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8 Mayo 2024, Puebla, México.

Desinformación y polarización: el fenómeno del hincha-ciudadano

Política | Opinión | 10.AGO.2021

Desinformación y polarización: el fenómeno del hincha-ciudadano

 

Los poderes mediáticos, políticos y económicos opositores a la visión de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han encargado de construir una narrativa permanente que desafortunadamente ha permeado en la sociedad mexicana, amplificando escenarios de polarización y permanente disputa en redes sociales y espacios mediáticos, en las que todas las políticas públicas, acciones gubernamentales o asuntos relacionados a los gobiernos de la 4T se valoran, reducen y analizan, sólo en dos vertientes: éxitos o fracasos de AMLO.

Desde hace más de una década, se arrastra una inercia en la que casi cualquier tema, declaración, acción, propuesta o programa de gobierno impulsados por el antes candidato y hoy Presidente López Obrador son sujetos a la polémica, con voces que las descalifican permanentemente y las señalan como fracasos, ocurrencias o desaciertos. Voces cuya estridencia y nivel de repetición en diversos medios de comunicación buscan crean una falsa sensación de rechazo.

Señalamientos a los que ciudadanos informados y simpatizantes del movimiento obradorista reaccionan con argumentos y fundamentos —y, dicho sea de paso, algunos fervientes seguidores también con estridentes y poco informadas descalificaciones—amplificando el ideal escenario de polarización conveniente para los sectores conservadores y reaccionarios del país.

Desafortunadamente, un gran sector de la población mexicana —particularmente aquella con acceso a medios digitales, internet y redes sociales— parece haber sido condicionada para reaccionar como una especie de hincha de futbol, en donde sólo hay 2 equipos: el del presidente López Obrador y el de sus adversarios u opositores en turno. Como en los llamados partidos clásicos, se sufren y se celebran los fracasos del oponente.

Eduardo Galeano, en su libro Futbol a Sol y Sombra describe perfectamente a estos individuos que cualquiera podría confundir con un ciudadano-hincha:

«En estado de epilepsia mira el partido, pero no lo ve. Lo suyo es la tribuna. Ahí está su campo de batalla. La sola existencia del hincha del otro club constituye una provocación inadmisible. El Bien no es violento, pero el Mal lo obliga. El enemigo, siempre culpable, merece que le retuerzan el pescuezo. El fanático no puede distraerse, porque el enemigo acecha por todas partes. También está dentro del espectador callado, que en cualquier
momento puede llegar a opinar que el rival está jugando correctamente, y entonces tendrá su merecido»

La Consulta Popular 2021 es un claro ejemplo de este fenómeno, en donde centenares de hinchas desde la tribuna de las redes jugaron su propio partido, se burlaron, descalificaron y gritaron gustosos lo que según ellos fue una derrota del Obradorismo y, por tanto una victoria propia, una victoria que merece celebrarse como buen hincha, burlándose del aficionado rival.

El ciudadano-hincha celebra toda información negativa al obradorismo como un gol, lo grita, lo apropia como un logro suyo. Y como buen fanático, siempre está del lado de su equipo, aunque implique celebrar las muertes por covid-19, el retraso en la vacunación en algún estado, una protesta de gaseros abusivos, el resultado de indicadores de pobreza o hasta los resultados de la delegación olímpica.

Tener la razón es la anhelada victoria de su juego. Los líderes de las barras bravas, los Chumel, los Lozano, los Calderón alzan las manos victoriosas cuando logran el clamor de una fanaticada desinformada, emocionada, confundida.

En tanto, el país parece caminar hacia una transformación, en la que un proyecto y visión de gobierno transita permanentemente con los ensordecedores gritos de la hinchada del fracaso.