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17 Octubre 2024, Puebla, México.

Desde el jardín de la casa de José Agustín / José Luis Benítez Armas

Cultura | Crónica | 17.ENE.2024

Desde el jardín de la casa de José Agustín / José Luis Benítez Armas

Memoria del escritor de la contracultura en México

¿Cómo llegamos a Cuautla? No lo recuerdo bien. Lo que sí tengo presente era que queríamos visitar en su casa al escritor rockero mexicano, José Agustín. Un grupo de muy jóvenes poblanos que admirábamos la trayectoria literaria y cinematográfica del escritor guerrerense (por no hablar del estupor y la envidia que nos causó el saber que había sido galán de la “novia de México”: Angélica María), decidimos visitarlo en su casa, en Cuautla, Morelos, a principio de los años 80.
Esto fue después de que viniera a Puebla la presentación de un libro y conviviera con nosotros en un after (con ron, chelas y humo) en una casa por la 5 sur y 21 poniente del centro poblano. Esa noche y al calor de la fiesta nos invitó a ir a su casa. Yo creo que no sabía que le íbamos a tomar la palabra.
Semanas después simplemente en una jornada de juerga se nos vino la idea de hablarle por teléfono y decirle que queríamos ir a visitarlo a su casa de Cuautla. Fue Alejandro Meneses quien lo contactó y sin más preámbulo nos organizamos para la visita. Algunos se fueron en el auto (un VW modelo Brasilia) de nuestro amigo Ramón Patiño. Otros no recuerdo bien, pero llegamos como pudimos una mañana a tocar a la puerta de la casa de José Agustín. Quien nos recibió de manera muy amable en su amplio jardín con alberca y muy bien cuidado. Era como un día de campo en Cuautla.
Nos permitió comprar unas chelas y tomarlas en su jardín, placenteramente estuvimos echando humo, platicamos largo rato sentados en el pasto de su casa, hablando de los Beatles, de Dylan, de los Stones, del Tri, del PRI y la censura, de la literatura de la onda, del rock mexicano (en ese momento una entelequia), de la contracultura y demás.
Con una agradecible paciencia nos tuvo ahí unas dos o tres horas mientras su familia permanecía dentro de su casa haciendo sus actividades. Éramos unos 10 jóvenes poblanos, que soñábamos en poder armar una ópera rock, en hacer un grupo, en escribir canciones, cuentos, poemas, hacer suplementos culturales, etc., etc., etc.
Unos meses después en una revista (no recuerdo si fue en un Caballero o en un Playboy México) leí una entrevista con José Agustín, en ella el autor de Se está haciendo tarde y La tumba, menciona con gusto la visita de un grupo de chamacos poblanos que fueron a importunar su hogareña paz morelense, externando su optimismo por los jóvenes mexicas en un tiempo en el que los rockeros éramos vistos como poco menos que parásitos sociales.
Después conoció y reconoció la obra del cantautor poblano con fuertes raíces rockeras, Carlos Arellano, escribió el texto de presentación de su primero disco (1987), Canciones domésticas, nos hizo comentarios al disco del grupo de rock Tierra Baldía del 1988. Vino un par de ocasiones en esos años 80 a eventos universitarios en la UAP, donde con Alejandro Meneses pudimos conversar sobre la Plaza Lennon, sobre la joven literatura, sobre la política mexicana, etc.
Después de esos años el único que estuvo en contacto con él fue Meneses por sus tareas literarias. Lo mismo que Óscar López “El Gallo”, quien también participó en esa visita ochentera a Cuautla. Yo dejé de ver al maestro José Agustín muchos años, pero claro, a su obra siempre estuve atento (La tragicomedia mexicana, es para mi gusto obra menor, junto a sus grandes novelas).
Fue en una visita posterior a la capital poblana donde sufrió ese terrible accidente que tanto daño físico le causó. 
Ahora me entero de su fallecimiento y no puedo más que festejar la vida y obra de José Agustín, un extraordinario creador literario y un mejor ser humano: un tipazo que en el jardín de su casa nos regaló a un grupo de jóvenes perfectamente desconocidos tres horas de su sabiduría y su imaginación. QEPD

 

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