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La flor de cempasúchil, una flor que tiene pétalos por veintenas - Porfirio Tepox Cuatlayot

Naturaleza y sociedad /Cultura /Deportes | Crónica | 29.OCT.2021

La flor de cempasúchil, una flor que tiene pétalos por veintenas - Porfirio Tepox Cuatlayot

Ir de camino por la naturaleza/ Decimotercera crónica

Los caminos de octubre, a los caminantes, nos regalan un nuevo horizonte. Ahora caminamos hacia las praderas, los bosques y los caminos artesanales, abrazados por los recios vientos de otoño. Además, con alegría y emoción, sabemos que nos dirigimos hacia los tiempos de la festividad de la Solemnidad de Todos los Santos, y en México, nos encaminamos hacia el misterio de la celebración del Día de Muertos.  

En este nuevo escenario de la naturaleza, el caminante inicia un recorrido más para renovarse en su caminar. En el nuevo entorno, se ha ido el verano y, con él, el verde intenso de los cultivos de maíz. Ahora mismo, la milpa continúa el ciclo de su existencia y da paso a una nueva etapa de su vida, tal como lo dejó impreso el poeta Manuel José Othón: “La milpa, ya en sazón, amarillea, de espigas rebosante y de panojas”. En cuanto a los pastizales, ya empiezan su transformación, revistiéndose del color del cobre para ofrecer, al caminante, el anhelado horizonte cobrizo que se entreteje con el color amarillo de las flores de otoño y con los gélidos vientos para recrear un ambiente de misterio y esperanza.  

De manera semejante, la flor que tiene pétalos por veintenas, es decir, la flor de cempasúchil es parte del nuevo escenario de los caminos de octubre. Esta bella flor, con su presencia, suaviza el entorno y hace más grato cada paso en los caminos artesanales. Esta preciosa flor, con su fragancia, también nos recuerda que es el momento de preparar los altares con las más exquisitas comidas y los más agradables aromas, asimismo, nos señala que debemos hacer los caminos de flores en la entrada de nuestras casas para recibir a nuestros difuntos, a nuestros seres amados que ya han iniciado la caminata de su visita. 

Habría que decir también que, en estos tiempos de esperanza y misterio, las corolas de la flor de cempasúchil se encuentran rebosantes de su intenso color amarillo o anaranjado. Los vivos colores de sus pétalos anuncian el momento de su cosecha y comunican a los floricultores, que ha llegado la hora de su corte para embellecer los altares mexicanos, para llenar con su fragancia los caminos que dan la bienvenida a las almas de nuestros difuntos. Para decirlo con las palabras de Juan Rulfo “nuestros muertos viven aquí y no podemos dejarlos solos.” Ellos existen en nuestros recuerdos, ellos palpitan en nuestro corazón.  

A todo esto, también conviene subrayar e insistir que caminar en esta temporada en los campos mexicanos es un instante para pensar y sentir la presencia de los que ya no están, de los que ya han iniciado su viaje a la eternidad. Consideramos que, para muchos, este recuerdo de los seres amados inicia con un poco de nostalgia, pero, que, de manera suave, da paso a la esperanza, al estar situados, ya en el campo, ya en la ciudad, en un horizonte lleno de flores: cempasúchil, nubes, terciopelos, crisantemos por citar algunas flores de la temporada. Cada cultivo, cada flor nos conduce a pensar en el Xochitlalpan: en la Tierra pletórica de flores, en el lugar donde nunca se marchitan sus corolas, las cuales, al revestirse y embellecerse con el abundante rocío del amanecer, nos señalan la vocación humana, esta vocación que José Rubén Sanabria dejó escrito con estas palabras: “hay en mí una irrefrenable y radical aspiración a la plenitud y a la felicidad inacabable. No puedo no aspirar a la plenitud subsistencia: vivo en el tiempo y soy para la eternidad. Mi vocación humana es ser siempre”. 

Para dar término y coronar este escrito que nos ha llevado a caminar por un escenario natural y cultural de México, únicamente agregamos un hermoso poema, grabado en el libro Texcal de la escritora tlaxcalteca, Ignacia Muñoz Barba. La poeta, con la suavidad y la verdad de sus letras, nos invita a caminar junto a ella para ir al encuentro de nuestras raíces indígenas, estas son sus palabras: 

“A finales de octubre

en la tierra del maíz

se espera el regreso de los muertos

Abundan las mariposas blancas.”

 

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