad de Tetela, los infelices imperialistas le habían prendido fuego a casas y edificios en venganza por no haber encontrado a los héroes nacionales que en el pasado les habían propinado vergonzosas derrotas. Las familias tetelenses no tuvieron más remedio que emigrar a los montes y refugiarse a la intemperie tratando de proteger y alimentar a los niños con lo que la naturaleza ofrecía. A pesar de las paupérrimas condiciones en las que se encontraban, no se escuchó queja alguna, por el contrario, las voces eran de ánimo a los combatientes para vengar el ultraje a la patria.

            Ese mismo día, entrada la noche, se decidió que las fuerzas de Xochiapulco y de Cuahuític se quedaran en las montañas de Tetela procurando hostilizar lo más posible al enemigo, los generales Méndez, Márquez y Andrade con un grupo de voluntarios marcharían hacia Papantla para incorporarse a las defensas republicanas del estado de Veracruz.

            En Ahuacatlán, voluntarios austriacos reforzados por gente de Chignahuapan al mando del general Karl Kurtzrock-Wellingbuttel enfrentaron a 175 republicanos de la banda conocida como “Los Plateados”, los austriacos tuvieron que refugiarse en el templo, permanecieron atrincherados allí durante varias horas, la iglesia fue incendiada y el conde Kurtzrock fue herido en las piernas, posteriormente fue ejecutado.

Los informes sobre los hechos de guerra de Tetela del 16 de julio de 1865, quedaron registrados el parte rendido por el oficial austriaco Paul Zach y el sargento segundo del Sexto Batallón de la Guardia Nacional Rafael Bonilla. El reporte del primero dice así:

16 de julio de 1865   

Orden del día

Nuestras tropas y las que nos apoyan aquí, bajo el comando del señor general comandante del cuerpo de voluntarios, conde Thun, tomaron después de tres horas de batalla campal, las cumbres de Apulco, posición importante, ocupada por los disidentes.

Mientras tanto, las tropas bajo el comando del capitán Tancred De La Salla, del cuerpo de voluntarios austriacos, han ocupado Tetela del Oro, tomaron prisioneros, capturaron armas y municiones. De la propia tropa mexicana resultaron un muerto y seis heridos.

 

            Teniente coronel Paul Zach

 

            En cuanto a lo informado por sargento segundo Rafael Bonilla, la descripción de los hechos es la siguiente:

            6to. Batallón, Guardia Nacional.

El 16 de julio de 1865, aquí en Tetela nos vimos fuertemente atacados por los austriacos y los traidores de Huamantla, Tlaxco, Chignahuapan, Aquixtla, Huauchinango, Xaltatempan, México y otros lugares.

Los atacantes se separaron en cuatro grupos, uno por la cañada, el otro por el camino de Aquixtla, otro por el cerro del norte de Tetela y otro por el camino a San José. De Tetela éramos como 420 de la Guardia Nacional y como 215 de Cuahuític, un comandante era el general Manuel Andrade acompañado en el mando por Ramón Márquez, nos enfilamos hacia el cerro, ahí les ganamos.

Nosotros seguimos al general Méndez, luego nos recibió el grupo de imperiales que estaban en el camino a San José, el general Méndez se lastimó una pierna cuando se cayó del caballo que lo habían baleado, ya después como pudo, se paró y se fue al monte, a nosotros nos siguieron luego de un rato, pero después nos logramos escapar, intentamos seguir y encontrara al general Méndez, de rato echamos balazos, seguimos avanzando hasta encontrarlo en un árbol junto a otro soldado disparando a un grupo de soldados traidores, al verlos, nosotros junto al general Méndez les lanzamos una balacera que los hizo escapar.

El general Méndez y nosotros caminamos hasta volver a encontrarnos con lo que quedaba del batallón, estaban muy tristes pensando que habían atrapado o matado al general, pero luego de que volvieron a ver al general, se pusieron muy contentos, de rato llegó mi tío, el general Juan Crisóstomo Bonilla, y el general Lucas, con sus tropas, estábamos muy tristes al ver a Tetela muy dañada, viendo a nuestras familias, sin techo donde dormir, así concluyó este día en Tetela, tan negro.

 

Sargento 2do. Rafael Bonilla.

 

            Al enterarse del triunfo de sus huestes, Maximiliano envió una carta de felicitación al vencedor de Tetela en los siguientes términos.

            Querido general, conde Thun:

Congratulo a usted y a la agrupación del Cuerpo Austríaco, por usted dirigido, por las victorias obtenidas, de las que me hace saber en sus informes desde Zacapoaxtla; este inicio de la expedición militar le va a dar a la tropa la esperanza suficiente para nutrir su convicción en la obtención de un final feliz y lleno de gloria.

Me llena de pesar la noticia de la muerte de un oficial tan valiente como el conde Kurtzrock, así como el destino tan triste de sus compañeros caídos en combate. Es un serio aviso a los sobrevivientes, de no dejarse llevar por el afán de realizar actos heroicos y de esta forma evitar actuar de manera precipitada.

Esperando en breve más noticias buenas, soy su afectuoso “Maximilian”.

Ataque a Huahuaxtla

Las fuerzas serranas que permanecieron en territorio poblano bajo el mando del general Juan Francisco Lucas, no se dieron por vencidas, se reorganizaron y en pocos días estuvieron listas para el contraataque. El 22 de julio a temprana hora, atacaron Huahuaxtla Xochitlán de Vicente Suárez, se apoderaron del pueblo y tomaron prisionera a la guardia austriaca que lo cuidaba. El pueblo había sido ocupado la 10ª. Compañía, una brigada de Jägers, media batería del capitán de artillería Moritz Graf y algunos mexicanos traidores de los poblados circunvecinos.

El combate duró varias horas, los defensores repelieron el ataque causando considerables bajas a los republicanos según el informe del coronel Paul Zach. Durante la lucha, un destacamento de Lucas atacó e incendió un puesto de vigilancia localizado a media legua, de los 19 ocupantes de dicho puesto, solo dos lograron escapar. A un lado del puesto quedó el cadáver de un cazador de montaña, se trataba del mayor Dinkelmann, en esa refriega, también murió Albert Schönovsky, comandante mayor de infantería Jägers (Cazadores de montaña).  La defensa la dirigió el capitán August Hoen, le hirieron 23 austriacos y dos mexicanos. Por la noche, el general Juan Francisco Lucas ordenó la liberación de los prisioneros del cuerpo de voluntarios de ese puesto de vigilancia. Los prisioneros informaron que los hombres de Lucas habían enterrado a 19 combatientes, víctimas del fuego de un cañón austriaco.

 

El combate de Zautla

Los ataques de los republicanos serranos continuaron. La noche del 30 de julio los hombres de Lucas irrumpieron en la iglesia del pueblo de Zautla. Dos días antes 30 cazadores Jägers habían sido enviados a este poblado acompañados de 80 soldados de la guardia móvil de la 3ª compañía de Zacapoaxtla y 20 de la guardia de San Juan de los Llanos, todos ellos bajo las órdenes del capitán de caballería, conde Theobald Graf Geldern, tenían la consigna de encontrarse allí con los hombres comandados por el capitán Tancred De la Salla provenientes de Tetela del Oro. La orden no fue recibida por la gente de Tetela por lo que se sospechó que el mensajero fue interceptado por guardias republicanas. El capitán Geldern, al no recibir los refuerzos esperados, ordenó al alcalde que los habitantes del pueblo observaran los alrededores y avisaran si descubrían al enemigo aproximarse.

            Alrededor de las 11 de la noche una fuerza de 400 hombres llegó a Zautla sin ser descubierta, los republicanos abrieron fuego sobre los imperialistas que estaban totalmente descuidados. Lucas llegó con tres columnas alcanzando la barda del patio de la iglesia sin ser detectadas. Los defensores de la iglesia, especialmente los zacapoaxtlas reaccionaron desenfrenadamente a los gritos de “Viva el imperio”

            En el techo de la iglesia se habían colocado 30 tiradores que causaron importantes bajas a los atacantes quienes dispararon fuerte metralla sobre el portón de la iglesia que quedo con tantos agujeros que parecía coladera, un austriaco, dos zacapoaxtlas y un defensor originario de San Juan de los Llanos perdieron la vida, un austriaco y tres mexicanos resultaron heridos. Los últimos tiroteos se produjeron hacia las 2 y media de la madrugada del día 31 de julio, los hombres de Lucas recogieron sus muertos y se retiraron a las montañas.

 

Consecuencias de la batalla

El general Juan Francisco Lucas resultó gravemente herido. El capitán Geldern recibió la condecoración imperial de caballero de la Orden de Guadalupe. Más tarde, Maximiliano condecoró a los soldados austriacos y mexicanos imperialistas que destacaron en la batalla de Zautla, otorgó la medalla al mérito militar de plata al sargento Anastasio Cruz de la 3ª compañía de la Guardia Móvil de San Juan de los Llanos, al sargento José Velázquez, a los cabos Arcadio Zárate y Antonio Ávila de la 3ª compañía de la Guardia Móvil de Zacapoaxtla. Otorgó la medalla de bronce al mérito militar al teniente Arcadio Luna, a los subtenientes Mariano Arriaga y Cayetano Tovar y al soldado Miguel Guzmán de la 3ª compañía de la guardia móvil de San Juan de los Llanos, también se hizo acreedor a tal reconocimiento el cabo Mariano Gurría y los soldados Manuel Ascensión, Manuel de la Rosa, José Antonio Rosalino Soto, Toribio Lemos, Juan Salvador, Juan Manuel Buendía y José Dolores, todos ellos de la 3ª compañía de la guardia Móvil de Zacapoaxtla.

Estos hechos son evidencia de que ese poblado de la sierra norte, Zacapoaxtla, colaboró de manera importante con el invasor extranjero, principalmente con el cuerpo de voluntarios austriacos conocidos como la Legión Austrohúngara. Esta comunidad de la sierra norte de Puebla se distinguió desde la guerra de Reforma por ser conservadora y colaborar con los enemigos del presidente Juárez. Desgraciadamente por una mala interpretación a las palabras de Miguel Negrete luego del triunfo republicano comandado por el general Ignacio Zaragoza, se cayó en la creencia de que los héroes del 6° Batallón la Guardia Nacional eran zacapoaxtlas adjudicándoles el mérito de los tetelenses, error que hasta la fecha se arrastra haciéndose evidente en los desfiles de cada 5 de mayo.

Referencias

Aguilar Patlán, Venacio A. (2006). Sexto Batallón de Guardia Nacional del Estado de Puebla La Reforma en Tetela de Ocampo, Puebla, 1855 – 1873. Tesis de Licenciatura en Etnohistoria. Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Bonilla Cruz, José Manuel. (2020). Heroica Tetela de Ocampo. 800 años de historia. Gobierno del Estado de Puebla.

O’Dogherty Madrazo, Laura. (2004). la guardia de la emperatriz carlota. Su trágica aventura en México, 1864-1867. Revista Estudios de historia moderna y contemporánea de México n. 28, julio-diciembre 2004

Reyes Santiago, Gerardo. (2021). Fuerzas armadas europeas del Segundo Imperio Mexicano (1864-1867). Tesis de licenciatura en Historia. Universidad Autónoma del Estado de México.

Torres, Raúl. Húngaros en la Sierra Norte desde 1867. Revista Municipios. Recuperado de https://municipiospuebla.mx/opinion/2022-01-21/h%C3%BAng aros-en-la-sierra-norte-desde-1867 el 11 junio de 2022.