Naturaleza y sociedad | Ensayo | 29.AGO.2024
¿Hasta que nos quedemos sin agua? / Raúl Hernández Garciadiego y Gisela Herrerías Guerra
Alternativas y Procesos de Participación Social A.C. / Agua para siempre
Este texto fue publicado originalmente en la revista Obsidiana, de donde se toma la ilustración de portadilla. Fue presentado por sus autores en la Ciudad de México como conferencia en el Colegio Nacional por iniciativa de Alejandro Frank, durante una sesión denominada “La Crisis del Agua y el Cambio Climático” realizada el miércoles 10 de abril de 2024. Si alguien se interesa por ver la videograbación de las cuatro conferencias de la sesión, las encuentra en este vínculo: https://youtube.com/live/K3TZVxK3yrE?feature=share
No fue hace mucho cuando la amenaza del “día cero” llamó la atención de amplios sectores de la población, al constatar que un creciente número de ciudades, regiones y países ya se han quedado sin agua. ¿Nos llegará pronto? Da miedo pensar en abrir la llave y no tener el vital líquido en la cocina o el lavamanos, y nos aterra jalarle al escusado y que todo permanezca ahí.
“No hay agua en los tinacos, ni reserva en la cisterna”, lo sufren las familias vecinas, en casi cualquier zona. Alguien sugiere ir a comprar garrafones, pero intuimos que ya es demasiado tarde y no resuelve el problema de fondo.
La visión hidráulica actual ya no aporta soluciones adecuadas. No hay más agua que podamos bombear de manera sostenible: las presas descendieron por debajo del nivel límite en el que era viable extraer agua para abastecernos, y los pozos abaten aceleradamente los acuíferos; es como meter más popotes al mismo vaso.
Los pozos abaten aceleradamente los acuíferos; es como meter más popotes al mismo vaso.
¿Es un problema temporal que se arreglará pronto, o algo grave que pueda prolongarse? Ya nos lo habían advertido años atrás, pero no hicimos algo para remediarlo, porque de último momento nos salvaron las lluvias de la temporada de huracanes.
El cambio climático no permite hacer predicciones. Cada año las ciudades registran temperaturas récord, y una miríada de barcos mide y transmite la temperatura del mar en cada punto de sus travesías. Las gráficas construidas con estos datos confirman el continuo calentamiento global desde la Revolución Industrial, que ha traído a nuestros días el caos climático que padecemos.
Los campesinos han perdido la fe en los conocimientos ancestrales sistematizados, pues ya no pueden anticipar si será un año seco o más bien lluvioso, para planear qué y cuándo sembrar. Los calores extremos e incendios en muchas partes del mundo coinciden con lluvias torrenciales que inundan otras regiones, con riadas que dejan pérdidas catastróficas.
¿Es un problema temporal que se arreglará pronto, o algo grave que pueda prolongarse?
“¿Por qué nadie hizo nada para prevenirlo?”, se quejan unos, y “¿quién es el responsable?”, preguntan otros, enfocando la andanada de denuncias en las redes sociales, único medio que las personas sienten que tienen a su alcance para alzar la voz.
La original propuesta de “Agua para Siempre”
Muchas instituciones han abordado el desafío de encontrar soluciones a largo plazo para la creciente escasez y contaminación del agua. En 2010, para celebrar el Bicentenario de la Independencia, los medios de comunicación convocaron al concurso “Iniciativa México”, invitando a la ciudadanía a presentar propuestas para mejorar el país; recabaron 47 mil, para que la población votara por ellas.
Triunfó “Agua para Siempre”, el programa que en tres décadas había demostrado cómo se puede incrementar cada año el volumen de agua limpia disponible, con una visión territorial de regeneración hidroagroecológica de las cuencas, y cuidando la vegetación, el suelo y los cauces, lo que permite tener más agua para todos en el futuro.
Gracias a la aplicación de metodologías de investigación participativa desde 1980, con el programa se constató que el manejo del agua es un problema de alta complejidad, y se comprendió que es el eje en torno al cual giran muchos otros problemas vitales. Para resolverlos, el programa recuperó la visión ancestral de manejo integrado de los recursos naturales en el territorio, y la enriqueció al involucrar aportaciones de múltiples disciplinas de las áreas más diversas: pedagogía, historia, antropología, sociología y filosofía, junto con arte y cultura; economía, administración, leyes y política, de la mano con física, biología, química, geografía y ciencias ambientales, para orientar a diversas ingenierías. Esto confirmó que se requiere una colaboración interdisciplinaria e interinstitucional.
“Agua para Siempre” ha demostrado cómo se puede incrementar cada año el volumen de agua limpia disponible.
Afortunadamente, dos años después —en 2012— el artículo 4 de la Constitución Mexicana reconoció el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal, junto con el derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar.
Comprender el ciclo hidrológico
En nuestro mundo, el agua dulce es escasa, tiene una distribución desigual en el espacio y el tiempo, y está cada vez más contaminada. Para reorientarnos hacia un futuro con agua limpia y suficiente necesitamos enfocarnos en el territorio y favorecer la regeneración hidroagroecológica de las cuencas.
Principales acciones en la cuenca.
El ciclo hidrológico inicia con la precipitación de lluvia sobre la tierra que, al caer, vigoriza la vegetación de los ecosistemas y, al saturar el suelo, forma escurrimientos crecientes. Una pequeña fracción del agua logra infiltrarse, suscitando una dinámica subterránea que aporta humedad a las raíces y recarga los acuíferos, mientras que la mayor parte se evapora por efecto del Sol y del aire. Una porción del agua absorbida por las raíces regresa a la atmósfera por la transpiración de las plantas, reiniciando así el ciclo.
Las poblaciones utilizan el agua, mayormente, para la agricultura, y también para usos domésticos, industriales y de servicios; esos procesos contaminan el agua con diversas sustancias. El agua contaminada de los drenajes se descarga hacia cauces, y solo una pequeña fracción recibe tratamiento.
¿Cómo incrementar la seguridad hídrica?
1. Captar y almacenar agua de lluvia. 73% cae durante cuatro meses al año, por lo que necesitamos captarla, almacenarla y planear cómo disponer de ella durante los ocho meses restantes. Se podría reglamentar que todos los techos capten el agua que cae en ellos y la almacenen para su uso, reduciendo la demanda de la red pública.
2. Recargar los acuíferos. En el territorio de la cuenca en la que cada quien vive, hay que favorecer la recarga de los mantos con agua limpia de lluvia, para reponer la que extraemos de pozos que se abaten inexorablemente.
3. Hacer un uso eficiente del agua. La agricultura utiliza 70% del agua disponible, por lo que es necesario invertir en sistemas de riego por goteo y por aspersión, lo cual puede generar un ahorro de entre 80 y 90% de este gigantesco volumen.
4. Modificar los reglamentos de construcción en las ciudades, para transformar los sistemas de uso de agua de cocinas, baños y lavanderías, evitando así desperdicios absurdos. Hay que separar las aguas jabonosas de las aguas negras, que requieren tratamientos muy distintos para facilitar su reutilización.
5. Instalar sistemas de saneamiento ecológico que procesen las aguas negras, convirtiéndolas en agua con nutrientes no patógenos, para su utilización en riego.
6. Reducir los contaminantes del agua, analizando los insumos agrícolas, domésticos, e industriales, para hacer tratamientos efectivos, específicos para cada uno, en lugar de mezclarlos en un solo drenaje, lo cual vuelve altamente costoso y difícil su tratamiento. Con esto evitaremos enviar aguas contaminadas a las cuencas que descargan en ríos y mares.
Educación para la acción organizada de regeneración ambiental
Para compartir la experiencia ganada durante la realización de cerca de 12 mil acciones de regeneración ecológica, en 1999 “Agua para Siempre” fundó el “Museo del Agua”, que ha recibido a 175 mil personas y ha impartido 3 mil cursos y talleres para formar y capacitar a 60 mil personas que desean inspirarse con este enfoque educativo-participativo y aprender sobre diversas tecnologías probadas de regeneración ecológica que resulten adecuadas para su propio territorio. ¡Súmense!
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