Hay gente que durante su paso por esta vida deja huella. Marcelino, un joven músico del municipio de Ixtepec, Puebla, fallecido en un lamentable accidente el día de hoy, es uno de ellos.
Hemos perdido a un gran ser humano, a un buen amigo, a un gran promotor de la alegría Huapanguera. Hemos perdido los que somos de Ixtepec, porque dónde quiera que iba con su música nos representaba, aún sin que él se lo propusiera.
Pocos jóvenes tan entusiastas como Marcelino optan por el arte, aún sin ningún tipo de apoyo de ninguna instancia.
Recuerdo su pasión por la música, con esa sonrisa que lo caracterizaba y con la que nos saludaba siempre, sin aires de grandeza y siempre con humildad para compartir lo que sabía.
Y ahí iba con su guitarra caminando por las calles del pueblo, a cumplir con sus compromisos. Recuerdo que lo invitamos una vez a la radio en uno de nuestros aniversarios y sin pensarlo dos veces accedió. De hecho esta foto se la tomé durante su participación en nuestra emisora Xectz.
En pueblos tan arrinconados como Ixtepec es necesario impulsar el arte como una valiosa opción para las juventudes. Lamentablemente es el sector más olvidado en todas las instancias.
En nuestros pueblos casi nunca llegan las acciones del Instituto Mexicano de la Juventud, pero aún así, el pueblo resurge a través de la danza, la cereria, la elaboración de textiles y la música y es en gran parte, la juventud quien contribuye en la permanencia de las expresiones artísticas del pueblo.
Marcelino se ha ido de este mundo, pero nos deja su recuerdo, las veces en que alegró una casa con su música, las veces en que tocó en algún espacio público, como las huapangueadas que a veces se llevan a cabo en la iglesia, las veces en que compartió su música en algún encuentro, en algún pueblo.
Recuerdo su entusiasmo para organizar un encuentro musical el día de la Santa Cecilia para honrar el trabajo de sus compañeros músicos del pueblo y la región. Para alegrar una vez más, el corazón del pueblo.
Lamentablemente su inquietud no encontró el apoyo suficiente para un evento de tal magnitud, pero eso no le quitó el ánimo para realizarlo.
¿Que les queda a los jóvenes de nuestros pueblos aparte de jugar básquet, fútbol o ver la televisión y la pantalla del celular? ¿Que instancia es capaz de responder a sus inquietudes ? Lamentablemente ningúno, para los gobiernos no es población meta, quizá porque muchos de ellos aún no votan.
Aquí en nuestro pueblo nadie mejor sabe ofrecer alegría que un músico, por eso cuándo se va uno de ellos perdemos un poco de nuestras alegrías.
Así también se han ido danzantes, músicos y sabios de la comunidad, sin que nadie les haya ofrecido, en vida, el reconocimiento que merecen.
Miembro y fundador del Trío Hermanos Guzmán, Marcelino cumplió su sueño de ser músico, fue autodidacta y a base de tanto esfuerzo poco a poco fue destacando entre los tríos de huapango de la zona hasta lograr ocupar un lugar en el panorama regional.
Es un claro ejemplo de lucha, de que cuando se quiere se pueden lograr los sueños. Marcelino deja una gran gran huella y un gran vacío, pero es un ejemplo a seguir para las juventudes actuales.
Descanse en paz mi estimado amigo. Descanse en paz también su querido padre.