Del Archivo de Mundo Nuestro /Ciudad /Gobierno | Reportaje | 31.ENE.2024
Milagro en Puebla. 2.- Política y la acción civil de Puebla Verde / Sergio Mastretta
Crónicas del Archivo de Mundo Nuestro
Mundo Nuestro. En la imagen el Parque del Arte en la ciudad de Puebla tal como se veía en marzo de 2008, bajo la custodia de la organización civil Puebla Verde, que cumple con el objeivo de construir un sitio arbolado como principal encomienda de su trabajo. La custodia es legal y reconocida por el Congreso del Estado desde el año 2004. Se recupera así un espacio público abandonado por más de veinte años por el gobierno estatal. En agosto de ese año 2008, el gobernador Mario Marín Torres arrebata con la fuerza pública el parque a Puebla Verde con el propósito especifico de cambiar el uso de suelo que ese polígono tiene en la expropiaciòn de la tierra cholulteca para el Progama Regional Angelòpolis. Lo sucedido expone con toda precisión el proceso de especulación inmobiliaria que acompañó este despojo de la tierra campesina que ha transformado para bien y para mal la historia de la ciudad de Puebla, y permite describir y analizar el papel que han jugado los gobernadores poblanos.
Este reportaje fue escrito en el año 2008 por Sergio Mastretta y fue publicado originalmente en e-consulta (2008) y Mundo Nuestro (2013). Lo presentamos nuevamente en sus siete partes. Aquí la segunda.
2.- Política y la acción civil de Puebla Verde
Son historias paralelas, la del político y la de la acción ciudadana, y se pueden seguir en una línea de veinte años que ha durado la transformación política de México: la del abogado-burócrata que escala peldaño tras peldaño de sí licenciado o me la debes me la pagas hermano, concertaciones entre ofendidos, atoles y verbos para los descontentos, abrazos y tribunas, trabajos sucios o transparentes, desayunos y embutes con periodistas, oficios firmados y acuerdos ocultos en las oficinas de Gobernación, superando uno a uno a sus jefes-maestros (el abogado magistrado Guillermo Pacheco Pulido, los gobernadores Melquiades Morales y Manuel Bartlett); y la de la organización civil que inicia su carrera ambientalista en una antesala de la presidencia municipal para pedir por primera vez la custodia de un espacio público, la abandonada Laguna de San Baltasar, en 1987, y que se convierte en una de las organizaciones ecologistas en Puebla con un trabajo sistemático probado en defensa del medio ambiente por las siguientes dos décadas. Entre uno y otra, una interrogante mal comprendida y cuya respuesta concreta en la historia reciente de una ciudad define con precisión la tan llevada y traída ausencia del estado de derecho en nuestro país: de qué hablamos cuando las acciones del Estado se sustentan en las llamadas “causas de utilidad pública” y, precisamente tras esa figura jurídica, se desatan acciones gubernamentales abiertamente contrarias a un desarrollo social, urbano y ecológico armónico y justo.
El político
Mario Marín, nacido en 1955 en Natívitas Cuatempan, una pequeña comunidad de la región mixteca del sur de Puebla, sale muy niño a estudiar la primaria en el internado "General José Amarillas", en Tlaxcala. Su ascenso en la escala del poder inicia en las aulas de la Universidad Autónoma de Puebla, en Leyes –de entonces sostiene amistad con dos de sus camaradas claves en lo que los reporteros llaman la “burbuja marinista” (el notario Mario Montero, actual secretario de Gobernación, hijo del viejo periodista del régimen priista poblano, Enrique Montero Ponce, y Valentín Meneses, ahora Secretario de Comunicaciones y Transportes, sobreviviente como director de Comunicación Social del colapso del “góber precioso” en febrero del 2006). Su primer cargo público memorable lo encuentra en 1987 como secretario particular de Guillermo Pacheco Pulido, uno de los cinco santones de la política local, entonces presidente municipal; antes se encarga de la Mesa de Recursos e Inconformidades de la Oficina de Rezagos y Ejecuciones del propio Ayuntamiento. De hecho, Marín se especializa como secretario particular, pues lo fue de cinco secretarios de gobernación, un procurador y los jueces del Tribunal Superior de Justicia.
Mario Marín Logra el cobijo del gobernador Manuel Bartlett, que lo nombra subsecretario de Gobernación en los primeros años del régimen bartlista, y termina como Secretario antes de alcanzar la candidatura a la presidencia municipal, que gana en una de las más controvertidas elecciones, en 1998, denunciadas por panistas y perredistas como fraudulentas, una crisis que librará por el respaldo final del líder nacional del PAN en aquel año, Felipe Calderón Hinojosa. Con un enorme gasto de imagen en medios, termina la presidencia con altos índices de popularidad en las encuestas, que no evitan la derrota del PRI ante el candidato panista en el 2001. Marín suspende temporalmente su carrera de funcionario para preparar su candidatura al gobierno estatal en el 2004, aunque se cura en salud, pues logra que el gobernador Melquiades le compre un seguro de vida al nombrarlo notario en febrero del 2002. Siguen dos años de derroche de habilidades y carisma políticos para ganar sin dificultad la puja al candidato melquiadista. Un socarrón militante de la izquierda local, Gaudencio Ruiz García, bromea con una profecía: “de norte a sur se oye un clamor, Mario Marín Gobernador”. Lo que sea, inteligencia y disciplina, amarres y compromisos, se suman a la gracia de los panistas, decididos a coronar su corrosión interna en Puebla con el regalo en bandeja de la victoria marinista.
Marín asume la gubernatura en enero del 2005. La primera novedad la encuentra en el acceso al dinero federal con los excedentes de PEMEX, que permiten hablar de presupuestos anuales superiores a los 30 mil millones de pesos. De inmediato toma decisiones que se esperaban: se deshace de buena parte de los políticos ligados a Melquiades Morales; y en buena medida hace lo propio con los bartlistas. De hecho, su gabinete se configura en puestos claves con hombres muy cercanos: Xavier García Ramírez como Secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas; Valentín Meneses en Comunicación Social; Mario Montero en el PRI. Y un financiero sin trayectoria política en la poderosa Secretaría de Finanzas, Gerardo Pérez Salazar. Crea la Secretaría de Medio Ambiente, pero la deja fuera de un proceso fundamental: la regeneración de la cuenca del Atoyac, con el territorio de Valsequillo al sur de la ciudad como nuevo entorno de especulación inmobiliaria. Y le da la tarea y los recursos a Javier Sánchez Galicia, su empresario publicista y su funcionario de comunicación social, para el control de los medios. Todo va de maravilla hasta la mañana del 14 de febrero en la radio, con las grabaciones del gober precioso, la grotesca figura del textilero Kamel Nacif y la criminal secuencia contra la periodista Lidia Cacho. La elección presidencial y la obligada alianza de Felipe Calderón con el PRI, en un año terrible para Mario Marín, permiten su sobrevivencia, a extremo tal que la Suprema Corte de Justicia lo libera de toda persecución política y penal.
2008 es su cuarto año en el gobierno, el cenit.
La acción ciudadana
Puebla Verde arranca su carrera como ONG ambiental también en los años ochenta. En 1987, con la creación del Patronato Puebla Verde y una línea de acción en la denuncia periodística (un video documental sobre la devastación de la Malinche y dos suplementos periodísticos en la revista Momento y el diario Cambio), un grupo de poblanos formado por profesionistas, empresarios y amas de casa se decide a participar abiertamente en la defensa del medio ambiente en el estado de Puebla. Al arrancar el gobierno municipal de Guillermo Pacheco Pulido, Verónica Mastretta participa en forma voluntaria en la Dirección de Participación Ciudadana. Ahí conoce a unos vecinos de San Baltasar que le hablan del abandono en el que se encuentra una laguna natural que ella conoció de niña. Realiza con los vecinos una jornada de limpieza de las orillas, y de ese grupo brota la idea de rescatarla. Una mañana de 1987 se encuentra en la antesala del presidente municipal Pacheco Pulido al dirigente de la organización de vendedores ambulantes 28 de Octubre, Rubén Sarabia, Simitrio; ambos llevan como tema el de la laguna de San Baltasar, uno de los vasos naturales de regulación en el sur de la ciudad, entonces convertido en un tiradero de escombro por los ejidatarios que con ese mecanismo le ganan poco a poco el terreno al espejo de agua, que, pedazo a pedazo, fraccionan; Simitrio tiene como consigna formalizar el uso del baldío como estacionamiento-paradero de combis, transporte floreciente en esa época, y que sus choferes han tomado, y hasta planos del proyecto lleva; Verónica lleva el proyecto de rescate, vía dragado y colector, operación y mantenimiento. Ahí mismo logran entenderse: Simitrio se desiste de su idea; Pacheco Pulido, intuitivo como político y consciente como funcionario de sus limitaciones, le abre el paso a la ciudadanía. Puebla Verde, de la misma forma que lo hará con Melquiades Morales para el Parque del Arte en el 2004, aporta recursos privados sin propósito de recuperarlos y que se suman a los invertidos por el Ayuntamiento para la rehabilitación de la laguna. 21 años después Puebla Verde mantiene la custodia sin recibir subsidio alguno por parte de gobierno alguno.
Esos años finales de los años 80 suponen la confirmación de Puebla Verde como ONG ambiental: participa intensamente en la denuncia de la depredación provocada por empresas como PEMEX, Hylsa, VW y muchas más en los centros industriales del corredor Puebla-San Martín Texmelucan; propone y logra la creación de un proyecto privado de manejo de residuos sólidos a bajo costo, ante la debacle de la recolección de basura en Puebla y las denuncias contra la corrupción de los funcionarios involucrados en el Departamento de Limpia, entre ellos el actual todopoderoso Secretario de desarrollo Urbano y Obras Públicas del gobierno marinista, proyecto que se lleva a la realidad por Puebla Verde, a cargo de la recolección del sector sur-oriente en los años 1990-1994; a los tres meses de operación, la recolección empieza a ser autosustentable, el ayuntamiento cobra y las empresas pagan por el servicio. Este proceso de privatización del servicio de recolección de basura deriva, con el Ayuntamiento 1992-1995, a cargo de Rafael Cañedo, y de la mano controladora de Manuel Bartlett, en una licitación que Puebla Verde impugna por sus inocultables irregularidades que con mano negra otorgan la concesión al empresario constructor José Abed; el concurso se repite, pero la asociación ambiental se abstiene de participar nuevamente. También en 1989 Puebla Verde pide y obtiene la custodia del que hasta la fecha conocemos como Parque Ecológico, 70 hectáreas cercadas que por años conocimos como Aviación, convertido el viejo aeropuerto local en parque público por el gobernador Guillermo Jiménez Morales, quien lo inaugura el 18 de noviembre de 1986. Le siembra 10 mil arbolitos con todo y envoltorio plástico. Mueren todos. El nuevo gobernador, Mariano Piña Olaya, lo deja abandonado por cuatro años, hasta que Puebla Verde le propone la custodia para rescatarlo. “Se los doy –le dice Piña Olaya a Verónica--, pero no esperes del gobierno un peso para mantenerlo”. Como para la Laguna de San Baltasar, el gobierno le autoriza a Puebla Verde el cobro de una cuota mínima para el mantenimiento. Los árboles que hoy vemos en el Ecológico son en su mayoría los sembrados por Puebla Verde; el parque se administra sin subsidios con recursos generados por la recolección de basura y con una cuota de recuperación de dos pesos. En 1993, Manuel Bartlett imagina el parque para lo que no debe ser (museos, oficinas, etc.), le quita la custodia a Puebla Verde y construye en sus terrenos una planta de tratamiento de aguas residuales. Igual que con Mario Marín, sin mayores argumentos, pero finalmente de acuerdo y sin uso de la fuerza pública. El costo de operación del parque subió en un 400 por ciento en nóminas, esta vez a cargo del erario público.
Entre 1988 y 1993, Puebla Verde participa en la discusión nacional hacia la creación de una ley ambiental federal, y lo hace a través del llamado Consejo de Desarrollo Sustentable, al que representa con otros grupos mexicanos en la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en 1992. Al año siguiente, Puebla Verde encabeza como organización civil ambiental el desarrollo de una reserva ecológica en el bosque propiedad de los campesinos del poblado Preciosita Sangre de Cristo, en la región del Iztaccíhuatl, con la participación del gobierno de los Estados Unidos como donador de 600 venados, y los gobiernos federal y estatal como proveedores de recursos económicos (traslado de los animales y cercado de las 416 hectáreas), y los propios campesinos, hasta la fecha, los propietarios del proyecto. Los años finales del siglo pasado y los que corren del presente, es decir, desde 1994 a la fecha, fueron para Puebla Verde los de la batalla perdida por la recuperación de la laguna de Chapulco, también en el sur de la ciudad, espacio abandonado y en riesgo de repetir la suerte de las lagunas de La Mora, Agua Santa y Castillotla, desaparecidas para dejar lugar a colonias populares y centros comerciales Aurrerá y Mercado Independencia, Chedraoui y Cinépolis. En los últimos trece años, a partir de la denuncia contra la venta ilegal de terrenos de la Reserva Atlixcáyotl-Quetzalcóatl realizada ante el entonces secretario de la Sedesol federal, Luis Donaldo Colosio –que deriva en la negativa de entrega de la Reserva al gobernador Piña Olaya--, Puebla Verde participa en la lucha sostenida contra el cambio en el uso del suelo llevada a cabo por los gobiernos de Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín, y por el reconocimiento de lo proyectado como áreas de preservación ecológica en el desarrollo Angelópolis del propio Bartlett, que originalmente destina más de 100 hectáreas para parques.
Inauguración del Parque del Arte bajo custodia de Puebla Verde, A.C. , en el otoño de 2004.
Fue en el 2004 cuando, ya de salida, Melquiades Morales le otorga en custodia lo que quedaba de todo ello: el llamado Jardín del Arte, poco más de 12 hectáreas. Entre agosto del 2007 y marzo del 2008, Puebla Verde participa en la denuncia pública contra el propósito del gobierno estatal de cambiar el uso del suelo a lo que queda de áreas verdes en Angelópolis, que deriva finalmente, en el oficio del 28 de marzo por el que la SEDESOL federal da marcha atrás a su aprobación a los cambios. Al día siguiente, por la vía del Fideicomiso Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, y con la complicidad de BVVA Bancomer, el gobierno inicia su campaña para arrebatarle el parque a Puebla Verde.