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24 Abril 2024, Puebla, México.

Crónicas de Guerra  2.  El combate del Camarón: 30 de abril de 1863

Cultura | Crónica | 30.ABR.2021

Crónicas de Guerra 2. El combate del Camarón: 30 de abril de 1863

Antecedentes

Charles Ferdinand Latrille Conde de Lorencez, fue derrotado el 5 de mayo de 1862 por un ejército muy inferior al que él comandaba en términos de tecnología de guerra y experiencia militar, pero superior en patriotismo, coraje y ansia de triunfo. El general Ignacio Zaragoza que ese día se convirtió en el gran héroe mexicano y el tormento moral de los franceses, murió en septiembre de ese mismo año a causa del tifo, enfermedad que contrajo al visitar a sus soldados heridos en las enfermerías de campaña.

Los franceses derrotados en los fuertes de Loreto y Guadalupe permanecieron en Orizaba hasta la llegada de refuerzos, para febrero de 1863 eran 5 veces más soldados que los vencidos en Puebla, en total rebasaban los treinta mil efectivos. Napoleón III, humillado por los mexicanos, preparó un nuevo ataque. El encargado de la revancha fue el mariscal Frederic Forey que reclutó a lo mejor del ejército francés para viajar y combatir en México. Entre los soldados más destacados y mejor entrenados para la guerra seleccionados para esta expedición estaba el afamado Regimiento Extranjero que con el tiempo, pasó a convertirse en la Legión Extranjera. Esta campaña era la venganza del humillado ejército galo. Me referiré a los integrantes del Regimiento Extranjero (RE) como los legionarios. 

 

 

Preparativos legionarios para la invasión

 

El 15 de agosto de 1862 se celebraba el onomástico del emperador que por decreto del 15 de febrero de 1852 la fiesta de san Napoleón era ese día, el de la Asunción a los cielos de María Santísima. En el amplio salón en el que el Regimiento Extranjero celebraría a su emperador, se habían colgado pendones con los nombres de las batallas más importantes para ellos. Habían colgado un pendón en blanco. Cuando el coronel Mathieu Butet, comandante del RE preguntó por qué ese pendón en blanco, la respuesta fue: “está reservado para la campaña de México”.

Durante la comida, llegó la noticia de que el RE no estaba contemplado para la expedición a ese país de América, los enviados serían los zuavos que se encontraban estacionados en Orán, esta novedad causó enojo y decepción entre todos los legionarios.

La indignación alcanzó tal nivel que, violando todos los protocolos y cayendo incluso en un acto que podía ser considerado como una insubordinación, el coronel Butet, a nombre de todo el regimiento envió al emperador la petición de ser considerados como parte del contingente que viajaría a México.

El emperador, complacido por el coraje y arrojo del RE no los consideró sublevados, autorizó su inclusión en la “expedition du Mexique” y de inmediato se iniciaron los preparativos para participar en la invasión gala a tierras de Anáhuac.

El 19 de enero de 1863 asumió la comandancia del RE el coronel Pierre Jeanningros, organizó dos batallones de 7 compañías cada uno, su plana mayor y la banda de guerra, en poco tiempo el RE estaba listo para salir hacia México.

 El desembarque en Veracruz se realizó el 28 de marzo y, sabedores del peligro que corría su salud por las enfermedades tropicales, de inmediato se movilizaron tierra adentro. Para el 1de abril el 1er batallón se estaba estableciendo en la Tejería. El segundo batallón se repartió entre la Tejería y la Soledad a 42 km del puerto. En ese punto estableció su comandancia el teniente coronel Giraud, tenía bajo su mando esos dos batallones.

El primer batallón avanzó por la ruta a Puebla y ocupó tanto Paso del Macho como el cerro del Chiquihuite, el coronel Jeanningros se estableció en Atoyac.

Entre el 18 y 20 de abril el RE se enfrenta a las guerrillas del alcalde de Jamapa, Antonio Díaz, Munier con la compañía del capitán Dubosq y un pelotón de un mercenario mexicano traidor llamado “El Negro Figueroa” ataca a los guerrilleros de Díaz, el alcalde muere a manos del teniente Milson. Los guerrilleros huyen en desbandada.

Batalla del Camarón

El RE y todas las unidades francesas, a pesar de las precauciones tomadas, se encontraban diezmadas por el vómito negro (fiebre amarilla), el tifo, la disentería y otras enfermedades tropicales. La mañana del 30 de abril, la tercera compañía del RE formada por 3 oficiales: el capitán Danjou y los subtenientes Vilain y Maudet con tan solo 62 legionarios de los más de cien que conformaban esa compañía, toman el camino hacia Puebla. Su misión es la de proteger un convoy de armas, municiones y tres millones de francos en oro, la paga de los soldados que están sitiando la capital angelopolitana.

Los espías mexicanos se enteran del envío y trasmiten el mensaje al coronel Francisco de Paula Milán. De inmediato, éste organiza la infantería, gente de la Guardia Nacional y 800 hombres de caballería, entre irregulares y lanceros, los conocidos como “los chinacos”. Los hombres mejor armados de Milán contaban con rifles de repetición Remington y Winchester, algunos con revólveres Colt; el resto, machetes y lanzas.

El capitán Jean Danjou al frente de su compañía sale de Palo Verde la noche del día 29 para hacer un reconocimiento al amanecer del día 30 por la ruta de Soledad. Danjou, Vilain y Maudet eran veteranos de la Guerra de Crimea y las campañas de Italia contra los austriacos. El capitán Danjou tenía 35 años; en 1853, siendo teniente perdió una mano en la Guerra de Crimea, se cubrió de gloria en el asalto a Sebastopol y ahí fue ascendido a capitán. También se distinguió en las sangrientas batallas de Solferino y Magenta en 1859 las cuales fueron tan trágicas que dieron lugar a la creación de la Cruz Roja.

Entre los soldados de Danjou destacaban el sargento belga Jean Germys, condecorado en Crimea; lo mismo el cabo André Pinzinger, de Bavaria; el sargento Maine, francés quien fue uno de los que plantaron la bandera francesa sobre la cúpula de la Torre Malakoff en Crimea, por este acto fue nombrado "Caballero de la Legión de Honor".

Tras la marcha nocturna y siguiendo lo planeado, llegan al amanecer a la aldea de Camarón (o Camerone para los franceses) que formaba parte de lo que era la "Hacienda de la Trinidad” abandonada por la guerra. Se dividen en dos columnas para hacer un reconocimiento, avanzan un poco y se detienen para preparar y tomar el café de la mañana, de pronto descubren una polvareda cerca de Camarón, eran las guerrillas mexicanas y se dirigían hacia ellos. De inmediato regresan a esa aldea, es ahí donde reciben los primeros disparos de los francotiradores mexicanos. Como no pudieron tomar el café que estaban preparando cuando apareció la caballería mexicana, no habían podido calmar la sed, buscan agua infructuosamente. El tremendo calor y la dura marcha les había dejado sedientos y sin una gota de agua.

 Los "Lanceros de Orizaba" del coronel Milán y comandados por Joaquín Jiménez rodean a los legionarios que se encuentran dentro de la raquítica construcción de Camarón. La compañía de legionarios forma en cuadro para hacer frente a los lanceros, y colocan las mulas en el centro; éstas se espantan con el ruido de los disparos y se escapan llevándose las provisiones y las municiones extra.

 

 

Los legionarios están totalmente rodeados, Jiménez ordena a sus lanceros cargar, los legionarios disparan certeras descargas de fusilería al grito de "Viva el Emperador”. Danjou se parapeta tras un pequeño muro. Esperaba que los granaderos del capitán Saussier que se encontraba en Paso del Macho escucharan los disparos y acudieran en su ayuda. Ordena replegarse para refugiarse en la parte más protegida de la maltrecha hacienda antes de que una nueva carga acabe con sus legionarios, hasta ese momento ha perdido 16 hombres.  

Una vez en la hacienda, Danjou ordena al sargento Morziki subir al techo para vigilar al enemigo, éste le comunica a su comandante que están rodeados de miles de enemigos, además de Milán hay cientos de guerrilleros y se les han sumado tropas irregulares.

Los legionarios combaten el calor y la falta de agua con una única botella de vino. El sargento Morziki desde su puesto en el techo, comunica al emisario enviado por Milán que no se rendirán jamás.

Danjou es abatido a las 11:00 horas recibiendo un certero disparo en el pecho. Los legionarios escuchan toques de corneta, creen que son los granaderos de Saussier que vienen en su auxilio, pero es una nueva columna de infantería mexicana.

A las 14:00 horas el teniente Vilain que había tomado el mando de los legionarios es abatido. Maudet asume el mando y los legionarios siguen combatiendo como demonios furiosos.

 

 

El coronel Milán decidió asfixiarlos con humo. Ya solo quedan Maudet y dieciséis hombres. Milán envía una nueva oferta de rendición a la que los legionarios no contestan. Ya sin municiones reciben un ataque que rechazan a bayoneta. Uno a uno van cayendo.

 

A las 18:00 horas solo quedan seis legionarios en condiciones de combatir, los cabos Maine y Berg y los soldados Constantin, Leonard y Wensel más el comandante Maudet quien ordena cargar a bayoneta para morir como valientes.

Gritando vivas a Francia y al Emperador los 6 supervivientes cargan, pero dos son acribillados a tiros por los mexicanos.  Maudet cae herido y a su lado mueren esos dos soldados, los tres restantes son arrinconados, están desarmados, ya indefensos y tras un breve diálogo, se rinden ante el coronel mexicano Ángel Lucio Cambas bajo la                             promesa de que se les respetará la vida y sus heridos serán atendidos.

Al final quedaron 24 legionarios vivos de los cuales 20 junto con el teniente Maudet estaban heridos, fueron transportados al hospital de Jalapa, ahí Maudet muere a causa de las heridas; fue enterrado con honores.

 

Los mexicanos perdieron en el combate más de 300 hombres. Los legionarios salvaron al convoy que pretendía asaltar Milán. El convoy llegó a su destino y finalmente Puebla fue tomada con ayuda de los cañones y municiones de ese convoy. 

 

El coronel Jeanningros llega al día siguiente a la zona del combate al frente de una columna de rescate, pero ya es demasiado tarde. Los mexicanos habían partido, dejando en una fosa común solo los cadáveres desnudos de los legionarios caídos en combate, muchos devorados durante la noche por los voraces coyotes. El coronel Jeanningros encontró a Casimiro Lai, el tambor de la compañía, estaba gravemente herido, había sido dado por muerto, consiguió salir de la fosa y sobrevivió; fue él quien rindió el informar de la “Bataille de Camerone. El capitán Danjou y toda la 3ª compañía se convirtieron en héroes.

El coronel Jeanningros encontró la mano de madera del capitán Danjou que, desde entonces, se venera como una reliquia en el cuartel general de la legión Extranjera Francesa en Sidi-bel-abbés, en Argel. 

 
 

Hoy en día la mano de Danjou se sigue venerando en el nuevo cuartel de la Legión Extranjera en Marsella. Una de sus compañías, en honor a los caídos ese 30 de abril de 1863 se llama “La Compagnie Camerone” y desfila con orgullo cada 14 de julio por la avenida de los Campos Elíseos.

     

 

Referencias

Acevedo, Esther., Casanova, Rosa y Pérez Gasca, Angélica. Diario del sitio de Puebla de Carlos Casarín. Libro electrónico. Consultado en la WWW https://www.mediateca.inah.gob.mx/webapps/publicaciones-digitales/carlos_casarin/

Noix, G. (1874) Expédition du Mexique 1861 -1867 Récit Politique et  Militaire.  Librairie Militaire de J. Dumaine. Libraire-Éditeur. Paris.

Penette, M., & Castaingt, J. (1962). La Legión Extranjera en la Intervención francesa. Historia Mexicana, 12(2), 229-273. Recuperado el  Abril 26,2021 de http://www.jstor.org/stable/25135164

Sergent, Pierre (2013). Camerone: La campagne héroïque de la Légion étrangère au Mexique. Éditions Italiques. Paris.

Troncoso, Francisco (1909). Diario de las operaciones militares del Sitio de Puebla de 1863. Secretaría de Guerra y Marina. México.