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27 Noviembre 2024, Puebla, México.

El relato de El Atenea, su vuelta al mundo y reconstrucción / Carlos Rodrìguez Giacintti

Sociedad | Crónica | 6.SEP.2024

El relato de El Atenea, su vuelta al mundo y reconstrucción / Carlos Rodrìguez Giacintti

Crónica de viaje

El Atenea en el muelle antes de zarpar.

 

La historia de El Atenea* comienza hace más de 40 años cuando Marco, de origen suizo, adquiere ese magnífico velero de 73 pies de eslora, cuatro camarotes y, en ese entonces, bandera británica. Tiempo después, teniendo ya el barco en costas mexicanas, decide emprender un viaje para dar la vuelta al mundo y se acompaña de Tania su segunda mujer y Marcial, el capitán de origen mexicano. Zarpan de Manzanillo, hasta llegar a las islas de la Polinesia Francesa, luego Tonga cerca de Samoa, tocan Nueva Zelanda, Nueva Caledonia y llegan a Australia. De ahí pasan por Indonesia, Tailandia hasta la bahía de Bengala, luego por el Mar Arábigo hasta Yemen, cruzan el Mar Rojo y llegan al Mediterráneo donde llevan a cabo un extenso recorrido por las diversas costas del Mar Mediterráneo, haciendo diversas pausas en el viaje. Cuando transcurrían cerca de tres años de recorrido, Tania le dice a Marco: “Te quiero mucho, me encanta tu barco, pero yo hasta aquí llegué”, dejó la aventura y a Marco, bajándose de El Atenea y se fue a vivir con un amigo mutuo a París. Poco después Marco conoce a Malena y viven una temporada en la isla de Hidra en el mar Egeo. Más tarde se embarcan nuevamente para continuar el viaje Marco, Malena y Marcial, salen del Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar hacia las Islas Canarias, luego continúan hacia América hasta llegar al Canal de Panamá, cruzan el canal y bordeando la costa del Pacífico regresa El Atenea a Manzanillo, después de seis años de recorrido. Poco después de llegar a México, Malena se despide de Marco y regresa a la isla de Hidra.

Marco es un tipo alto, bien parecido, fiel a su origen europeo, hábil, rudo e inteligente, aunque hoy supera las ocho décadas que le han dejado las huellas del tiempo y de sus aventuras. Marcial es bajito, de extracción humilde, afable, marino de cepa y muy confiable, aunque hoy se nota que ya le pesa la edad. 

Hace más de cinco años, John, sobrino de Marco, adquirió El Atenea, le cambió la bandera al registrarlo ahora en Delaware y, desde la pandemia, se ha dado a la tarea de remozar casi completamente el barco, con la ayuda de un pequeño grupo de colaboradores. Los viejos acabados de madera han sido sustituidos por modernos paneles de fibra de vidrio, un motor Volvo nuevo, se eliminó la escalera del frente para dar más espacio a los camarotes, baños modernos y aire acondicionado; luces, instrumentos y controles electrónicos de última generación, velas nuevas y muchos más detalles para que El Atenea quede listo para nuevamente dar la vuelta al mundo a partir del 2025.

Aprovechando la visita de Marco y Laura su esposa a las costas de Nayarit, quienes amablemente nos invitaron a Lita y un servidor a acompañarlos, John se aventuró a hacer una primera salida de prueba de El Atenea por la Bahía de Banderas, partiendo de la marina de la Cruz de Huanacaxtle. Fue un momento muy emotivo en el que, después de muchos años, se reencontraron Marco y el capitán Marcial en la cubierta de El Atenea, piloteado ese día por John, acompañados por Laura, Gaby la esposa de John, nosotros y los cinco miembros de la tripulación, quienes llevan años remozado el barco junto con John y su perro café. Ya en el mar se probaron instrumentos, motor, luces y muchas cosas más, mientras escuchamos diversos relatos de quienes le dieron la vuelta al mundo hace más de 40 años, utilizando cartas de navegación, brújula y sextante, sin que existieran las comunicaciones satelitales. John fondeó el barco cerca de uno de los extremos de la Bahía para poder nadar y refrescarnos en el mar acompañando a Marco, Marcial, John y su perro café. El mar estaba recio y las corrientes marinas fuertes, pero eso no espanta a marinos experimentados como los que nos acompañaban. Fue un viaje de inauguración de El Atenea, pero también de agradecimiento y homenaje de John a su tío Marco, quien ha sido como un padre para él.

Nadar en el mar y compartir el pan y la sal en el mismo barco en el que esos personajes le han dado la vuelta al mundo y en el que se van a atrever nuevamente, no es cosa de todos los días para los ciudadanos de a pie. Comprender los ambientes y límites de una embarcación en medio del mar, lejos de casa, de los amigos y familiares, en contornos diversos y adversos, comprender sus motivaciones, ambiciones y experiencias es algo único y enriquecedor, sin descontar las múltiples anécdotas de aquella vuelta al mundo, así como todos los detalles con los que se ha reconstruido El Atenea, con enorme esmero y dedicación. Para reflexionar.

*Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de los personajes de este relato.

 

John, Marcial y Marco navegando en El Atenea.

 

John, Marcial y la tripulación de El Atenea.

 

El Atenea fondeado en un extremo de la Bahía de Banderas.

 

Puesta de sol en el mar en Bahía de Banderas.