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23 Abril 2024, Puebla, México.

Sobre la felicidad, tres estudios y unas reflexiones / Carlos Rodríguez Giacintti

Sociedad /Ciencia y tecnología /Cultura | Ensayo | 23.FEB.2023

Sobre la felicidad, tres estudios y unas reflexiones / Carlos Rodríguez Giacintti

¿Somos felices en nuestra vida? ¿Qué es lo que realmente nos hace felices? ¿Qué es lo que planeamos cuando somos jóvenes para ser felices en la edad adulta?

Posterior al artículo de diciembre de 2021: “Ser feliz; cómo gestionar las emociones”, tomado de las conferencias de la psicoterapeuta española Marian Rojas Estapé, en que atinadamente señala: “Con la felicidad se reducen las enfermedades y se vive mejor… La Epigenética nos dice que la felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo interpretamos lo que nos pasa.” Y, finalmente nos indica cómo gestionar las emociones, todo ello muy cierto, pero debo decir que todavía algo nos faltó; eso nos quedó corto; como que echamos de menos algo más para terminar de redondear la idea de la felicidad en la vida diaria.    

Esas tres preguntas que mencionamos al inicio han resonado tremendamente después de haber leído sobre:

 

Good genes are nice, but joy is better - Naples Florida Weekly

Dr. Robert Waldinger y su esposa, Jennifer Stone. El Dr. Waldinger es el cuarto director del Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, que ha estado en curso desde 1938. Foto de Naples Florida Weekly

 

UNO: El Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, el cual se ha popularizado por la “TED TALK” en You Tube del Doctor Robert J. Waldinger sobre el tema. El Dr. Waldinger es un psiquiatra norteamericano, profesor de tiempo parcial de la Universidad Médica de Harvard y dirige el Estudio, el cual es el más largo que se ha hecho en la historia humana. El Dr. Waldinger es el cuarto director del estudio. Inició en 1938 y durante 75 años han rastreado la vida de 724 hombres, año tras año, preguntándoles sobre su trabajo, su vida hogareña, su salud, y, claro, preguntando todo ese tiempo sin saber cómo resultarían sus historias de vida. Gracias a una combinación de suerte y persistencia de varias generaciones de investigadores, este estudio sobrevivió. Unos 60 de los 724 hombres del principio siguen con vida, todavía participan en el estudio, la mayoría tiene noventa y tantos. Y ahora empiezan a estudiar los más de 2000 hijos de estos hombres. El primer grupo empezó el estudio cuando eran estudiantes de segundo año en la Universidad de Harvard. Todos terminaron la universidad durante la Segunda Guerra Mundial, y luego la mayoría se fue a la guerra. El segundo grupo que siguieron era un grupo de chicos de los barrios más pobres de Boston, chicos elegidos para el estudio específicamente porque provenían de las familias con más problemas y más desfavorecidas en el Boston de los años 1930. En su plática, el Dr. Waldinger comienza señalando una encuesta reciente a la generación del milenio, en la que les preguntó cuáles eran sus metas más importantes en la vida, y más del 80 % dijo que una meta importante para ellos era hacerse ricos y otro 50 % de esos mismos adultos jóvenes dijo que otra meta importante era ser famosos; y se nos dice constantemente que trabajemos más, que nos esforcemos para lograr más; da la impresión de que debemos perseguir estas cosas para tener una buena vida. ¿Qué se ha aprendido? ¿Qué lecciones surgen de las decenas de miles de páginas de información que generaron sobre esas vidas? Bueno, las lecciones no tienen que ver con riqueza, fama, ni con trabajar mucho. El mensaje más claro de estos 75 años de estudio es este: Las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables. Punto. También hemos aprendido tres cosas sobre las relaciones, nos dice el Dr. Waldinger: La primera es que las conexiones sociales nos hacen bien, y que la soledad mata. Las personas con más vínculos sociales con la familia, los amigos, la comunidad, son más felices, más sanos y viven más que las personas que tienen menos vínculos. Y experimentar soledad resulta ser tóxico. Las personas que están más aisladas de lo que quisieran de otras personas encuentran que son menos felices, son más susceptibles a recaídas de salud en la mediana edad, sus funciones cerebrales decaen más precipitadamente y viven menos que las personas que no están solas.

 

Y sabemos que podemos estar solos en la multitud y podemos estar solos en un matrimonio, por eso la segunda gran lección que aprendimos es que no tiene que ver con la cantidad de amigos que tenemos, tampoco tiene que ver con que estemos en una relación, lo que importa es la calidad de las relaciones más cercanas. Resulta que vivir en medio del conflicto es muy malo para la salud. Los matrimonios muy conflictivos, por ejemplo, sin mucho afecto, resultan ser muy malos para la salud, quizá peores que el divorcio. Y vivir en medio de relaciones buenas y cálidas da protección. Las personas más satisfechas en sus relaciones a los 50 años fueron las más saludables a los 80 años..

 

 Y la tercera gran lección que aprendimos sobre las relaciones y la salud es que las buenas relaciones no solo protegen el cuerpo, protegen el cerebro. Estar en una relación de apego seguro con otra persona a los 80 y tantos da protección, las personas que están en relaciones en las que sienten que pueden contar con la otra persona si lo necesitan, los recuerdos de esas personas permanecen más nítidos más tiempo. Y las personas en relaciones en que sienten que no pueden contar con la otra persona, son personas que pierden antes la memoria. En el estudio, las personas de 75 años más felices al jubilarse fueron las que activamente reemplazaron compañeros de trabajo por nuevos compañeros de juego. En estos 75 años, nuestro estudio ha demostrado que les fue mejor a las personas que se inclinaron por las relaciones, con la familia, con los amigos, con la comunidad.

 

 

DOS: La Encuesta realizada por OnePoll a nombre de Motivosity, publicada en la revista Good News Network en septiembre pasado, nos dice que “expresar gratitud es el secreto de la máxima felicidad”, en la que establecen una correlación entre satisfacción en la vida y gratitud. En esa misma revista se señala un artículo de la Universidad de Berkeley en donde las personas que practican la gratitud reportan beneficios como: Altos niveles de emociones positivas, más júbilo y placer, mayor optimismo y felicidad, se sienten menos solos y menos aislados, se convierten en más generosos, compasivos, ayudadores y con más actitudes de perdón.

 

Mapped: Global Happiness Levels in 2022

World Happines Report

TRES: El Reporte Mundial de la Felicidad 2022 (World Happines Report) de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el cual es el décimo reporte publicado desde 2012. Esto deriva de que, en 2011 la ONU emitió la Resolución 65/309 “Happiness”, que traducido al español sería: Felicidad; hacia una aproximación holística del desarrollo. Con ello, desde entonces, se le da mayor importancia a la felicidad y al bienestar como parte del desarrollo de los países. En este Reporte participan una gran cantidad de instituciones y universidades de primer orden, entre ellas la empresa encuestadora Gallup, que es la fuente de información más importante (no la única) para la elaboración del Reporte que abarca 146 países de 195 que tiene la ONU clasificados, en el que los primeros lugares los ocupan los mejor ranqueados. Los factores que se analizan en este estudio son:

  1. Producto Interno Bruto por persona (promedio de recursos por persona en el país).
  2. Apoyo social y médico con el que cuenta la gente.
  3. Expectativa de vida promedio por persona en el país.
  4. Libertad de hacer decisiones de vida.
  5. Generosidad; qué tanto la gente hace donaciones a connacionales u otras personas.
  6. Percepción de corrupción; en el ámbito político, comercial y empresarial.
  7. Efecto positivo o negativo; si la gente está contenta, si ha reído últimamente, si ha aprendido algo positivo, interesante.

 

Cabe hacer notar que se hacen diversas consideraciones y ponderaciones dependiendo de cada país, se toma en cuenta la opinión de sus habitantes, con herramientas estadísticamente robustas y probadas; además, en cada país, se determina un margen de error para que las estadísticas arrojen un 95% de confianza en todo el estudio. Los resultados, bastante predecibles, no dejan de arrojar sorpresas. Los primeros 10 lugares los ocupan los países escandinavos, seguidos de Holanda, Luxemburgo, Israel y Nueva Zelanda. En los lugares del 11 al 20 encontramos a Australia, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica y Francia. El primer país latinoamericano en aparecer en la lista es Costa Rica en el número 23. España, Uruguay e Italia están en los lugares 29, 30 y 31. Brasil ocupa el lugar 38 y Guatemala el 39. México ocupa el lugar 46, superado por Chile y Nicaragua. Japón está en el lugar 54, Portugal en el 56 y Corea del Sur en el 59. Las dos potencias mundiales China y Rusia están en los lugares 72 y 80, respectivamente. Venezuela en un penoso 108. Los últimos lugares los ocupan básicamente países africanos y algunos de oriente medio.

Como podemos apreciar en el Reporte Mundial de la Felicidad 2022 de la ONU, la posición económica de un país no es la principal determinante de la felicidad de sus habitantes, aunque no deja de tener importancia. Lo relevante de este Reporte es que un organismo tan influyente como la ONU considere la felicidad a nivel mundial como factor de desarrollo y que la felicidad puede ser medida a pesar de la diversidad social y cultural.

 

Finalmente y recogiendo la idea inicial de este artículo, primero, debemos aprender a gestionar nuestras emociones y aprender a interpretar positivamente lo que nos sucede todos los días. Segundo, debemos a aprender a relacionarnos con otras personas y construir una “red” de relaciones que nos den seguridad interna. Tercero, ser agradecidos y expresarlo, ser generosos, compasivos y aprender a perdonar. Cuarto, una vez que cubrimos necesidades básicas económicas y de salud, tener libertad, vivir en una sociedad más honesta, menos corrupta y más segura, nos ofrece un ambiente de mayor bienestar que un país rico pero carente de dichos atributos. Para reflexionar.