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9 Mayo 2024, Puebla, México.

Que no me cuenten: fui a Santa Lucía, y sí, es prematuro el festejo

Sociedad /Gobierno | Crónica | 31.MAR.2022

Que no me cuenten: fui a Santa Lucía, y sí, es prematuro el festejo

Fotografías de Miguel Ángel Alvarado/VcV

El domingo Miguel Angel Alvarado y yo fuimos a conocer el AIFA, para no irnos con lo que dice la gente a favor o en contra. Los aeropuertos, todos, de cualquiera parte del mundo, y sin importar su tamaño, dan cuenta del negocio que hacen las líneas aéreas de todo tipo.

 

Fotografía de Miguel Ángel Alvarado/VcV
 
 
Pagan renta por atracar y transportar pasaje, y el grueso de las operaciones comerciales está en su poder.
Hoy, el AIFA es más un destino de paseo, de quienes no lo utilizarán para viajar, y el uso que hoy tiene es mínimo. La mayoría de la gente que el domingo estaba ahí recorrió la estación de llegadas y salidas nacionales, después de haber recorrido también la rotonda con un monumento enorme a Felipe Ángeles, cuyas proporciones son también enormemente desiguales, por lo que lo tendría que revisar un escultor experimentado. Al menos la cola del jamelgo se ve absolutamente grotesca en su volumen y tamaño respecto a lo demás.
 
 
Fotografías de Miguel Ángel Alvarado/VcV
 
 
La estación es lo único que se aprecia terminado, o más o menos terminado, y es evidente la premura con la que inauguraron el inmueble. Es claro que había que entregarlo apenas a tiempo para que el presidente lo inaugurara en la fecha señalada.
Todas las jardineras y plantas interiores y muchas de las exteriores son de plástico, que serán eternamente verdes, pero eternamente falsas y feas, y están sobrepuestas, por lo que no tardan en desprenderse. Las plantas narurales de los exteriores gritan por agua. Pareciera que sólo las plantaron para que lucieran frescas el día de la inauguración, pero si no se riegan ya mismo, pronto se sumarán a la polvareda.
En los baños del estacionamiento no hay papel, y el agua sólo corre en los excusados, pero no en los lavamanos.
Los baños de la estación sí están terminados, y se hace cola para usarlos, porque están abarrotados de curiosos y necesitados, pues son los únicos que ofrecen un uso correcto.
 
 
Fotografías de Miguel Ángel Alvarado/VcV
 
 
Los contactos para cargar los celulares aún no cuentan con energía eléctrica; las fuentes del monumento a Felipe Ángeles funcionan porque están conectadas a una planta externa, porque el lugar aún no tiene suministro de energía. En esa zona no hay baños, pero sí muchos visitantes, que correrán presurosos a usar los de la estación, que no está muy cerca, y se sienten aún más si el recorrido se hace a pie y con el sol a plomo, como estuvo el domingo. No entré al baño de mujeres, pero Migue sí entró al de hombres. Hay baño para discapacitados, que yo habría podido usar, pero ese aún está fuera de servicio. Yo le pregunté a una señora su opinión sobre los baños de mujeres y me dijo que estaban bonitos, pero que sólo había agua en uno de los lavamanos, en los demás no, aunque sí en todos los excusados.
Migue me contó que los baños de hombres están decorados uno con temática de trenes y otro con máscaras y pósters, una combinación que me parece extraña, pero eso es cuestión de gustos, y yo no los vi.
Gustavo Ricardo Vallejo Suárez es el coronel, ingeniero constructor, que está a cargo de la obra, y coincidimos en nuestra visita con su llegada. Fue recibido como un héroe, y él aprovechó la ocasión para sacarse fotos con la gente, firmar autógrafos, y también habló un poco de la gigantesca estatua de Felipe Ángeles. Iba con una señora, quizá funcionaria, y un séquito de soldados. Uno de ellos le dijo en voz baja a otro…”De verdad, aquí no hay nada, aún falta muchísimo por hacer”, y yo coincido con él.
 
 
Fotografías de Miguel Ángel Alvarado/VcV
 
 
Las ventanillas de check in al igual que las salas de abordaje están desiertas. Solo tres líneas ofrecen vuelos: Aeroméxico, Viva Aerobús y Volaris, y los destinos son: Campeche, Cancún, Guadalajara y Monterrey. Al parecer son 12 vuelos por día.
Alrededor de este edificio, lleno de locales por rentar, en el que solo opera un Starbuks todo falta por levantar.
No me pareció un edificio espectacular, ni puede decirse, sin mentir, “que es uno de los mejores del mundo” en ningún sentido. Su diseño no sorprende y, bueno, tampoco tendría que sorprender.
Es claro que eventualmente el aeropuerto va a funcionar y los usuarios se adaptarán a él.
Es más que evidente que No es, ni pretende ser, el que hubiera sido el Aeropuerto de Texcoco, y eso no sólo no está mal, sino incluso podría decirse que está bien.
 
 
Fotografías de Miguel Ángel Alvarado/VcV
 
En este aeropuerto no se derrocha en ningún tipo de lujo. Es una obra a tono con el discurso oficial, es decir, es un aeropuerto austero, y decir esto no tendría por qué ofender a nadie, y más bien así tendría que presentarse. Exacto como lo que es, o va a ser: un aeropuerto que cumplirá las necesidades de vuelos nacionales, y al tiempo, cuando se certifique, servirá para vuelos internacionales también, pero eso será al tiempo.
Hoy por hoy —y yo creo que en el futuro será igual—, el AIFA no es el aeropuerto de primer mundo que el gobierno federal trata de vender a fuerza de discursos. Y yo me pregunto, ¿qué necesidad de decir lo que no es? Creo que se valoraría más hablar con la verdad; decir que es el aeropuerto que el gobierno federal puede costear sin endrogarse ni caer en dispendios; es el aeropuerto que aliviará (si esto es verdad) la saturación que experimenta el Benito Juárez, aunque es inexplicable que para eso no se hayan mejor impulsado los aeropuertos de Toluca y Puebla, que finalmente también están a 2 horas de la ciudad, y una vez terminado el tren que conectará Toluca con CDMX, hasta se hará menos tiempo. Aunque quizá no usar estos aeropuertos, o fortalecerlos, se deba a que según se rumorea, son de uso del narco… sabrá Dios.
Llegar al AIFA hoy aún es difícil, y eso también se debe a que todo el entorno está en obra y la señalética ya en los terrenos del AIFA es confusa cuando no nula. Los obreros son los que indican cómo llegar a la estación de pasajeros.
El AIFA llegará a ser un aeropuerto con amplio uso, estoy segura, porque urge desahogar el Benito Juárez, pero aún le faltan muchos meses de trabajos y obras. Se ve que será enorme, pero hoy solo se ve lo que puede llegar a ser.
Faltan muchísimos servicios propios de un aeropuerto, pero ya llegarán, no sé cuándo, pero no parece que vaya a ser pronto.
Al día de hoy la obra ha costado 75 mil millones de pesos, y yo creo que aún falta invertirle muchos más, quizá otros miles de millones más.
Lo que les cuento lo pueden constatar, si se animan, como nosotros, a visitarlo.
A muchos les gusta, pero ciertamente a muchos no. Yo, hoy soy de los segundos, pero habrá que ver cómo queda cuando en verdad concluyan las obras, cuando esté funcionando un porcentaje mucho más alto de él; cuando no nos topemos con un tipo que pretenda convencernos mientras baila y canta Me canso ganso, me canso ganso, me canso que sí se puede, porque por mucho que baile y cante de un modo enjundioso, que hace sospechar que fue contratado para hacerlo, es premaruro el festejo..
 
 
 

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