Hace unos días transitando por una de las avenidas de la ciudad de Puebla me detuve en un semáforo y vi a un hombre pidiendo dinero a los automovilistas por el hecho de haber llenado de pavimento los baches de aquel crucero. Ahora resulta que parte de la economía informal es cumplir una función que se supone debe realizar el Ayuntamiento de esta ciudad. Recordé aquel ya lejano octubre-noviembre de 2018, cuando Claudia Rivera Vivanco estaba iniciando su gestión municipal. Pudimos reunirnos con ella algunos de los integrantes del Consejo Consultivo de Morena que había elaborado el proyecto de gobierno que se le entregó como propuesta para su gestión 2018-2021. Tan pronto como aquella fecha ya había comenzado el fuego enemigo en los medios de comunicación poblanos por las supuestas o reales deficiencias de su gestión.
Preocupado por el temprano desgaste de la gestión de quien considerábamos la servidora pública de primer nivel en la entidad que realmente emanaba del sentir de las bases poblanas, me permití sugerirle que atendiera lo más pronto posible ese problema. Como ahora, pensaba que en política la percepción es más importante que la realidad.
Me inquietaba que Claudia tenía varios fuegos: el que provocaba la misoginia inevitable y el que provenía de la derecha que había sido derrotada al calor del tsunami López Obrador. Posteriormente en 2019, Claudia y su gestión se vio sometida al fuego amigo que provenía del gobierno de la entidad que pasaba la factura por la tibieza que desde su perspectiva mostró Claudia, en el contexto de la feroz campaña que desató contra nosotros la maquinaria de Moreno Valle. En todo caso lo que ahora me interesa destacar es que Claudia enfrentó una implacable campaña mediática por un tema que nos sigue afectado a los vecinos de la capital de la entidad: la innumerable cantidad de baches que han convertido desde hace años un paisaje lunar a nuestra ciudad.
Particularmente el PAN fue beligerante en dicha campaña y bautizó a la gestión de Claudia como “el peor bache de Puebla”. Según las fuentes que he consultado el ataque mediático contra Claudia ha sido el más intenso dentro de las tres últimas administraciones municipales de Puebla. Más intenso que el que enfrentó Eduardo Rivera Pérez en su segunda gestión municipal (2021-2023. Debería haber sido intenso el ataque porque en la campaña electoral que lo llevó a su primer período (2011-1013), el panista hizo del bacheo o pavimentación de mil calles uno de los ejes fundamentales de su propaganda electoral. Al final de la segunda gestión de Rivera Pérez la ciudad ya era un desastre y no hubo ningún cambio con su sucesor interino Adán Domínguez Sánchez. No obstante, entre los tres presidentes municipales electos, Rivera Pérez es el que menos ataques recibió siendo Claudia Rivera la más vapuleada.
La última gestión panista dejó a las calles de la ciudad en una situación lamentable. Se esperaría que el nuevo presidente municipal, José Chedraui como político avezado, pondría un real interés en resolver el problema. Como buen político Chedraui debe saber que en encuestas nacionales que en 2024 escuché en las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, se decía que la ciudadanía consideraba el asunto de los baches el problema más notable de los que aquejaban a México (sic). Sin embargo, a ocho meses y medio de la gestión municipal actual, la ciudad sigue sin observar cambios notables. Pese a que la gestión última e incompleta de Rivera Pérez no fue de ninguna manera encomiable por la solución del problema, ni mucho menos la efímera y olvidable gestión de Domínguez Sánchez, hoy vemos que la oposición panista (con voceros notables como Genoveva Huerta y Mario Riestra) como lo hizo con Claudia, es enjundiosa en el señalamiento de la irresuelta situación de los baches en Puebla. Aun así, acaso porque ni siquiera ha cumplido un año en el cargo, Chedraui no ha sido atacado en el nivel que se observó con Claudia, aunque el ataque ha sido más elevado que con Rivera Pérez.
¿Es el problema de los baches un problema esencial en una gestión edilicia? El sentido común me indica que no. Hay problemas más apremiantes como el suministro de agua, el alumbrado y transporte público, el alcantarillado, el congestionamiento vial, la seguridad pública, los vendedores ambulantes etc., Pero el asunto de los baches es algo inevitablemente ligado al problema cardinal de la lucha política: la percepción. Sigo pensando hoy lo mismo que pensaba en octubre-noviembre de 2018: si el alcalde Chedraui sigue sin resolver el paisaje lunar en la ciudad, su imagen de ineficiencia crecerá indefectiblemente.
(Imagen de portadilla tomada de Poblanerías)
