La matanza de Cholula es una es uno de los hechos históricos más documentados en relación a la Conquista española de México acontecida de 1519 y 1521. Existen diversas crónicas coloniales y pictografías de tlacuilos indígenas, mismas que hemos tomado de referencia para escribir un artículo anterior. En esta ocasión presentaré de manera breve un documento dividido en tres partes, el primero Cholula antes de la Matanza, un breve resumen de la Matanza de Cholula desde la mirada indígena, finalmente Cholula después de la Matanza. En la primera parte del documento, escribimos sobre Cholula antes de la Matanza y Conquista española, desde dos aspectos, por una parte, de acuerdo a datos históricos y por la otra a través de la leyenda.
Desde el punto de vista histórico, la ciudad de Cholula es una de las más antiguas y prestigiosas de Mesoamérica. Era considerada por los pueblos nahuas, otomíes, popolocas y mixtecos del centro y sur de México en la época posclásica (900-1521 d.C.) como un inmenso santuario al cual acudían mercaderes, sacerdotes y gobernantes con la intención de intercambiar mercancías y conocimientos y con el fin de establecer alianzas o legitimar su poder político. Aunque la ciudad era mucho más antigua y sus orígenes pueden ser rastreados arqueológicamente hasta el período clásico (100-900 d.C.), Cholula representaba en el imaginario mesoamericano del posclásico, una urbe prototípica, heredera de Tula e irradiadora de la cultura tolteca fundada por el gobernante-sacerdote Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. Documentos históricos mencionan a Cholula como una ciudad sagrada, de religiosidad, un centro ceremonial y de peregrinación en Mesoamérica, conocido como “Ciudad de Quetzalcóatl”; un lugar donde se iniciaban sacerdotes de diversas culturas, la ciudad era conocida por su gran poderío e influencia regional con líderes de diversas poblaciones que llegaban a ella para ser reconocidos por los sacerdotes principales.

La población basaba su economía en el comercio, la alfarería, las artesanías, la producción textil de calidad, con técnicas muy avanzadas. Se identificaba por una Gran Pirámide o templo conocido como Tlachihualtepetl, el más grande de Mesoamérica en cuanto altura y tamaño, una estructura construida durante un largo período, que albergaba numerosos templos y basamentos ceremoniales en toda la ciudad. Así mismo la ciudad contaba con una población multiétnica o habitada por diversos grupos culturales y lingüísticos, lo que refleja su importancia como un gran centro de poder en Mesoamérica. Hernán Cortes a su llegada menciona en su Segunda Carta relación, “esta ciudad de Churultecal está asentada en un llano y tiene hasta veinte mil casas dentro, en el cuerpo de la ciudad y tiene de arrabales otras tantas”.
En crónicas del período colonial temprano, como la Historia tolteca-chichimeca, se menciona la llegada de toltecas que huyeron de Tula después de su caída; posteriormente después de una larga migración, se establecen en el Tlachihualtépetl. La ciudad estaba gobernada por los olmecas xicalancas, un grupo cultural muy antiguo, quienes en la primera mitad del posclásico (900-1200 d.C.) los olmecas xicalancas se extendían desde las costas de Veracruz y Tabasco de donde tomaron su nombres de olmecas, “hombres del hule”, y xicalancas, “hombres de Xicalanco”, una de las culturas y emporios más importantes de Mesoamérica, estableciendo un inmenso poder, por lo que los toltecas se sometieron, hasta que decidieron pedir ayuda de los chichimecas procedentes de la región norteña y semidesértica de Tula, de la cual habían huido. Los toltecas en alianza con los chichimecas se apoderaron del Tlachihuatepetl, dando el nombre de Cholula, para convertir a la ciudad de Quetzalcóatl por varios siglos la ciudad en el impresionante santuario que vieron los españoles en 1519.
En segundo término, Cholula antes de la Matanza, de acuerdo a la leyenda. En las leyendas de Cholula los pobladores contaban que la pirámide era un inmenso tzacualli, “repositorio” o “tlalocan”, “morada de Tláloc”, lleno de riquezas acuáticas, porque existía el peligro de que esas riquezas acuáticas que se encontraban almacenadas inundarían la ciudad y sus alrededores estancando el agua contenida en el cerro. Como último recurso ante un ataque de enemigos, los cholultecas abrirían una grieta de la pirámide y la ciudad se inundaría, para anegar a los agresores en un diluvio. Por lo que en la época prehispánica nadie se atrevía a atacar la ciudad por ser sagrada, representar un lugar de intercambio y un cruce de culturas, así mismo por ser centro difusor de la cultura tolteca en Mesoamérica, es decir, un centro de sabiduría y legado cultural de los toltecas, una cultura de civilización y grandeza. Contemplando el conocimiento del mundo hasta la expresión artística, la filosofía, organización social, destreza para el arte, la escritura, la música, el comercio y la astronomía, con la finalidad de alcanzar la integridad y armonía con uno mismo y las deidades
Por estas razones los mexicas, quienes encabezaban la Triple Alianza, no planeaban avasallar a Cholula, destruir sus templos, robarse sus dioses e imponerle tributo, tal como lo hacían con las ciudades vecinas de Huejotzingo y Tlaxcala. Por esta razón es que ocurrió la cruel Matanza de Cholula, perpetrada por las huestes de Cortés y sus aliados indígenas de Cempoala y Tlaxcala; representó un acto inaudito, cuya gravedad fue percibida por los cuatro rincones de Mesoamérica y que infundió a los mexicas en particular en su jefe Motezuma un temor que los convenció de la necesidad de negociar con los españoles y les hizo ver la imposibilidad de aniquilar fácilmente a los invasores, acompañados de un sinnúmero de indígenas rebeldes.
