diciembre 19, 2025, Puebla, México

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Por qué defendemos a Rodolfo Ruiz / Juan Carlos Canales

Y algunas observaciones sobre Hamlet

Diario de trabajo, 17 de Dic, 21. 00 Hs.

I

Después de unos días de intensa actividad, por fin , la tarde de hoy pude recuperar mi ritmo de vida . Por un buen rato estuve viendo televisión con mi nieto, acurrucados el uno contra el otro, abrigándonos mutuamente del creciente frío. Luego volví a Hamlet un par de horas. Lo he comentado aquí: soy un lector pendular: voy de un contemporáneo a un clásico, cuando no los leo simultáneamente. Junto a Hamlet “La provincia del hombre”, de Canetti, un libro singular, enigmático , por momentos, oscuro, paradójico , como lo son casi todos los libros de aforismos, aunque el propio Canetti haya preferidos hablar del libro como un libro de notas. Pese al amplio radio que abarca, hay temas constantes, el de la guerra, el exilio, el mundo animal, la condición judía, y uno en particular, el interés por el fenómeno sagrado y la voluntad de Canetti por empaparse de él, aunque su condición de hombre racional y naturalista le impidan la experiencia mística

Hace un par de semanas, leí la “ Melancolía de la resistencia” y lo reseñé para Praxis Psicoanalítica; a propuesta mía, el próximo sábado, vamos a hablar de Macbeth en ese mismo espacio. Una las indagaciones más serias sobre la condición del poder.Pero regreso a hacer algunas anotaciones sobre Hamlet. Prescindo de cualquier referencia a Lacan y la lectura que hace de la obra en “El deseo y su interpretación” ( no recuerdo el número del seminario ) pero sin duda, mi lectura está influenciada por él y por la de Starobinski, cuyos libros no he cambiado a la nueva biblioteca.

Observaciones:

1. El padre, como tal, el rey Hamlet, nunca aparece. Aparece su fantasma; es decir, un signo que está en lugar de otra cosa ( la relación presencia – Ausencio de todo signo) y, esa ausencia, es la que verdaderamente desencadena la historia. El Edipo del príncipe es subsidiario de esa relación fantasmática.

2. El delirio de Hamlet es, en primera instancia, producto de su amor por Ofelia ( bien decía Freud que nada mejor para iluminar la psicosis que el amor o, para ser precisos, que el amor es lo más próximo a la psicosis ), pero lo que verdaderamente pone en juego esa locura es el deseo del padre. Es el deseo del padre, del que no se puede apartar Hamlet lo que lo vuelve loco. De todas maneras, la carta de Hamlet a Ofelia no deja de ser una hermosa declaración de amor. Y como toda carta de amor, ridícula ( Pessoa).

3. Es singular la concepción de Polonio sobre la locura de Hamlet, típica del Renacimiento ( véase Foucault), no como enfermedad sino como,defecto. Aún así,tampoco exenta de un método. Como en Erasmo y Cervantes, en Shakespeare, la locura es otra forma de conocimiento. No una enfermedad.

II

Desayuno con Enrique Cardenas, Alejandro Guillén y Othon Osorio, todos exmiembros de SUMAMOS. Una plática entrañable, íntima, sobre temas que nunca habíamos abordado como amigos. Sigo creyendo que Enrique fue la mejor opción que tuvo Puebla para la gubernatura y, también, que ha sido, con mucho, el mejor rector en toda la historia de la UDLA. Lástima que Mary no llegó al desayuno.

III

Mucha gente se preguntará por qué varios académicos e intelectuales hemos salido a una defensa tan frontal de Rodolfo Ruiz y e- consulta. La respuesta para nosotros es obvia, pero no así para mucha gente: no solo defendemos a Rodolfo como persona; defendemos su trabajo periodístico. Defendemos su voluntad profesional para informar, con datos objetivos, del acontecer político en Puebla. Defendemos un medio que ha dado cabida a una pluralidad de plumas. Defendemos nuestros más elementales derechos humanos y, entre ellos, el de la libre expresión.Defendemos la obligación del gobierno a tratarnos con respeto. Lo que está en juego es nuestra dignidad de ciudadanos. Defendemos que la justicia se imparta de acuerdo a un proceso debido y no se use como garrote político. Defendemos los más elementales principios democráticos como la separación de poderes, la rendición de cuentas, una opinión pública fuerte. Defendemos nuestro derecho a opinar sin el temor de ser aplastados por una maquinaria gubernamental sostenida en el terror. Defendemos algo,

tan simple, como necesario.: ponerle un límite al poder. Sujetarlo a ley y no permitir que se convierta en la ley. Algo que en un país democrático no estaría sujeto a discusión. Juan Carlos Canales