diciembre 5, 2025, Puebla, México

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Elena Garro regresó a casa: se la quería llevar la policía / Moisés Ramos Rodríguez

Elena ha regresado a casa.

Pero, este martes 30 de septiembre, se la quería llevar la policía.

Después de una petición de universitarias y de lo que se ha dado en llamar—todavía— “sociedad civil”, la figura en bronce de la escritora nacida el 11 de diciembre de 1916 en la Ciudad de los Ángeles ha sido trasladada a la Plaza de la democracia, Calle 4 Sur, frente al templo de la Compañía de Jesús.

Ha “vuelto a casa” porque, poco antes de su muerte, y en ocasión de su Feria del libro de 1998, Elena Garro fue nombrada doctora honoris causa por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Diversas circunstancias, principalmente de salud, impidieron que doña Elena llegara al edificio Carolino —adonde se realizó la feria librera y donde se le otorgaría el grado—; murió el 22 de agosto del 98.

De cualquier forma, Garro pasó a formar parte del claustro universitario, aun cuando no tuvo el documento en sus manos.

Así que cuando un grupo de universitarias encabezadas por las doctoras en letras Diana Isabel Hernández Juárez y Alma Guadalupe Corona, y la doctora (posdoctorandte) de la Facultad de Artes, Elvira del Rocío Ruiz Vivanco, pidieron al Ayuntamiento de la ciudad —apoyadas por algunas de sus alumnas y miembros de la antedicha sociedad civil— estaban solicitando que Garro regresara a casa, era por esa pertenencia al claustro poblano.

 

 

El sitio donde originalmente había sido colocada su efigie —hace más de dos años— era, para la escritora, una afrenta: una plazuela donde estuvo el busto conmemorativo del médico psiquiatra Rafael Serrano invadido por vendedores ambulantes.

Ahí, doña Elena “leía” Los recuerdos del porvenir, hasta que vándalos le pusieron grafitis en el rostro y desconocidos le robaron el ejemplar que sostenía, mutilándole un dedo.

A la anterior administración municipal se hizo la petición de que se llevara la figura de Garro a un lugar más digno, donde pudiera ser más respetada: la BUAP.

Ya había un antecedente: en el año 2000, la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura, encabezada por el maestro Ricardo Moreno Botello —economista, pianista, editor, novelista, historiador culinario— donó un busto de Johann Sebastian Bach a la ciudad.

La figura del genio fue instalada en la antigua Plaza del Boliche, muy cerca de la capilla de la Soledad. No fue el mejor lugar: le llenaron de basura la base y vandalizaron el busto.

Entonces, el músico “fue trasladado” a donde hoy mira con serenidad: en el inicio de la Avenida Juárez, donde se cruza con la Calle 13 Sur. Y ahí permanece, sin ser pintarrajeado o sin mutilaciones para venderlo “por kilo”.

Así, al ser instalada su imagen, desde esta semana, en la Plaza de la Democracia, Elena Garro regresa a la casa que le pidió ser parte de su claustro —un poco tardíamente, cierto— y tendrá una vigilancia mayor de la que tuvo en el Parque de San Luis.

Feliz sincronicidad: consta que en ese sitio donde ahora—hasta que el alcalde José Chedraui la devele— cubierta, Elena Garro lee, los miembros de la Compañía de Jesús compraron las primeras casas para edificar su colegio, que sería el del Espíritu Santo hace 487 años.

Ahí, en esa plaza, inició la historia de la universidad —Colegio del Espíritu Santo, del Estado; Universidad de Puebla, Autónoma, Benemérita— que ahora se reivindica al tener frente a su edificio histórico, emblemático, el Carolino, a una de las escritoras que nos han dado patria literaria.

Ya no está la gran placa que había sido colocado en el sitio donde estuvo la casa donde nació, ni hay un busto o algo que recuerde su llegada al mundo en la esquina de la Avenida 7 Poniente y la Calle 5 Sur.

Pero desde ahora, con la consigna de difundir ampliamente quién es Elena Delfina Garro Navarro, su imagen será más respetada, y reconocida.

Ya vamos por menos: ahora falta que el Teatro de la Ciudad –¡vaya nombre más original!—sea llamado “Elena Garro.” 

Bienvenida a casa, “partícula revoltosa.”

 

PD I: otro busto, otro ámbito

 

 

PD: Ya redactada esta nota, el maestro J. J. Néstor Vázquez me recordó que, en el Bulevar Forjadores que va de las ciudades de Puebla a san Pedro Cholula, en ese sentido, el último de los bustos ahí colocados es el que celebra a Elena Garro.

Pertenece a una serie de imágenes que dan sustento al nombre de la vía, que antes de ella era de florecientes sauces.

La imagen de la narradora, poeta, dramaturga, periodista, bailarina y más, se ha “salvado” del robo, mas quien no reconoce sus rasgos, ignora que se trata de Elena Garro. Volver a colocar una placa de bronce o metal, implicaría arriesgarse a que la roben. Quizá la solución es una placa de talavera, la cual, aunque sea vandalizada, puede ser más duradera.

Suponemos que es a las autoridades culturales del Estado y los municipios de Puebla y San Pedro Cholula, a quienes corresponde restaurar la identificación de doña Elena, junto con el resto de los bustos que, casi milagrosamente, permanecen en el largo bulevar, pero sin identificación.

Esperemos que para el próximo 11 de diciembre, cuando se cumplan 109 años del nacimiento de nuestra escritora, podamos realizar una ceremonia en el sitio, ya con identificación de ella.

Es cuanto.

 

PD II: la policía se quiso llevar a Elena Garro

 

Ya redactadas las notas anteriores, debo agregar la siguiente:

Amaneció el martes 30 de septiembre con la resaca de la fiesta de San Miguel, y con la figura de Elena Garro frente al templo de la Compañía de Jesús, en la Calle 4 Sur, entre las avenidas Palafox y Mendoza y 3 Oriente.

Pero, oh sorpresa: la noticia de la mañana de este día fue Elena Garro: “alguien” reportó a la policía que había una “embolsada” en la Plaza de la democracia, frente al antedicho templo.

Hubo, entre las siete y las ocho horas, una movilización policial para saber sobre el hecho: se halló a una figura sedante, en una banca, cubierta con plástico negro.

Los policías querían llevarse la figura. No sabían que era Elena Garro y que, apenas la víspera el Ayuntamiento de Puebla, a través de su Consejo del Centro Histórico, había mandado instalar la imagen de la escritora ahí.

La efigie estaba cubierta con plástico negro porque será en próximos días cuando el alcalde José Chedraui reinaugure el corredor de héroes que nos dieron patria chica en la Avenida 5 de Mayo, y en dos lugares más: la Plaza de la democracia y El Parián.

Los policías —aseguran los testigos presenciales— no querían entender razones: se levarían a la embolsada.

Después, preguntaron si “gente de la universidad” o de la sociedad civil o quiénes, habían hecho el traslado. ¿Quién había autorizado, en caso de que existiera, tal mudanza?, preguntaban

Tuvo que intervenir personal de la gerencia del Centro Histórico. Se detuvo el nuevo traslado de Elena Garro que, por lo que se ve, no deja de ser molestada y debe migrar una y otra vez.

Autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras, guardias del Edificio Carolino, promotoras del asentamiento de la imagen de Garro en la Plaza de la Democracia, intervinieron.

Los policías desistieron de su propósito.

Ahora, descubierta, se vio que doña Elena estaba embozada esperando al alcalde y autoridades, para ser desvelada.

La calma llegó, pero hasta la inauguración, doña Elena permanecerá cubierta.

Esperemos que esa atención que tuvo este martes 30 de septiembre, la tenga todo el tiempo frente al Templo de la Compañía Elena Delfina Garro Navarro.

La pregunta es si Elena Garro se está riendo —seguro está sorprendida— en el Hogar sólido en el que ahora reside.