Hay razones de sobra para el pesimismo, pero también optimismo en la voluntad de más y más personas. Algunas de ellas pasarán a la acción por un mundo mejor que el de hoy que es, por cierto, mejor que el del pasado
Ha sido el año de Trump. En todo el mundo ha modificado las agendas mediáticas y políticas. Algunas de sus medidas transparentan una estrategia que pretende favorecer no la mitad de sus ciudadanos, sino a los más poderosos; pero en otras no se percibe estrategia alguna. Parece que toma algunas decisiones como si dijera “porque quiero, porque puedo y porque no te tengo miedo”. Es cierto. Pero, al mismo tiempo, son inocultables las fallas de varios de sus planes, su popularidad va en declive y hay datos que anuncian que tendrá dificultades para refrendar su mayoría en el congreso en las elecciones intermedias.
La guerra de Gaza no termina. Parece, en efecto, infinita. Hay un supuesto alto el fuego tan malo que desde su vigencia se pueden contar decenas de muertos (muchos de ellos, niños) por el ejército israelí. Sí, pero hay importantes -en número y en influencia- voces de judíos que reprueban las acciones de su gobierno, llevan con ingentes trabajos ayuda humanitaria y levantan la voz por el respeto a los derechos de las personas; el propio Netanyahu está en situación de búsqueda y captura por presuntos delitos contra la humanidad. Ninguna de ellas disculpa o favorece a Hamás.
La guerra de Rusia contra Ucrania parece entrampada y no se ve cómo esta nación pueda conservar el territorio que poseía antes de ella. Al mismo tiempo, ha revelado debilidades cruciales en la Unión Europea y la veleidad del gobierno de Estados Unidos. Sí, pero ha hecho consciente a Europa de esas debilidades y la ha re-acercado al Reino Unido.
En el Ecuador fue asesinado el senador Miguel Uribe, candidato puntero en la lid por la presidencia, mientras que, en México, fue liquidado el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, mientras se encontraba rodeado de sus conciudadanos y de su propia familia. Todo parece indicar que el CJNG está atrás del magnicidio. Ello resuena, pero se suma a los más de 50 homicidios diarios y varias decenas de desaparecidos (algunos de ellos son, necesariamente, también asesinados). ¡Qué cotidianidad! El poder y la violencia con que opera esta organización y su control sobre amplias de zonas del territorio nacional -con mayor poder local que el propio Estado- mueven al desaliento. Pero es notable el afán de controlar la situación por parte del gobierno de Sheinbaum, tarea que ni de lejos ha alcanzado, pero que parece más efectiva que la permisividad sostenida por su antecesor y padre político quien, además, se afanaba en minar la legitimidad de la violencia legal mientras canonizaba la delincuencial.
En todo el mundo ha avanzado la derecha en los mandos políticos. No debería ser preocupación para nadie. El problema es el avance del autoritarismo, de izquierda y de derecha y la popularidad creciente de la ultraderecha. Podemos observar que algunas conquistas en los derechos de mayorías y, en especial, de minorías, no eran para siempre; se han revelado reversibles. Pero ningún gobernante autoritario se confiesa antidemocrático, aunque lo sea. Ello quiere decir que para la mayoría de la gente la democracia es un valor indiscutible. Los valores democráticos volverán por sus fueros, aunque cuesten una reconquista y aunque tarden.
Murió el papa Francisco, quien mostraba un afán claro de modernizar a la iglesia católica para acercarla más a la problemática del mundo actual. Ha sido reemplazado por un cardenal estadounidense, sí, pero también peruano. El estilo ya se revela notablemente diferente; la línea está por verse, pues el León XIV no muestra prisa ninguna.
Antonio Gramsci, el socialista italiano de la primera mitad del siglo pasado, hizo suya la frase del escritor francés Roman Rolland (1866-1944) “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”, y escribió sobre ella mientras sufría prisión por parte del gobierno de Musolini.
Hay razones de sobra para el pesimismo, pero también optimismo en la voluntad de más y más personas. Algunas de ellas pasarán a la acción por un mundo mejor que el de hoy que es, por cierto, mejor que el del pasado.
Las fiestas de fin de año se prestan para el recuento y la expresión de los mejores sentimientos. ¡Feliz Navidad!
Luis Alberto Fernández
diciembre de 2025