Cultura | Crónica | 8.ABR.2021
Aquellos bailes de aquella Puebla / Polo Noyola
Mitos sin sustancia
Esta reunión nunca existió, los contertulios es probable que nunca se conocieran entre ellos, eran jóvenes poblanos entre los años 30 y 40 del siglo XX y estos recuerdos fueron recuperados independientemente cuando todos ellos ya eran ancianos. Pertenecen a más de una generación que fue testigo de la transformación de Puebla, de ser una pequeña ciudad típicamente provinciana donde el cine y los bailes eran las dos únicas diversiones de las jóvenes parejas –fuera de las cuales nada o casi nada estaba permitido–, en la metrópoli multitudinaria que habitamos.
Pero, cuidado, no caigas en la tentación de imaginar que Puebla era un pueblito. No, era una ciudad de un cuarto de millón de habitantes, una de las más grandes y modernas de México, cosmopolita a su manera con todos los servicios modernos disponibles.
Ahora los reúno en esta falsa entrevista, una suerte de alegoría, para que nos cuenten sus contrastantes visiones de aquella diversión nocturna: los bailes, el baile, contactos físicos a veces con extraños que tenían ese toque de sabroso pecado que era muy emocionante consumar, pues todos eran muy católicos.
Luis Velasco Ramírez: La vida era más romántica, en este sentido. El círculo era más cerrado, Puebla era más chica, nos conocíamos todos, aunque no nos saludábamos, nos conocíamos de vista, como hemos rememorado aquí con mis buenos amigos.
Viviana Palma: Los departamentos tenían sus balconcitos que daban a la 5 sur, pero la entrada era por la 5 Poniente, pero donde yo vivía daban los balcones para la 5 sur. Hasta ahí iban los muchachos a cantarle a una, porque se usaban los gallos (como eran llamadas las serenatas).
Magno Sánchez: Cuando ya estábamos en edad de ir a bailes y eso, íbamos al Casino, por El Carmen. Y el Pasapoga, que era como un bar para parejas. Iba uno en forma cordial, a tomar algo, estudiantes o personas mayores.
Carlos Alberto Julián Galis: Era un club, bueno, no un club, un centro nocturno que se llamaba el Pasapoga, que era de los Trías. También se acostumbraban las tardeadas en Agua Azul, las lunadas acá en La Paz.