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Crónicas de guerra 6: La Batalla de Santa Isabel en Parras, Coahuila

Sociedad /Cultura | Crónica | 29.MAY.2021

Crónicas de guerra 6: La Batalla de Santa Isabel en Parras, Coahuila

El triunfo republicano marca el inicio del fin de la presencia del ejército francés en México

 

La Batalla de Santa Isabel tuvo lugar en las cercanías de Parras de la Fuente, Coahuila en 1866. En esta histórica batalla las tropas mexicanas al mando del general Andrés S. Viesca vencieron al ejército invasor francés, que había ratificado su prestigio como la fuerza militar mejor equipada del mundo.

Para algunos historiadores este épico triunfo de las fuerzas republicanas marca el inicio del fin de la presencia del ejército francés en México; un año después, Napoleón III retiraría a sus militares pues los necesitaba para enfrentar otro conflicto bélico en Europa. Destacan en esta batalla varios coahuilenses, algunos de los cuales habían protegido al presidente Benito Juárez cuando se dirigía a Paso del Norte en 1864. El héroe de esta batalla por ser el comandante en jefe de los republicanos en esa batalla y originario de Parras fue Andrés Saturnino Viesca Bagües, además de ser el comandante militar de Coahuila también era el gobernador de ese estado.

 

Antecedentes

 

Hacia finales de 1865 el general Andrés Viesca había solicitado la autorización del general Mariano Escobedo, comandante en jefe del Ejército del Norte para apoderarse de las ciudades de Saltillo y Monterrey que estaban en manos de los imperialistas, para llevar a cabo este proyecto necesitaba de las fuerzas al mando de los coroneles Gerónimo Treviño y Francisco Naranjo, petición que fue concedida. El punto de reunión de las tropas republicanas sería el 1 de febrero de 1866 en la Hacienda del Anhelo muy cerca de Saltillo. Escobedo mandó una carta ordenándole a Viesca que suspendiera la operación pues los franceses poseían mejor armamento y contaban con un mayor número de efectivos.

La recomendación de Escobedo era que se replegaran a Monclova. Viesca se rehúsa a seguir la recomendación pues considera que tal acción desmotivaría a sus tropas, su plan era tomar Saltillo y Monterrey pero los habitantes de La Laguna solicitaban su presencia pues eran víctimas de infinidad de abusos incluyendo asesinatos por parte de los soldados franceses y de los mexicanos traidores Máximo Campos y Toribio Regalado.

 

Viesca retrocede nada más hasta Castaños, desde ahí gira órdenes a los coroneles Treviño y Naranjo y sin esperar respuesta de sus coroneles ni de Escobedo se dirige a Parras, ahí llega el 11 de febrero y toma la ciudad sin disparar un solo tiro. Al día siguiente, 800 imperialistas al mando de los coroneles Juan Fierro, Francisco Treviño (no confundir con Jerónimo Treviño que era republicano) y Máximo Campos atacan la ciudad.

 

Jesús González Herrera al mando de las fuerzas de La Laguna hacen huir a la caballería enemiga pero los traidores regresan con refuerzos y los de Herrera tienen que replegarse a Parras. Viesca manda al frente al Primer Cuerpo de Parras, enfrentan a los imperialistas en las calles de la población, combaten cuerpo a cuerpo y cuatro veces repelen al enemigo, en ese enfrentamiento muren los hermanos Agustín y Manuel Villanueva, de 18 y 15 años de edad respectivamente; los juaristas se retiran a la hacienda vinícola de San Lorenzo hasta que llegan los valientes carabineros de Monclova al mando de Anacleto Falcón, obligando a los traidores a replegarse a La Laguna.

Viesca quería aniquilar a Máximo campos y su gente, se dirige a La Laguna y pasa la noche en la Hacienda El Burro, ahí se entera de que Gerónimo Treviño y Francisco Naranjo iban hacia Parras con sus brigadas de caballería.

 

La Batalla de Santa Isabel

 

El general Andrés Viesca pensaba reunirse con sus coroneles Treviño y Naranjo en Parras para planear las estrategias militares que seguirían conjuntamente para atacar a los imperialistas, pero en esa población se encontraba el Conde de Brián al mando de una fracción del ejército francés y de los traidores mexicanos fieles al imperio encabezado por Maximiliano; este contingente había salido de Parras la noche del 28 de febrero de 1866 y marchaba por el rumbo de la hacienda de Santa Isabel. Esa misma noche, Viesca al mando de dos columnas habían llegado a la casa grande de esa misma hacienda que se encontraba cerca de Parras.

A las tres de la madrugada del día siguiente, es decir, 1 de marzo se escucha el toque de corneta francés llamando “al ataque”, los franceses descargan su fusilería sobre las tropas republicana iniciando así la Batalla de Santa Isabel. Eran cuatrocientos cincuenta tiradores y doscientos quince franceses de infantería. Los soldados juaristas responden el sorpresivo ataque con determinación y coraje e impiden que el enemigo galo tome al cerro aledaño a la casa grande de Santa Isabel; los Carabineros de Monclova, al mando del teniente coronel Ildefonso Fuentes y de Saltillo bajo las órdenes de los coroneles Anacleto Falcón y Victoriano Cepeda, son los primeros en hacerles frente. Los franceses dirigen su ataque de caballería sobre la izquierda de los republicanos mientras dirige su infantería sobre la derecha. La brigada del coronel Francisco Naranjo repele el ataque principal; en ese momento, el coronel Treviño ordena al teniente coronel Joaquín Garza cargar con su caballería de la Legión del Norte. Se suman al contrataque los Lanceros de los Supremos Poderes, del teniente coronel Pablo Gómez ,y los Lanceros de Coahuila, de Emiliano Laino; simultáneamente el coronel Treviño ordena el ataque de dos columnas de infantería comandadas por el teniente coronel Salvador Fernando de la Cabada y del jefe del mismo grado Ruperto Martínez al frente de los rifleros de Nuevo León. El coronel Pedro Gómez flanquea al enemigo por su izquierda, la batalla se intensifica en las primeras horas del día, el episodio más sangriento ocurre cuando se combate cuerpo a cuerpo, con muchos muertos de ambos bandos por herida de sable y bayoneta, la feroz reacción republicana empuja a las tropas francesas hacia una barranca cercana a la que caen decenas de zuavos que mueren en la caída, hay desprendimiento de piedras de la ladera y muchos quedan semisepultados.

 

Esa es la razón por la que a ese lugar se le llama La Barranca de los Franceses.

 

La batalla concluye hacia las 8 de la mañana, los imperialistas son derrotados quedando el terreno cubierto de decenas de muertos ofreciendo una visión macabra. En esta batalla perdió la vida el Conde de Brián, comandante en jefe de las fuerzas imperialistas.

 

Versión francesa de la batalla

 

Cuando el mariscal Bazaine se enteró de estos acontecimientos, habló de sus soldados con grandes elogios, sobre todo tiempo después cuando se publicaron las crónicas francesas de los hechos. Esta es una de ellas:

Un sargento mayor veterano de esa batalla, cuyo nombre no fue revelado, pertenecía a la tercera compañía del segundo batallón acantonado en Parras Coahuila. Eran tres las compañías de ese batallón cuyo comandante era el conde M. de Brian. El 28 de febrero recibe la noticia de que fuerzas republicanas se estaban concentrando en la Hacienda de Santa Isabel a tres leguas y media de Parras. Hacia las 11 de la noche, el capitán Cazes comunica a sus soldados que tres compañías de ese segundo batallón más la compañía de “voltigeurs”[1], deberían estar listas para marchar a media noche con su carga de cartuchos completa. La primera compañía que estaba bajo las órdenes del teniente Bastidon permanecería en custodia de la plaza. Los franceses contaban con un poco más de 500 efectivos de los cuales 80 eran de caballería, 180 franceses y el resto, mexicanos conservadores. La columna la encabezaba la compañía de voltigeurs (unidades de asalto de infantería ligera), luego seguía la infantería mexicana, la caballería y a la retaguardia marchaba la tercera compañía. Se dirigen hacia la hacienda de San Lorenzo y se encuentran con un puesto de avanzada republicana que hace fuego sobre los franceses y se retira. Las tropas francesas ocupan de inmediato esa hacienda y se detienen por espacio de una hora para que los hombres descansen un poco. Adelante hay una cadena de pequeñas montañas detrás de las cuales aparecen tiradores republicanos que abren fuego un tanto débil pero continuo. La infantería se ve obligada a buscar refugio pues por la luz de una luna que está casi llena, son muy visibles. Reciben la orden de no disparar un solo tiro hasta que se dé la señal de ataque por parte del corneta de órdenes. El toque de “cargar” se escucha 45 minutos después, la columna avanza a paso de carga. Los franceses se encuentran a 2500 metros de la Hacienda de Santa Isabel donde los republicanos están atrincherados, cuando suena la corneta francesa para iniciar el ataque, los disparos republicanos cesan lo que les hace pensar que éstos emprendían la retirada, pero solamente se han desplazado a un lugar donde el camino da vuelta cerca de una barranca. Se escuchan disparos en una pequeña colina a la derecha de la hacienda. La Cuarta compañía que se encuentra más cercana a la hacienda está ya a unos 50 pasos  de la casa, los atacantes son recibidos por un fuego terrible. El capitán Moulinier dirige su caballo hacia la colina al grito de “a la bayoneta” Ese comandante tenía la intención de atacar los dos costados a la vez, pero la profunda barranca de la que no tenían noticia llega hasta los bordes de la colina por el lado del ataque lo que obliga a los franceses a dar una gran vuelta, este movimiento ocasiona que los que eran la vanguardia de la columna, queden hasta atrás. Las tres compañías siguen las órdenes del capitán Eichmann y del jefe político de Parras, Máximo Campos. Cargan sobre la colina bajo un fuego muy nutrido al mismo tiempo que desde la hacienda también se produce un fuerte ataque de fusilería; los franceses se encuentran entre dos fuegos. A pesar de ello, la carga francesa se ejecuta. Tres veces son obligados a detenerse y tres veces atacan con nuevos bríos, pero en cuanto el sol comienza a alumbrar el campo de batalla, se observa la llegada de un nuevo contingente de caballería republicana que rodea a los imperialistas. Comienza la retirada francesa, todos buscan que aparezca la reserva, pero esta ya no existe.

La caballería mexicana fiel al imperio de Maximiliano estaba en formación de combate, pero no ha entrado en acción, y cuando los jinetes ven que los franceses emprenden la retirada, giran y a galope también se retiran sin disparar un solo tiro. Los franceses sienten que esa caballería los abandona en el momento en que más la necesitan, su intervención les hubiera permitido por lo menos, reorganizarse. De los 500 atacantes del principio nada más quedan 200; los franceses calculan que enfrentaron a 2000 republicanos.

 

 

Al pie de la colina se produce una desbandada francesa, muchos corren hacia la planicie creyendo que así escaparán de la caballería republicana, casi todos mueren en ese intento. Otros prefieren mantenerse cerca de sus oficiales quienes se esfuerzan por mantener el orden.

Para esos momentos el capitán Cazes ya está muerto, el comandante Brian ha perdido ambos brazos y el capitán Schmidt está gravemente herido de una pierna, pero sigue dando órdenes.

Los republicanos maniobran empujando a los franceses a la barranca, Brian y Schmidt mueren al caer en ella, al capitán Ravix lo matan cinco minutos después de haber caído al fondo. Moulinier muere cuando busca la única salida posible de la barranca, los republicanos están por todas partes. Algunos franceses que estaban vivos en el fondo de la barranca caminan por el fondo de ella, pero después de quince minutos de marcha la encuentran infranqueable; ya no hay nada que hacer excepto entregarse a los 1500 jinetes republicanos que los hacen prisioneros. De los 60 sobrevivientes de la barranca, 32 están heridos. Los republicanos se acercan para obligarlos a desnudarse, al capitán Eichman le arrancan la ropa que es de muy buena calidad y las joyas que porta, le arrojan unos harapos para que con ellos se tape. En medio de la caballería y al son de la música que los republicanos hacen tocar, los prisioneros son conducidos a la hacienda donde se encuentra el coronel Treviño y los defensores de la colina. Durante el trayecto, los prisioneros tienen que soportar todo tipo de injurias y los amenazan diciendo que les quedan pocos minutos de vida. El coronel Treviño les dice que él tiene el derecho de matarlos ya que los franceses no hacen prisioneros por el decreto de Maximiliano de 1865 que ordena asesinar a cualquier mexicano que tome un arma en contra de los soldados del imperio. Finalmente el general Viesca les otorga el indulto.

Años después se desata una polémica alrededor del reconocimiento del héroe de la Batalla de Santa Isabel. El Lic. Juan de Dios Arias dice que el héroe fue Treviño, esta versión la apoyó Guillermo Prieto. En el documento llamado Rectificación histórica, Nazario Martínez y Manuel Gamboa con base en documentos incluyendo el parte de guerra recibido por Mariano Escobedo, se señala a Viesca como el verdadero héroe de Santa Isabel, más tarde el mismo Guillermo Prieto rectificó su aseveración anterior en su obra Historia Patria, esta versión también fue publicada en el libro México a través de los Siglos.

 

Conclusiones

 

Se reconoce que el comandante en jefe de las fuerzas vencedoras de Santa Isabel era el general Andrés Viesca, su subalterno o segundo comandante era el coronel Gerónimo Treviño.

El combate del 12 de febrero que sirvió de preparación para la batalla de Santa Isabel fue dirigida por el general Andrés Viesca.

La Batalla de Santa Isabel se libró y se ganó gracias a la desobediencia de las órdenes del general Mariano Escobedo por parte del general Viesca y secundado por los coroneles Treviño y Naranjo.

El perdón de los prisioneros que iban a ser fusilados por órdenes del coronel Treviño se debió a la contra orden del general Viesca reconocido como único jefe de la batalla de Santa Isabel y por lo tanto a él corresponde el mérito del triunfo en ese enfrentamiento militar.

 

Referencias    

Contreras, Juan (1948) Monografía de Parras de la Fuente. Editorial Olimpo. México.

Flores, Oscar (1980). Coahuila 1854-1867. La reforma, la Intervención y el Imperio. Ediciones Recinto de Juárez. Saltillo.

Guerre du Mexique: Combat de Santa Isabel (2019)  Revu Militaire Suisse num 9 pp 209-213 Consultado en E-Periodica - Revue Militaire Suisse  el 20 de mayo de 2021.

Hinojosa, José Guadalupe. (S/F). La batalla de Santa Isabel. AGENL Fondo de Intervención Francesa 1866 caja 11. Consultado en 1020160224_002.pdf (uanl.mx) el 26 de mayo de 2021.

Historia Militar de San Sebastián. Vida y asedios de una pequeña gran ciudad. Consultado en Unidades Francesas - www.sansebastian1813.es el 28 de mayo de 2021.

Rectificación histórica. Batalla de Santa Isabel. Consultado en 1080012547_30.pdf (uanl.mx) el 27 de mayo de 2021.

Santa Isabel, una gesta heroica (2016). La batalla de Santa Isabel, en Parras Coahuila, en su 150 aniversario. El siglo Torreón Coahuila. 1 de marzo de 2016. Consultado en Santa Isabel, una gesta heroica, El Siglo de Torreón (elsiglodetorreon.com.mx) el 27 de mayo de 2021.

[1] Eran las compañías de élite de los batallones. Estaban entrenados en el disparo preciso y en la recarga rápida del arma además de ser tropas ágiles y rápidas. Su estatura era inferior al resto de las unidades rondando 1.60 en promedio. Un requisito indispensable para pertenecer a estas compañías era haber cumplido un mínimo de dos años de servicios con una hoja excelente. Eran mejor pagados que el resto de las tropas.