Nuestro muro - El destructor de los dioses ajenos - Xantil / Poemas de Martín Barrios
Versiones en español y náhuatl con notas del autor
Mundo Nuestro. Presentamos en su versión en español y náhuatl tres poemas de Martín amaru Barrios Hernández, poeta, cronista y activista en defensa de los derechos ambientales y humanos en la región de Tehuacán. Los poemas son comentados por el propio autor, quien nos ofrece el contexto histórico y cultural que inspiraron su creación.
"El poder hacer una forma de expresión poética en náhuatl - español y viceversa, es una forma de llevar la resistencia de una lengua mexican tan histórica y rebelde, a la palabra escrita y al acto poético, “in xochitl in cuicatl” o “la flor y el canto”, es decir, a la poesía." Martín Amaru Barrios Hernández
Nuestro muro
Nuestra cerca
nuestro muro
mi corazón
o el tuyo
los ancestros regresan
de antier de mañana
vienen descalzos
desde Mictlampa
Coyote Blanco
entendió
el mensaje
de la brasa
los descarnados
están regresando
por Apanihuayo
la vuelta están dando
de un mar de aguas negras
están emergiendo
han dejado
el descanso
han trascendido
las nueve montañas
del subterráneo
vienen con la moruna
en el puño y lo alto
traen un mensaje
fuerte y claro
nuestro muro
nuestro amparo
nuestro sueño
¡el relámpago!
Totzacuile
Totenan
totzacuile
axcan quema
tehuatl, nehuatl
tococolhua ojpano
itech mostla axtok yala
ohualaziko mictlampa
Ixtak Huehuecoyotl
asikamatiaya
in tlitl
ehekatlajtol
tlatetenkime
yehua mocuepaske
ipan Apanihuayo
ye nemilitzli mocuepaske
in tlillic hueyatl
hualkisa
ihuan tlakaua
mosehuiliztli
yehua opanoj
tlallictic
chicnahui tepeme
ohuallaziko ihuan tepoztle
tlajpak imaitl
nicualquilia
chicahuak tlajtol
totenan
totzacualli
to temictlin:
¡in tlapetlaniliztli!
Para escribir este poema me inspiré en una gran frase del mundo chichimeca, en este caso de los nahua caxcanes, quiénes pelearon la primera gran batalla de resistencia indígena, tras la caída de Tenochtitlan.
Me refiero a la Guerra del Mixton, que duró aproximadamente diez años de resistencia, la cual culmina de manera trágica con la muerte en el exilio de Francisco Tenamaxtle, el líder nahua caxcan deportado a Sevilla, España, en 1556, acusado de rebelión, sedición, motín y actitudes “anti cristianas”.
¡Nuestra cerca, nuestro muro! ¡Ahora bien, mi corazón o el tuyo! eran algunas de sus sabias palabras para combatir la invasión cristiana europea, que traía consigo la enfermedad que seguimos padeciendo y contra la que continuamos resistiendo, es decir, la búsqueda y el saqueo de los minerales por los emisarios de la Colonia en esa época, o por las concesiones aprobadas desde el salinato, el panismo y el gobierno lopezobradorista.
Este poema, en mi manera de entender la poesía y hacerla, es un profundo homenaje a los nahua caxcanes, quienes abrieron la vereda que seguimos transitando hasta esta época, en la defensa de la Tonantzin Tlalli o la Madre Tierra.
Con ellos, los españoles inauguraron una serie de genocidios, saqueos y actos de brutal y despiadada colonización, que hasta la fecha seguimos padeciendo.
A manera de señas, este poema es para invitarlos a que toquen el fondo de nuestra historia de resistencia indígena, desde la Guerra del Mixton o la Guerra Chichimeca hasta las diversas historias de nuestras actuales luchas por la autonomía, la autodeterminación y la defensa del territorio frente al saqueo de megaproyectos mineros, energéticos o de “desarrollo” y “modernización”.
El destructor de los dioses ajenos
Soy el destructor
de los dioses ajenos
400 coyotes
de fuego
el corazón de la montaña
mi lengua es de obsidiana
una serpiente emplumada
una oscura parvada
en la altura
estoy formando
una culebra de nubes
que voy soplando
un zopilote
hechicero
nadie me atrapa
cuando vuelo
he traído a la Tzitzimitl
convoqué a los huachichiles
conjuro tempestades
redoblan mis atabales
camino
con desollados
xantiles y teyotes
mis aliados
soy el corazón de las tinieblas
dejé mi conjuro
en una cueva
de tlacuache son mis piernas
el destructor de los dioses ajenos
emplumado en pleno vuelo
el destructor de los dioses ajenos
tu vida desaparece en mi sueño.
Tlaixpoloani itech kaltempan teomecayotl
Nehuatl ni tlaixpoloani
itech kaltempan teomecayotl
in tlitl cenzontocoyome
in tepeyollo
in eztli nonenepil
ce quetzalcoatl
in tlillic totome
in hueyic tlakpak
ni tlachihua
in ayahuitl coatl
nitlatlapitza
ce zopilotl
tlachihuani
ayac nechtelpiloyan
ikuak nipatlani
in tzitzime onitehuilana
in coachichiltic onitecayotia
tecihutlacaloni amamani
ihuan no huehuetl tlapetlani
in tlaomiyokixtilli
ne nenemi
teyome ihuan xantillme
noiknime
nehuatl in tlilyolotl
notlajtol notlacahuia
ictic ce oztotl
in tlacuatzin no meztlin
nehuatl ni tlaixpoloani
itech kaltempan teomecayotl
noketzalli patlani
nehuatl ni tlaixpoloani
itech kaltempan teomecayotl
moyollo polihui ictic notemictlin.
“El destructor de los dioses ajenos”, es un préstamo que tome de la cultura hopi para mi personal mapa de ruta de creencias, en algo tan importante para cualquier persona que es el saber tu posición ante las religiones, creencias, dogmas, fanatismos, intransigencias, genocidios y cosas similares y añadidas.
De entrada mi postura ante la religión es que soy una persona atea, si acaso nos ponemos en el plano de cierta ideología de izquierda o anarquista, pero viendo hacia el fondo de nuestra existencia como herederos de los pueblos indígenas, originarios o nativos - en mi caso de la zona del Valle de Tehuacán-, el caminar con los pueblos nahuas en la defensa de los ríos de la Sierra Negra de Tehuacán contra proyectos como el hidroeléctrico que pretende imponer Minera Autlan, ha cambiado mi perspectiva en cuanto a ciertas entidades, espíritus o seres que son los dueños de la naturaleza o protectores, tales como los duendes o chaneques.
Así que tomé prestada esa magnífica y espiritual idea del “destructor de los dioses ajenos”, ya que sin duda, hay dioses ajenos que sólo nos han traído la guerra, la colonización, la esclavitud y la sumisión a gobiernos de cualquier tipo, tal como el “dios del dinero” y la gran mayoría de religiones, de manera especial las tres grandes creencias monoteístas en el planeta: cristianismo, judaísmo y el islam.
En este poema aterrizo la desbordada imaginación y resistencia de pueblos indígenas mexicanos como los Huachichiles de la Guerra Chichimeca, de seres mágicos y femeninos como las Tzitzimil e imágenes que sólo puedes ver claramente, detrás de las perspectivas de nahuales, brujos y hechiceros.
Xantil
Soy piedra de fuego
obsidiana caída del cielo
esculpido por el Espejo Humeante
hace tanto que no recuerdo
danzo, bebo, toco el tambor
atisbo toda clase de sueños
resguardo la montaña
manantiales, cuevas y veneros
soy piedra de fuego
nahual
embustero
ocelote
hombre tecolote
ixtlacatero
piedra viviente
parlante, chasqueante
soy el xantil.
Xantil
Nehuatl in tetlitl
iztli mictihuetzqui itech ilhuicatl
Tezcatlipoca onechtlacuicuic
opano mieke xihuime axcan amo niquilnamiqui
nimitontia, niconica, nohuehuetl nitlazotzona
nochtin temictlin ni tlachia
tetlacuitlahuia tepeme
oztome, ameyallin
nehuatl in tlitetl
zolopiktle
nahualli
ocelotl
ixtlakajti
tecolotlakatl
tetlchane
popoloni tlajtoani
nehuatl in xantil.
“Xantil” es un poema que hice en meses pasados. Está inspirado en los “xantiles” o “ídolos prehispánicos” que aún sobreviven después de tan cristiana destrucción. El término de la palabra “xantil” se deriva de “chane”: el “dueño” o “habitante”
¿Quién no ha dicho cosas como “Vamos al chante”- o -“Ahí le caen al chante”, que se traduce como “vamos a la casa” o “llegan a la casa”?
Por la colonización, el significado en español de la palabra “chane” o “xantil”, significa, de acuerdo a las conveniencias cristianas, algo así como “pagano”, “idólatra” o peor aún, como “diablo”, “no bautizado” o “satanista”.
Evidentemente son las desviaciones del significado, en palabras clave dentro de la cosmovisión indígena. La creencia en los “xantiles”, no tiene que ver con prácticas “satánicas” o del “mal”, de acuerdo a la concepción europea católica o del cristianismo evangélico no católico, sino con la creencia de que las montañas, los bosques, los árboles o ríos, tienen un “chane”, es decir, “un dueño” o “un habitante”.
En el poema me refiero a que quién lo escribe o lee, es un xantil, es decir, un ser de poder relacionado con la Madre Tierra, además de que aprovecho para darle un contenido mágico a los dueños de nuestra devastada Casa Común, en aras del “desarrollo”, “el progreso” o la “civilización”.
El poder hacer una forma de expresión poética en náhuatl - español y viceversa, es una forma de llevar la resistencia de una lengua mexican tan histórica y rebelde, a la palabra escrita y al acto poético, “in xochitl in cuicatl” o “la flor y el canto”, es decir, a la poesía.
Martín Amaru Barrios Hernández
Tehuacán, Ciudad de Indios, Puebla, 1972.