diciembre 30, 2025, Puebla, México

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El cumpleaños 2025 de Cristo / Julio Broca

¿Qué odian los que asesinaron a Cristo de él? ¿Qué odió el fariseo, el mercader del templo ávido de dinero y el hegemón italiano ávido de poder del humilde Cristo? Odiaron el golpe de muerte que Cristo asestó a la complejidad de las leyes, o como dirían en mi barrio, déjense de tonterías y hagámoslo simple: ama al otro como a ti mismo, todo lo demás, es vanidad

Se supone que hoy es el cumpleaños 2025 de Cristo. No entraré en debates calendáricos. Siempre les hablo de mi abuela Mimí. Fue ella la que me dijo que Cristo no desapareció durante su adolescencia, sino que se fue a estudiar a Alejandría y aprendió de los Sacerdotes egipcios. Yo, niño obnubilado que llegó a ver el aura sobre la coronilla del cura que nos daba misa. Estudié en la primaria de la orden de las Madres Mercedarias “Fray Juan de Zumárraga”. Pues esa aura, ese caminar por las aguas que todo niño que estudia en escuelas católicas desde el kínder sabe de memoria, de pronto mi abuela lo trocó, no en milagro sino en saber.

Un siglo antes de que él naciera se le pidió a Hillel el Viejo que resumiera la Torá (Pentateuco para los cristianos) y su resumen fue este: “Lo que es malo para ti, no se lo hagas a tu prójimo. Así se resume la Torá y lo demás es solo un comentario.” Sin entrar en exégesis quiero decir que Hillel está eligiendo algo del conocimiento judaico, o dirían los cristianos, del Antiguo Testamento, y elige lo que le parece esencial. Eso mismo elegirá Cristo: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ambos, me atrevo a decir, se remiten al Levítico (tercer libro del Pentateuco). El punto de este texto es destacar que este principio ético no es único de lo que en términos generales podemos llamar “La Biblia”. ¿Por qué es importante? Porque demuestra el punto de mi abuela: Cristo fue a estudiar, tal como Hillel estudió para decir lo que dijo. La iluminación es entre otras cosas, estudio. Por eso me gusta el término Iluminación Profana de Walter Benjamin, porque nos dice que el profano, tú y yo, seres comunes podemos tener conocimiento y comprender muchas cosas, pero la más desafiante de todas es esta: amar a tu prójimo como a tí mismo.

¿Quién es el otro a la luz de los genocidios?

¿Qué odian los que asesinaron a Cristo de él? ¿Qué odió el fariseo, el mercader del templo ávido de dinero y el hegemón italiano ávido de poder del humilde Cristo? Odiaron el golpe de muerte que Cristo asestó a la complejidad de las leyes, o como dirían en mi barrio, déjense de tonterías y hagámoslo simple: ama al otro como a ti mismo, todo lo demás, es vanidad. El gran debate a la luz de todo genocidio es ¿a qué y a quién considera Cristo como el, o la, otra y otro? A cualquiera. Para Pilatos, el hegemón italiano el mundo se dividía entre romanos y resto del mundo, para Caifás se dividía entre judíos y no judíos. Cristo caía en el doble rasero de no ser romano, no ser judío. Qué mala pata.

Alejandría, conocimiento antiguo y ciencia de la iluminación

Entonces mi abuela me recomendó leer y me quedó claro que Cristo fue un estudioso. Que al estar en Alejandría tuvo acceso a un conocimiento me atrevo a decir más vasto que el que hoy puede presumir cualquier universidad. No romantizo el pasado, créanme, lo que hemos hecho hasta hoy es reformular lo formulado, lo sepamos o no. Recomiendo para quien quiera zanjar este tema la lectura de Srila Prabhupada, especialmente su texto “Camino a la autorrealización”, en el que plantea que quien sabe no necesita creer, y que la iluminación es una ciencia y como ciencia tiene método y rigor.

Éticas de la reciprocidad en diversas culturas y tiempos

Ahora quiero revisitar algunos momentos culturales donde el principio ético ponderado por Cristo aparece en diferentes culturas y tiempos. En la India védica, los Upanishads, compuestos aproximadamente entre los siglos VIII y VI a. C., expresan una comprensión de la alteridad basada en la identidad última de todos los seres. En la Chāndogya Upanishad se formula la célebre expresión “tat tvam asi” —“eso eres tú”— (6.8.7), afirmación que identifica al sí mismo (ātman) con el principio absoluto (brahman) (Olivelle, 1998). También la China clásica del siglo V a. C. articula una ética de la reciprocidad en los Analectas de Confucio, donde se afirma: “Lo que no deseas para ti, no se lo hagas a otros” (Analectas 15.23; Confucius, 2003). Lao-Tsé en el Tao Te Ching nos dice “A los buenos, los trato con bondad; a los no buenos, también los trato con bondad. Así surge la bondad.” Este me parece más desafiante que Cristo pero nos remite a su “poner la otra mejilla”. No entraré en este debate por el momento. En el ámbito grecolatino, Tito Maccio Plauto ofrece, hacia el siglo II a. C., en su comedia Asinaria afirma: “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit”, es decir, “el hombre es lobo para el hombre, no hombre, cuando no sabe cómo es el otro” (Plautus, Asinaria, v. 495; Plautus, 1916). Tampoco desarrollaré por qué Hobbes hizo de esa frase una porquería.

En la tradición bíblica hebrea, en el Levítico, texto del que ya he hablado y cuya redacción se sitúa entre los siglos VI y V a. C., se establece: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18; Biblia de Jerusalén, 1994). En el cristianismo primitivo, como pudimos ver ya con claridad, este mandamiento es retomado y centralizado por Jesús, quien lo cita explícitamente en los Evangelios sinópticos (Mateo 22:39) y lo radicaliza en el Evangelio de Juan al reformularlo como: “Que os améis unos a otros como yo os he amado” (Juan 13:34; Biblia de Jerusalén, 1994).

Finalmente, no quiero dejar fuera en una formulación contemporánea inspirada en cosmovisiones mesoamericanas, el principio maya conocido como In Lak’ech —“yo soy otro tú”— expresa de manera sintética una ética relacional basada en la identidad y la reciprocidad. Faltaría hablar de Emmanuel Levinas y su concepto de alteridad y rostro que se resumiría en el “quitarse el pan de la boca para dárselo al hambriento”, como una formulación nacida después de la segunda guerra mundial. O el famoso ¿Jas ta aya wa k’ujoli? tojolabal “cómo está tu corazón” y el hecho notado por los hermanos Leskendorf de que en este idioma no se basa en la primera persona del singular sino en el “nosotros”.

Dejaré para otro momento lo que en realidad sí puedo considerar mi especialidad y es la noción de otredad de Levinás. Solo la dejo acotada: “quitarte el pan de la boca para dárselo al hambriento”. En mis estudios esto es el fundamento de lo que John Holloway ha ponderado como una “Teoría de la rebelión”. Para otro momento.

El desafío contemporáneo: la ayuda desinteresada

Mi punto con este breve recorrido es que hoy, en el cumpleaños 2025 de Cristo, quiero insistir que el gran desafío sigue siendo amar al otro como a ti mismo y sobre todo, y cierro con esto mi crítica a los problemas contemporáneos, que ese “otro” no es selectivo, no es como el nepotismo indica, tu esposa o tu hijo, o como el sectarismo indica tu mejor amigo o tu cuate de corruptelas, de pedas o de prostíbulo, no, el otro es ese desconocido que te necesita y al que ayudarás…

Feliz cumpleaños Cristo

Feliz cumpleaños Cristo. Ya en 2026 conmemoraremos tu triste asesinato, pero llevamos más de dos mil años tomando distancia de aquello y aquellos que te crucificaron. No solo nos enseñaste que lo más importante es amar al otro como a uno mismo sino tomar distancia de los Pilatos, Caifáses y Judas. Bien lo decía un gran pensador alemán, la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Y de toda farsa solo nos puede librar el conocimiento histórico.



BIBLIOGRAFÍA

Benjamin, W. (2008). Iluminaciones (J. Navarro, Trad.). Madrid: Taurus. (Trabajo original publicado en 1955).
Biblia de Jerusalén. (1994). Bilbao: Desclée de Brouwer.
Broca, J. (2023). La rebelión popular-magisterial de Oaxaca, 2006. Puebla, México: Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, BUAP.
Confucio. (2003). Analects (E. Slingerland, Trans.). Indianapolis: Hackett.
Hillel el Viejo. (s. I a. C.). Talmud de Babilonia, Shabbat 31a.
Lao-Tsé. (2006). Tao Te Ching (I. Preciado, Trad.). Madrid: Trotta.
Marx, K. (2003). El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Madrid: Alianza. (Trabajo original publicado en 1852).
Olivelle, P. (1998). The Early Upanishads. Oxford: Oxford University Press.
Plautus. (1916). Asinaria. Cambridge, MA: Harvard University Press.
Prabhupāda, A. C. Bhaktivedanta Swami. (1983). Camino a la autorrealización. México: BBT.