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19 Abril 2024, Puebla, México.

Algunas pinceladas de la vida en el jardín en la estación de verano  - Porfirio Tepox Cuatlayotl

Naturaleza y sociedad /Cultura | Crónica | 9.SEP.2022

Algunas pinceladas de la vida en el jardín en la estación de verano - Porfirio Tepox Cuatlayotl

En el jardín I

Cada año las lluvias de verano irrigan el jardín, este acontecimiento atmosférico, que se presenta con plena eficacia en los cielos cholultecas, hace, por un lado, que muchas plantas, que la primavera no pudo despertar, hoy se levanten de un largo sueño, y por el otro lado, se convierte en el estímulo para que muchas otras plantas puedan mostrar con plenitud sus aromas, texturas táctiles, sabores, formas y colores. En otras palabras, la estación lluviosa es el ánimo que permite a las plantas manifestar su belleza y su bondad en plenitud, la cual es el símbolo del palpitar de la vida.

Todo esto confirma que la lluvia trae consigo un impulso vital y la fuerza para muchos habitantes del jardín. Para iluminar esto, pongamos algunos ejemplos. En lo que corresponde a la flora, su fragancia es más intensa, ésta se siente a través de los exquisitos aromas de la citronela, la lavanda, la salvia y la lantana; por otra parte, las formas de las flores son más abundantes, esto se puede ver en la diversidad de pétalos inheridos en la flor de la dalia, el geranio, la passiflora, la oceloxochitl, la buganvilia y las margaritas; asimismo, los colores son interminables, nos percatamos de esto, al tratar de distinguir las múltiples tonalidades del verde de las hojas, que se integran al color rojo de los pétalos del mirto, al blanco del alcatraz, a los naranjas de la flor de ayocote y la mercadela, al morado del toronjil y al amarillo de las flores de la ruda.

El esplendor del jardín, debido a las abundantes lluvias, es el escenario natural e idóneo que abriga la existencia de muchos seres vivos, asimismo, se convierte en una circunstancia favorable que nos permite escribir unas líneas acerca de la vida animal que habita en este lugar. En este sentido, al estar situados en el interior de este espacio natural, bajo la sombra de sus árboles, en primer lugar, podemos anotar, que los polinizadores son los residentes más abundantes del jardín, ya que, al pasar lista, figura el colibrí y una gran diversidad de mariposas, las cuales con los abundantes colores de sus alas pintan algunos momentos de nuestra existencia al transitar por este lugar. También se hallan escarabajos, abejas y abejorros los cuales nos permiten degustar el sonido de su aleteo. En este escenario de vida, también podemos encontrar otros animales que no pertenecen al grupo de polinizadores como son ardillas, cacomiztles, víboras, lagartijas, catarinas, grillos, ranas, caracoles, lombrices y muchas aves canoras que llenan con su canto cada rincón del jardín.

 A esta atmósfera de sonidos de la naturaleza que inicia con el canto de las aves, se suman otras más en el transitar de la vida en el jardín, pues solo basta que el visitante a este lugar o el mismo jardinero detenga sus pasos en algún rincón de este escenario natural rodeado de ciudad, para que pueda notar la presencia del colibrí por su aleteo y su canto, integrado a sus atractivos colores. De la misma manera, aunque el zumbido de muchos insectos es menos perceptible al oído, un rato de sosiego en este espacio natural, rodeado por las hojas, las ramas y los pétalos de las flores trae consigo una plétora de sonidos de menor intensidad, que se convierten en una tonada, en una melodía de la naturaleza que surge del movimiento de las alas de los abejorros, las abejas, las libélulas, los escarabajos para grabarse en los lugares más íntimos del alma. En este escenario de sonidos, en los atardeceres y en el misterio de la noche no pueden faltar el canto de las ranas, los renacuajos y los grillos. Esta serenata de la naturaleza que emana del palpitar de estos seres vivos, puede considerarse como una antesala al descanso y al sueño del jardinero.

Ante todos los momentos maravillosos que brotan del jardín, tenemos presente que, quienes nos dedicamos al oficio de la jardinería, no se nos debe olvidar que la presencia de estos seres vivos, su modo de vida y las relaciones entre sí, nos exhortan a estudiar las relaciones ecológicas en el jardín, pero consideramos que esto es tema de otra reflexión.  

Hecha esta anotación, proseguimos con el acontecer de la vida en el jardín, lugar de reunión entre las flores y el jardinero, lugar de la musicalidad de la naturaleza que nace del aleteo de las mariposas, las abejas, los abejorros y el colibrí. Este apego a la vida de los habitantes del jardín, nos permite ser testigos oculares no solo de los instantes en que brotan las plantas de las semillas y las mariposas de sus capullos, sino también de los momentos de floración de muchas plantas y de los primeros aleteos de las mariposas en las estaciones del año. Cada uno de estos acontecimientos de vida por un lado nos enseña a respetar los ritmos de la naturaleza, y por el otro lado, nos permite vivir al ritmo y la cadencia de los latidos de la vida.  

Para finalizar este escrito que describe uno de los múltiples aspectos que atesora el jardín inmerso en la estación de verano, les comparto un breve relato de una caminata especial, me refiero a la marcha de un pequeño caracol en los senderos del jardín, la cual se convierte en una enseñanza de vida para el jardinero que escribe estas líneas y, seguramente, para otros jardineros, dado que, al ver el desplazamiento de este pequeño habitante que tiene como horizonte llegar a una diminuta roca, de las muchas cosas que uno puede considerar, escribimos dos: tal vez la pequeña piedra es su hogar o quizá simplemente un lugar de descanso de su peregrinar. No lo sé, y probablemente nunca lo llegaremos a saber. Lo que sí podemos escribir con certeza es que la naturaleza del desplazamiento del pequeño caracol es muy lenta, pero firme, por esto, en el trascurso de su recorrido, para decirlo con algunas ideas retomadas del libro Dialéctica del naufragio del filósofo Guillermo Hurtado: “es paciente y acepta con humildad los tiempos que le marca la vida, asimismo, es firme y perseverante, continúa sin desmayar, no abandona la lucha, insiste y camina con la frente en alto”.

 

 

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