Asesinato en Acatzingo: la elección en Puebla tomada por el crimen organizado

Consignamos el hecho. El candidato del partido Morena a la presidencia municipal de Acatzingo muere a mediodía del sábado 23 de marzo acribillado por cuatro  sicarios. Pase lo que pase en la elección en el estado de Puebla, la de este 2024 quedará marcada por la abierta participación del crimen organizado. Con la ejecución de Jaime González se llega a la suma de 22 personas asesinadas que aspiraban a un cargo político en México.

Los medios dan cuenta de un antecedente de Jaime González. Conocido como "El Maicero", entre otras ocupaciones tenía un comercio de autos en la carretera que lleva a Ciudad Serdán desde Acatzingo. Justo ahí lo acribillaron a la manera corriente de matones en motocicletas que ejecutan y se dan a la fuga a plena luz del día. No era la primera vez que participaba en una elección: como candidato del PRI perdió la contienda por la alcaldía contra el partido Morena, que hoy lo cobijaba. Y no mucho más, salvo que del municipio de Acatzingo es el candidato Alejandro Armenta. No valen especulaciones.

Es un hecho, reconocido desde hace tiempo, la existencia de bandas criminales en la región de Tepeaca, Acatzingo y Palmar de Bravo, en el corredor central del estado de Puebla. Las ejecuciones ocurren todos los días en esa región; huachicol, secuestros, extorsión, derecho de  piso y asalto al transporte forman la cadena que sojuzga el día a día de los ciudadanos en  los últimos quince años. Algunos nombres célebres, como el  del Toñin en Quecholac y el  Bukanas hacia Esperanza en la frontera con Veracruz, son ejemplos de una emergencia delincuencial que no han logrado sofocar las autoridades. El crimen organizado, en todas sus variables, es hoy un poder fáctico decidido a tomar plazas cueste lo que le cueste y sin temor alguno a la acción de la fuerza pública. En la coyuntura de las elecciones al mejor postor es un hecho que el poder fáctico del crimen es un actor principal. Consignamos el hecho.