diciembre 6, 2025, Puebla, México

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Sobre la pobreza cultural y la deriva autoritaria de Armenta / Juan Carlos Canales


Sobre “ El amor, ese extraño objeto de manipulación” 
Salvo la confusión de términos psicoanalíticos en los que incurre, y haber escrito ”Lívido” en lugar de “Libido” , hay que reconocer la puntualidad y agudeza del artículo Ociel Mora, publicado hoy en e-consulta.
Sin embargo, cabe la duda si el propio gobernador poblano alcanzó a contemplar las resonancias que alcanzaría su slogan de campaña y después de gobierno, o  bien, se trata de una más de las muchas ocurrencias a las que Alejandro Armenta echa mano, sea para encontrar alguna forma de legitimidad, o distraer de los asuntos que no logra resolver en la entidad o, simplemente, del diseño corporativo  de alguna empresa de publicidad, homologando el tono local con el del lopezobradorismo.
Nada más alejado  de la esfera pública que el amor; yo mismo lo señalé, hace años, al  el surgimiento de la  “República amorosa” . “ A nadie se le puede obligar a amar un país, una ciudad, etc., pero sí a respetar sus leyes, apunté en esa ocasión. Este es el principio que rige la República de Platón, como Medea, de Euripides. Antígona deja ver el conflicto entre el orden sagrado y las leyes de la ciudad. Posiblemente, en el siglo XX, fue Paul Eluard , en su hermoso “Estado de sitio”, uno de los poetas que mejor nos deja ver la fractura entre la vida amorosa y la política; en el caso concreto del poema de Eluard, la guerra. 
Pero el slogan de gobierno de Alejandro Armenta es una muestra notable tanto de la pobreza cultural del ejecutivo, incapaz de comprender la separación radical entre la esfera pública y la esfera privada, como el principio que rige  la sociedad moderna, según Constant, así como de la deriva autoritaria por donde se desliza, constituyéndose en un poder pastoral con un matiz peligrosamente biopolitico que igual propone la castración química  que regaña y aconseja como un pastor a su grey.
II 
De la universidad 
Empiezo a recibir noticias de los resultados de la elección de hoy: en algunas unidades y entre estudiantes es claro el triunfo de César Cansino, lo que confirma el malestar imperante en la institución y que las propias autoridades no han querido ver. No bastó el voto corporativo, ni la cargada, ni las amenazas, ni haber puesto toda la estructura universitaria al servicio de la reelección de la actual rectora. 
No, no hay carro completo, ni se podrá defender un triunfo contundente, avasallador, lo que obligará a Lilia Cedillo a un ejercicio político distinto, si quiere evitar que el malestar siga creciendo y vuelva a estallar. Lilia Cedillo tendrá que reconocer la legitimidad de muchas de las demandas de la comunidad universitaria, hasta ahora incumplidas, empezando por la demanda de transparencia y todo lo que significa. La actual rectora tendrá que entender que dirige una institución plural, distinta a una familia, en la que sus miembros son hombres y mujeres inteligentes, críticos, y no niños de pecho ni corifeos . Juan Carlos Canales