Ir de camino por la naturaleza/ Cuarta crónica: la denominación de los lugares - Porfirio Tepox Cuatlayotl

Por Porfirio Tepox Cuatlayotl 

Conocer información elemental de una montaña, de un paraje, de un camino artesanal, ensancha el horizonte del caminante. En este sentido, la información mínima que debe conocer un senderista, antes de emprender su recorrido, es la que corresponde a los nombres de los lugares, los cuales, ciertamente, llevan consigo algún rasgo peculiar de la tierra nombrada. Este rasgo, que da origen a un nombre, puede corresponder a la flora, la fauna y  los minerales de una región; a los acontecimientos históricos y a la misma cosmovisión de los habitantes de un lugar. Para iluminar lo antes expuesto, presentamos el análisis de los nombres de dos lugares apropiados para el senderismo y situados en el hermoso estado de Tlaxcala, nos referimos al municipio de Cuaxomulco y su montaña el Cuatlapanga. Cuaxomulco quiere decir en el rincón de los árboles, así lo afirma Anaya Monroy, debido a que la palabra integra los vocablos nahuas cuahuitl, árbol; xomulli, rincón; más la desinencia locativa –co, en. La razón de esta denominación sugiere que Cuaxomulco debió ser un lugar muy arbolado.  Por otra parte, Cuatlapanga significa el que parte la madera o cabeza partida, así lo expone Sánchez Conde. El primer significado pende de su etimología, a saber, Cuatlapanga, palabra compuesta de cuahuitl, madera y tlapanqui, el que parte. El segundo evoca la leyenda de dos grandes guerreros, Cuatlapanga y Xaltonalli, quienes un día se declararon en combate para obtener el amor de Malintzin, una hermosa doncella, siendo vencedor Xaltonalli quien atinó en darle un buen golpe en la cabeza a Cuatlapanga, provocándole una herida y la derrota. La causa de la denominación Cuatlapanga, en cuanto a la etimología, nos conduce a pensar, únicamente, en alguien quien corta la madera. En lo que se refiere a la leyenda, la fragmentación de la cima de esta montaña, ciertamente, sugiere la herida del guerrero Cuatlapanga, caído en batalla por conseguir el amor de Malintzin.     

De lo expuesto en los análisis de estos nombres, se puede concluir este sucinto escrito al estilo de filólogo poblano Pedro Tapia Zúñiga, pues, del estudio de los nombres Cuaxomulco y Cuatlapanga, “brota fresco y sonriente un mundo sorprendente y maravilloso de significados”. Asimismo, con motivo de la revisión de los nombres de los lugares que forman parte de los recorridos de un senderista, los vocablos de origen náhuatl “se levantan de su largo sueño para reproducir su canto, quizá tan solo el eco de su música original”. Melodía  ancestral y nueva que quedará impresa en el ser del caminante.