El odio y la impunidad cercan a una libertad de prensa más amenazada que nunca
Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico. Joseph Pulitzer
Hace setenta y cinco años y como producto de la barbarie de la segunda guerra mundial con sus horrores de los hornos crematorios, la persecución a los diferentes (gitanos, comunistas, judíos), la tortura y la megalomanía de un tirano que le vendió la idea a su pueblo de entronizar a los arios como una raza superior, la incipiente Organización de Naciones Unidas, actualmente en franca decadencia, proclamó y emitió la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Esta declaración tiene en su centro la reivindicación y defensa de la dignidad intrínseca de todo ser humano, independientemente de su raza, sexo, nacionalidad, condición social, religión, entre otros y sustentada a los siguientes principios: Universalidad, indivisibilidad, interdependencia, progresividad, igualdad y no discriminación y libertad y seguridad. Si nos detenemos a mirar el mundo actual, nos daremos cuenta que vivimos en un mundo muy alejado de lo planteado en el artículo 28 de la DUDH.
Contradictoriamente, esta declaración se dio en el mismo año que inició la invasión del territorio Palestino por parte de Israel, con aprobación tanto de la ONU (1947, Resolución 181 de la ONU), como de las principales potencias que emergieron de la segunda guerra mundial (URSS, Estados Unidos, Reino Unido); con ello daba comienzo la Nakba (catástrofe), el apartheid y en particular el genocidio sistemático y programado del gobierno sionista y genocida de Israel en contra del pueblo Palestino, hasta nuestros días. Desafortunadamente, en los tiempos del capitalismo bárbaro que vivimos, la declaración con sus treinta artículos, se ha convertido en simple papel mojado y borroso, para el actual neocolonialismo e imperialismos, que padece el mundo y las nuevas formas de control social, político, mediático, financiero, militar y cognitivo.
Dada la situación, tanto nacional como estatal, sobre la violación a los derechos humanos, en particular, en lo que concierne a la libertad de expresión y opinión, con varios procesos abiertos en contra de algunos medios y periodistas poblanos, por ejemplo, los cuatro periodistas y medios que fueron denunciados por darle voz a la Dra. Gabriela Molina que denuncio un mala manejo de plazas en la UPN, o el citatorio por parte de la Fiscalía del Estado al director de e-consulta, Rodolfo Ruíz, vale la pena reivindicar la letra y el espíritu del artículo 19 de la DUDH que nos habla del derecho que tenemos todas y todos los ciudadanos a expresarnos y a opinar, a no ser molestados por nuestras opiniones y a difundirla por todos los medios de expresión; derechos que están en entredicho en nuestra entidad. Derecho protegido también en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), derecho plasmado en el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos y en el artículo séptimo constitucional en el cual también se menciona que está prohibida la censura previa. La libertad de expresión, es condición necesaria para el ejercicio de otros derechos tales como el de información, transparencia o la exigencia de rendición de cuentas a los gobernantes, políticos y representantes populares.
La relación de la prensa con el poder en no pocas ocasiones ha sido ríspida, de plena sumisión o de clara confrontación contra el detentador del poder en turno, piénsese en el periódico Regeneración de los hermanos Flores Magón, El Machete y Oposición, periódicos del Partido Comunista Mexicano, Madera de la Liga Comunista 23 de Septiembre y más cerca de nuestros días, el Excelsior y Proceso en su primera época, ambos dirigidos por don Julio Scherer, entre otros medios. Sin el papel de estos medios en contra del autoritarismo y la antidemocracia del sistema priista, no podríamos explicarnos y entender nuestros derechos y libertades actuales. Históricamente el poder quiere una prensa sumisa, turíferaria, aduladora, vacía y no una prensa crítica que le sirva a la sociedad, sobre todos a los más pobres y desvalidos y que cuenta de lo que pasa a nivel de piso y no sea simple correa de transmisión entre las élites políticas o económicas; que le de voz a los sin voz, a los pueblos y sectores oprimidos, excluidos, invisibilizados. Necesitamos una prensa que visibilice las demandas de estos sectores frente al poder. Es difícil hablar de una sociedad plenamente democrática, sin una prensa y periodistas críticos con nuestra realidad. Desafortunadamente no siempre ha sido así, tanto por algunos directores de medios que mañosamente confunden contratos de publicidad con la venta total de la línea editorial, la consciencia y la dignidad.
Imagen tomada de Lado B.
Breve reseña de la represión a la prensa en Puebla
Durante el gobierno del represor y antidemocrático Rafael Moreno Valle, quiso imponer su ley bozal y con la sumisión y su mayoría en el congreso local, reformó los Código Civil y Penal para despenalizar la difamación y la calumnia y al mismo tiempo, introducir la figura jurídica de daño moral. Durante su gobierno, presentó demandas por daño moral contra algunos periodistas. Controló férreamente la publicidad gubernamental con el famoso tripack.
Con Miguel Barbosa Huerta al frente del gobierno-gobierno Morenista y 4T, la relación con la prensa no fue mejor. Miguel fue acusado por el gremio de agresiones verbales y descalificaciones, hostigamiento en contra de los medios e-consulta y El Popular y sus directores; Rodolfo Ruíz y Carolina Fernández. Acoso y censura a la periodista del Sol de Puebla, Alba Espejel.
La organización artículo 19, ubicó a Puebla como el estado con más ataques a periodistas durante la cobertura del COVID en el 2020.
Entre 2019 y 2023, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla reportó que se habían presentado de 41 quejas relacionadas a la violación de derechos humanos de periodistas. La misma Comisión registró 16 quejas de hechos violatorios contra personas defensoras de derechos humanos, todas ocurridas en 2023. (Balance de la situación de derechos humanos en Puebla Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ.) Lo que echa por tierra la supuesta defensa de los derechos humanos y nuestras libertades, por parte de los gobiernos humanistas y progresistas de la 4T en la entidad.
Durante el presente año, la organización Artículo 19, mencionó que Puebla es el cuarto estado mexicano más peligroso para ejercer el periodismo, con 33 agresiones documentadas en 2024. Diversas organizaciones han documentado que entre 2018 y 2024, en Puebla hubo 241 ataques a periodistas, lo que representa el 7 por ciento del total nacional en agresiones a periodistas, medios y la libertad de prensa. (Derechos pendientes: informe sexenal sobre libertad de expresión e información en México) En este informe, a Puebla lo ubican en tercer sitio, solo por arriba de Cd de México y Guerrero, respectivamente.
En la investigación/estudio Desiertos Informativos en América Latina refiere quePuebla registra una de las mayores incidencias de amenazas contra medios y periodistas del país. Solo el 27 por ciento de los proyectos encuestados reportó no haber sufrido hostigamientos, mientras que el 73 por ciento restante ha enfrentado diversos tipos de agresiones: amenazas digitales (13 proyectos), presiones gubernamentales (12), amenazas directas (10), presiones económicas (7) y acoso judicial (3).
Y para completar el cuadro, la organización de Comunicación e Información de la Mujer, A.C.) en su sexto informe señala que Puebla se colocó como el segundo estado más peligroso del país para ejercer el periodismo siendo mujer, con 103 ataques registrados, solo detrás de la Ciudad de México (292). Le siguieron Coahuila (74) y Michoacán (72).
En el pasado Día Internacional de los Derechos Humanos, un conjunto de organizaciones suscribieron un pronunciamiento en el cual exponen su preocupación sobre los derechos humanos en el país y en nuestro estado por lo que sucede con el periodismo y llaman la atención sobre algunas leyes recién aprobadas. En una parte del pronunciamiento, expresan lo siguiente: la creciente criminalización del periodismo mediante figuras como ciberasedio o delitos contra el honor en estados como Puebla y Michoacán. Además, leyes recientes —como la de Inteligencia en Seguridad Pública y la Ley General contra la Extorsión— contemplan tipos penales amplios que pueden someter a escrutinio la difusión de información y el uso de medios digitales, poniendo en riesgo la libertad de expresión.
Y para rematar en este mes de supuesta paz y felicidad, llegó como cubetazo de agua fría, al gobierno federal, gobiernos de los estados y municipales, al poder judicial y legislativo y la sociedad en su conjunto sobre lo que sucede con el periodismo y los periodistas en nuestro país, propinado por la organización Reporteros Sin Fronteras que en su más reciente informe, señala: México, segundo país más letal y con más desaparecidos de la prensa en 2025 solo superado por Gaza, siendo este año el más mortífero de los últimos tres en el país y agregan en sus informe,los periodistas cubrían la actualidad local, denunciaban al crimen organizado o sus vínculos con la política y habían recibido amenazas de muerte explícitas.
Es en este marco nacional y estatal, que se da el acoso por distintas vías, a medios y periodistas, que han prestado su plumas, su tiempo y compromiso ético con el periodismo crítico, para denunciar la casos de corrupción, de nepotismo, de actos de autoritarismo y antidemocracia de los virreyes sexenales, de dar voz a las madres buscadoras, a los defensores del agua, el medio ambiente y los bosques, de denunciar la persecución a los líderes sociales; de dará la voz de alarma por los feminicidios y a las mujeres insurrectas…..
Es en esta atmósfera social y política, que Rodolfo Ruíz, tiene que comparecer ante justicia estatal para dar cuenta, según esto, de una denuncia peal presentada durante el gobierno de Miguel Barbosa Huerta, así la relación entre la prensa y el poder en la tierra de los Hermanos Serdán y de Don Gilberto Bosques, entre muchas y muchos poblanos que han dado su vida por un estado más libre, justo y democrático, tarea inconclusa.
Sólo me resta despedirme con una frase lapidaria del informe de Reporteros Sin Fronteras, El odio y la impunidad cercan a una libertad de prensa más amenazada que nunca… los periodistas no mueren, los matan.
