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25 Junio 2024, Puebla, México.

Capullo. Historias verdaderas 5 / Gúnter Petrak

Cultura | Ficción | 15.JUN.2024

Capullo. Historias verdaderas 5 / Gúnter Petrak

“El bebé mostrando una flor abre su boca”. Enomoto Seifu-Jo

¿Has tenido un bebé entre tus brazos, lo has olido, has sentido la suavidad de su piel, lo has mirado a los ojos, lo has escuchado reír cuando le hiciste cosquillas? A veces la ternura es en sí misma una historia, es el aliento vital de un retoño al que abrazamos como agua para convertirnos también en agua tibia. N nació bella y tierna y fue siempre un capullo que anunciaba una flor hermosa. Recibió mimos y fue la consentida de la familia durante varios años. Lo fue más cuando cumplió cinco y sus riñones comenzaron a fallar. Quería ir a la escuela, conocer y jugar con otros niños, pero… tal vez podía comenzar la escuela con el tío G, que estudiaba Psicología y así fue. Acomodé un banquito junto a la mesita de centro de la sala y le regalé cuaderno y lápices. No fue fácil hacerla prestar atención, su mente estaba hecha de mariposas y de semillitas de diente de león, a veces su cuerpo la atormentaba y entonces me tomaba de la mano y me acariciaba, como si quisiese convertir en suya la energía de mi cuerpo y yo le correspondía con el lenguaje de esa ternura invisible que encendían sus manitas en mi piel. Cada día las lecciones se fueron haciendo más cortas y espaciadas. N salía de casa con sus padres para someterse a la diálisis. El “me duele” se hizo frecuente en sus labios hasta que tuvo que permanecer en cama. Mi vida rutinaria, entre el trabajo y la universidad, encontraba variedad algún día libre en Cholula con mi pareja. Y ahí, en esa ciudad milenaria, mientras miraba al vacío y D trataba de sacarme de mi ensimismamiento, sentí el aleteo de un ángel y miré el reloj, con una emoción extraña. ─Creo que N se ha ido al Cielo─ musité.
Al llegar a casa, ya tarde, nos enteramos. Fuimos a dar el pésame y mi tía nos recibió con una alegría insólita: ─Pasen, miren, ¿no está hermosa mi niña? ─N estaba en su ataúd blanco, vestida con un hermoso vestido blanco… Era como un capullo tierno que nunca pudo mostrar sus pétalos… pero sonreía.