En un pueblo que se dice muy mágico realizan un festival de música y danza regional. Invitan a grupos de de danzantes de varios municipios de la región, muchos de ellos lejanos . Uno de los grupos de danza que viene de lejos lo traen en una camioneta de carga, de esas que muchas veces ocupan para cargar animales. Los danzantes salieron temprano de su pueblo. Llegan desvelados, cansados y seguramente algunos mareados por el viaje. Se visten y los ponen a danzar en la plaza de una zona arqueológica para deleite de los visitantes. Son las dos de la tarde y no han almorzado, nadie los atendió, nadie se preocupó por ellos, lo único que interesaba es que participaran.
En otro momento y en otra ciudad, algunos grupos de danzantes, artesanos y músicos son invitados a un festival. Los hospedan en un hotel y les ofrecen comida en un restaurante. _ Nos están dando puro pan, nosotros queremos tortillas, en nuestros pueblos estamos acostumbrados a comer tortillas_ se quejan durante su estancia. En vez de atenderlos, la organizadora del evento dice: _Entonces que coman tortillas y chiles en vinagre, ellos están acostumbrados a comer así.
Va a haber un evento importante a nivel nacional. Algunos representantes de las poblaciones indígenas han sido invitados para acudir. A pregunta expresa de la prensa al organizador del evento en el estado sobre ¿Cuál va a ser el papel de los indígenas en aquel evento? El funcionario estatal responde: _ Para dar colorido al lugar, para que se vean bonitos, ese va a ser su función, ¿cuál más?.
Ese es el concepto en que nos tienen muchos políticos y funcionarios, para ellos los miembros de los pueblos originarios no pensamos, no hablamos, no proponemos. Solo servimos para hacer bulto, para vernos bonitos y dar colorido al lugar.
Ojalá fuera ficción, pero es una realidad.