SUSCRIBETE

19 Abril 2024, Puebla, México.

Revista Elementos 126: la obra gráfica de Angela Arziniaga González

Cultura /Universidades | Reseña | 18.ABR.2022

Revista Elementos 126: la obra gráfica de Angela Arziniaga González

Mundo Nuestro. En una decisión acertadísima, la edición 126 de la revistra Elementos de la BUAP presenta la obra gráfica de Ángela Arciniaga.

Obra gráfica. Angela Arziniaga González

Por Claudia Castelán

(Claudia Castelán presenta para los lectores de la revista Elementos en su edición 126 a la artista plástica veracruzana Ángela Arziniaga González)

La artista plástica Ángela Arciniaga es egresada de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana donde fue alumna, en la especialidad de Fotografía, de los maestros Nacho López y Miguel Fematt. Desde 1980 ha participado en múltiples exposiciones individuales y colectivas en México y en el extranjero. Colabora en publicaciones culturales y de carácter científico. Es miembro fundador e impulsora de asociaciones culturales en el país, así como de eventos de carácter artístico-cultural. Su obra la ha hecho merecedora de distintos reconocimientos nacionales e internacionales en diversos ámbitos. Ha impartido clases en la Universidad Veracruzana, Universidad de las Américas, Universidad Iberoamericana, Universidad Bauhaus, Universidad  Autónoma de Chapingo y en el Centro Integral de Fotografía. En la actualidad, trabaja de manera independiente en su taller, Gabinete Fotográfico. Recientemente se ha centrado a la investigación en procesos antiguos.

 

 

Abordar la trayectoria de Angela Arziniaga no es una tarea fácil pues podríamos navegar en la superficialidad de calificarla como una fotógrafa involucrada en procesos fotográficos antiguos en una era digital. Atrás ha quedado la idea de aquel artista masculino con genio innato, aislado en su taller.  

Atestiguamos hoy en día la producción artística en modalidades más complejas debido a diferentes efectos sociales, políticos y culturales. Las prácticas artísticas también deberían ser leídas en mayor profundidad de forma y fondo, evidenciando críticamente estas preocupaciones. 

Propondría dos lecturas diferentes sobre la obra de la autora: por un lado, como artistainvestigadora y, en paralelo, como alquimista. En primer lugar, el campo de la investigación artística pone énfasis en los procesos y las metodologías, pero también en una constante actividad reflexiva ontológica.  

Se trata de un diálogo personal constante en el proceso de ser mujer, artista e investigadora. Y como alquimista desde una dedicación cuidadosa sobre la transformación de materiales químicos y físicos sin descuidar la minuciosidad del proceso; refiero a su trabajo con procesos fotográficos del siglo XIX como ambrotipos, daguerrotipos y ferrotipos. 

En su obra, la corporalidad ha sido un lugar que está en juego, en meditación, en actividad performática, que dialoga con los espacios y con otros cuerpos. Una mirada introspectiva en complicidad de su cámara, que origina sus propios códigos como puentes rizomáticos para hacer llegar al espectador a fuerzas invisibles, creando límites y tensiones, así como una estética con consecuencias políticas.