diciembre 5, 2025, Puebla, México

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Periodismo narrativo: la búsqueda de la verdad / Misael Sánchez

En una era de inteligencia artificial y titulares diseñados para el clic fácil, el periodismo narrativo se resiste a la simplificación. No busca viralidad. Busca verdad.

En tiempos donde la información se consume como comida rápida, el periodismo narrativo se planta como un arte incómodo, lento, y profundamente necesario. No busca titulares fáciles ni frases de impacto. No se conforma con la epidermis de los hechos. Se mete debajo de la piel, escarba en las contradicciones, y obliga al lector a mirar lo que preferiría ignorar. El perfil periodístico, en este contexto, no es una semblanza amable ni una operación de relaciones públicas. Es una excavación. Una autopsia ética. Una forma de mirar al ser humano desde sus zonas más oscuras, sin anestesia ni adornos.

El perfil narrativo, cuando se ejerce con rigor, se convierte en una herramienta de interpretación radical. No se limita a contar quién es alguien. Se pregunta por qué lo es. Qué lo hizo así. Qué lo sostiene. Qué lo pudre. Qué lo redime, si algo lo redime. Y lo hace desde una mirada que combina la precisión del reportero con la sensibilidad del narrador. El resultado no es una biografía. Es una radiografía moral. Una crónica del alma.

En América Latina, donde la violencia organizada ha dejado cicatrices profundas, el periodismo narrativo ha encontrado en el perfil un género capaz de enfrentar lo inenarrable. Retratar a un asesino, a un torturador, a un narcotraficante, no es un ejercicio de morbo. Es una forma de entender el mal sin caer en el sensacionalismo. Es asumir que el horror no siempre tiene rostro monstruoso. Que muchas veces se esconde detrás de gestos cotidianos, de voces suaves, de rutinas familiares. Que el verdugo puede ser un vecino, un funcionario, un padre de familia. Y que entenderlo es el primer paso para no repetirlo.

El perfil narrativo exige una metodología que va más allá de la entrevista. Implica estar ahí. Ver. Oler. Escuchar. Caminar los pasillos del penal, entrar a la casa del victimario, hablar con sus enemigos, con sus cómplices, con sus víctimas. Implica construir una estructura narrativa que no solo informe, sino que revele. Que no solo describa, sino que interprete. Que no solo cuente, sino que incomode. Porque si el lector termina el texto sin una pregunta clavada en el pecho, el perfil ha fracasado.

La ética, en este tipo de periodismo, no es un accesorio. Es el eje. El periodista no puede ser un juez, pero tampoco un cómplice. Debe mostrar sin justificar. Comprender sin absolver. Y, sobre todo, debe asumir que cada palabra que escribe tiene consecuencias. Que cada adjetivo puede construir o destruir. Que cada silencio puede ser una forma de encubrimiento. Por eso, el perfil narrativo exige una responsabilidad que va más allá de la técnica. Exige una postura. Una conciencia. Una valentía.

En una era de inteligencia artificial y titulares diseñados para el clic fácil, el periodismo narrativo se resiste a la simplificación. No busca viralidad. Busca verdad. Y la verdad, cuando se trata de retratar el mal, no es cómoda ni rentable. Pero es urgente. Porque mientras los medios se llenan de perfiles de celebridades y políticos maquillados, hay historias que siguen esperando ser contadas. Historias que duelen. Que manchan. Que incomodan. Pero que explican. Y en esa explicación está la posibilidad de entendernos como sociedad. De reconocernos en nuestras sombras. De construir una memoria que no repita los errores del pasado.

El perfil narrativo, entonces, no es solo un género. Es una trinchera. Una forma de resistencia. Una apuesta por el periodismo que no se rinde ante la superficialidad. Que no se vende al espectáculo. Que no se calla ante el poder. Que se atreve a mirar al monstruo a los ojos y a contar lo que vio. Aunque duela. Aunque incomode. Aunque nadie lo haya pedido.

Porque hay cosas que deben ser contadas. Y el periodismo narrativo está allí para contarlas. Con precisión. Con profundidad. Con coraje.

Redacción de Misael Sánchez / Reportero de Agencia Oaxaca Mx