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28 Marzo 2024, Puebla, México.

La leyenda impulsa los pasos del caminante, parte 1- Porfirio Tepox Cuatlayotl

Naturaleza y sociedad /Cultura | Crónica | 25.FEB.2022

La leyenda impulsa los pasos del caminante, parte 1- Porfirio Tepox Cuatlayotl

Ir de camino por la naturaleza/ vigésima cuarta crónica

En esta serie de escritos, hemos sugerido, al caminante, un impulso y un horizonte: flores que se muestran bellas a  su mirada, caminos artesanales que lo invitan al movimiento, paisajes bellos que lo hacen suspirar, estaciones del año que los invitan a vivir el tiempo, nomenclatura de los lugares que evocan recuerdos en el regreso a casa, espejos de agua que le entregan una esperanza de vida, metáforas botánicas que lo instruyen, cielos llenos de nubes que lo convierten en un escultor, campos de cultivo que lo hacen reflexionar en torno al esfuerzo de la vida.  

En esta sugerencia que es un motor en los pasos del caminante, no pueden faltar las leyendas, y de manera específica, las leyendas contenidas en las montañas, para el caso, las situadas en los Estados de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Morelos. Aquí es importante remarcar que estos relatos son la herencia que hemos recibido de nuestros abuelos, son una forma de conocer sus pensamientos y sus sentimientos, son el abrazo que ha trascendido hasta nuestros tiempos, son la caricia de nuestros ancestros que es semejante a los primeros rayos del sol que, al amanecer, cobijan al caminante de la vida de las gélidas mañanas de invierno.

Ahora bien, antes de presentarles dos leyendas contenidas en los volcanes, para escribirlo a estilo de Mauricio Beuchot Puente: “primero desplegamos una noción inicial y mínima de la palabra en estudio a través de su definición nominal, esto es, etimológica y pragmática”. La definición etimológica nos dicta que la palabra leyenda proviene del gerundivo latino legenda, y éste, a su vez, del infinitivo legere: leer. Por esto, la palabra leyenda significa las cosas que deben ser leídas. En lo que corresponde a la definición pragmática y de acuerdo al Diccionario de la lengua española, Edición del Tricentenario: “una leyenda es una narración de sucesos fantásticos que se trasmite por tradición”. Hechas estas anotaciones pasamos a presentar la primera leyenda que acompañará en su marcha a los caminantes que visiten estos hermosos volcanes: Popocatepetl, Iztaccihuatl y Poyautecatl (Citlaltepetl).

Popocatepetl, Iztaccihuatl y Poyautecatl, una historia de amor inconclusa

Estos volcanes, además de conocerlos por sus recursos naturales, también pueden ser reconocidos por la cultura contenida en ellos, de manera específica por su leyenda de amor que era contada por los pobladores del valle del Anáhuac y del valle poblano. A continuación, por la brevedad que exige este trabajo, únicamente exponemos una síntesis de la leyenda de amor de estos gigantes:

“Cuentan que, en aquellos años, el guerrero mexica Popocatépetl emprendió una campaña militar, quien, por estar seguro de sus victorias en las tierras del sur, dispuso que a su regreso solicitaría la mano de su amada Iztaccihuatl, pero una de sus batallas se hizo acompañar de la derrota. Esta noticia, al llegar al valle del Anáhuac, fue utilizada por otro de los enamorados de la hermosa Iztaccihuatl, de nombre Poyautecatl quien le comunica que Popocatépetl ha muerto en batalla.

Al avanzar en el relato de esta leyenda, conviene recordar que Iztaccíhuatl había jurado amor eterno a Popocatépetl, quien alterada por la noticia reclama la tragedia sucedida a Tezcatlipoca.  El dios, molesto por el reclamo, provoca un sueño eterno a Iztaccihuatl.  Por otra parte, se sabe que la suplicas de Iztaccihuatl fueron escuchadas por el dios Quetzalcóatl quien dio protección a Popocatépetl, pero la doncella ya no pudo ver el regreso de su amado, quien, aunque derrotado en lejanas tierras, vuelve en busca de su bella Iztaccíhuatl.

Popocatépetl, al enterarse de los hechos, se traba en batalla con Poyautecatl, a quien deja mal herido. El guerrero mexica, al término del duelo, va en busca de Iztaccíhuatl, quien, recostada a la mitad del valle, duerme en sueño profundo. Al verla, Popocatepetl se arrodilla a su lado, triste, corta flores hermosas de variados colores, flores de aroma exquisito, las coloca en los pies de la doncella, también quema copal con un incensario. Todo el ritual es acompañado por diversas aves canoras:  el cenzontle, el coyoltototl, el tzinitzcan, las xochitotome, quienes cubren el valle con su canto.

Cuenta la leyenda que mientras esto acontecía, todo se estremeció en la tierra y el cielo, todo se nubló. Al amanecer, estaban allí donde antes era el valle, dos montañas nevadas, una tenía la forma de una hermosa mujer recostada sobre una estera de flores blancas, hoy llamada Iztaccihuatl; otra, alta y majestuosa, con figura de un guerrero mexica, arrodillado junto a los pies nevados de Iztaccihuatl, reconocido este volcán con el nombre de Popocatepetl.  En cuanto a Poyautecatl, se cuenta, que fue a morar muy cerca de estas tierras, el cual también se trasformó en una montaña cubierta de nieves. Hoy, este volcán es más conocido con el nombre de Citlaltepetl o Pico de Orizaba, quien aún vigila a los eternos, enamorados, Popocatepetl e Iztaccihuatl, a quienes ya nunca podrá separar.

Una vez expuesta la síntesis de esta historia de amor entre los volcanes Popocatepetl, Iztaccihuatl y Poyautecatl, es conveniente anotar que esta leyenda ha sido retomada de los siguientes libros: Para empezar. Antología. Leer y escribir en la vida, Leyendas y relatos a media voz, Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, INEA, 2005, y, Cordero Vázquez, Donato, Leyendas Clásicas de Puebla, México, Puebla junio, 2009. En estos libros el caminante podrá leer dos versiones completas acerca de la leyenda de amor de los volcanes Popocatepetl, Iztaccihuatl y Poyautecatl, lo cual lo llevará a conocer y profundizar más en los pensamientos y los sentimientos de nuestros abuelos, pues de ellos, insistimos, hemos recibido estos relatos como una herencia que debemos atesorar.  

Otra leyenda que no puede faltar en la mochila del senderista es la que relata la historia de amor que se suscitó entre el Tentzo y la Malinche, pues, seguramente, después de una larga jornada, ya con el cuerpo fatigado, el caminante, al detenerse en algún paraje para descansar y recuperar energías con la benevolencia de un trago de agua fresca, algunos frutos o algún bocadillo, esta historia se sumará a este descanso para mantener palpitante su deseo de continuar la marcha por los senderos artesanales. Hechas estas anotaciones, en seguida presentamos la leyenda anunciada para que, una vez leída, el caminante la coloque en su mochila de viaje. 

El Tentzon y la Malinche, un amor imposible

Cuentan que, anteriormente, la Malinche habitaba en el lado de Huehuetlán, pero el Tentzo la enamoraba, por esto, la Malinche se pasó para allá donde se encuentra hoy. Dicen que, en aquellos años, el Tentzo era una especie de volcán quien deseaba enamorar a la Malinche, sin embargo, para corresponder a su amor, la Malinche le dijo: - Tentzo, sí te acepto y me caso contigo, pero vamos a hacer un trato, se van a formar unas nubes sobre mí, por esto, va a caer una tromba, un gran aguacero. Tentzo, si tú logras detener el caudal provocado por la lluvia, si logras atajarlo, me caso contigo. Entonces el Tentzo contestó: - “sí, acepto este trato”. Pero cuando empezó a llover, la lluvia se convertía en una tromba, en un torbellino de agua. Entonces, en aquel momento, el Tentzo se arrojó para contener el caudal, pero no lo logró atajar, entonces el caudal pasó por Molcaxac, por una parte del cerro. Tentzo no pudo cumplir la petición que Malinche le hizo, no la pudo llevar a cabo, por esto no se pudo realizar el matrimonio. Esta hermosa leyenda de Malinche y el Tentzo que desde hoy puede ser acompañante del senderista en sus caminatas, la hemos retomado de Badillo Gámez, Gabriela Samia, Tesis: Relatos sobre el Tentzo y otros seres sobrenaturales de la tradición oral de la región centro-sur del estado de Puebla” San Luis Potosí, S.L. P, El colegio de San Luis, A.C., 2014. 

Después de caminar en este recorrido, no solamente, por los caminos artesanales, sino también por cada letra que forma palabras, por cada palabra que integra los pensamientos, por cada pensamiento que al unirse entre sí, nos ha entregado las historias de amor contenidas en los volcanes Popocatépetl, Iztaccihuatl, Poyautecatl, Malintzin o Malinche y la Cordillera del Tentzo, ya de regreso a casa, únicamente vienen a mi memoria las siguientes palabras de David Le Breton: “Tantas rutas, tantos caminos, tantos pueblos, ciudades, colinas, bosques, montañas, mares, desiertos, tantos itinerarios por recorrer, sentir, observar, extender nuestra memoria en el gozo de estar allí.”