SUSCRIBETE

26 Abril 2024, Puebla, México.

¿El fin justifica las alianzas? Movimiento o trampolín / Luis Alberto Martínez

Política | Opinión | 22.SEP.2022

¿El fin justifica las alianzas? Movimiento o trampolín / Luis Alberto Martínez

 

La discusión sobre los nuevos aliados de Morena aumenta.

Han pasado más de 4 años desde aquella victoria de 2018, en la que Andrés Manuel López Obrador alcanzó, en su tercer intento, la presidencia de la República. Una victoria aplastante que no fue casualidad, sino que se construyó en más de una década de lucha y aprendizajes.

El hartazgo social ante un sistema político corrupto, impune e incapaz, que gobernó por décadas nuestro país y que luego de una ilusoria alternancia terminó de demostrar que mientras la clase política no cambiara, nada cambiaría en el país.

Así tras un gobierno exitoso en la capital del país y un intento de desafuero por parte de Vicente Fox, López Obrador detonó su proyecto de nación que lo llevaría en 2006 por primera vez a las urnas en lo que se convirtiera en uno de los mayores fraudes electorales de la historia reciente de México, y que aumentara el rechazo social y el activismo en contra de una clase política que defendió sus privilegios valiéndose de las peores artimañas.

En 2012 con el fraude aun en mente y con el entusiasmo y fortaleza de haber recorrido por el país por 6 años, Andrés Manuel volvió a competir, volviendo a ser derrotado ante una maquinaria mediática, política, económica y electoral que le enseñó que no daría tregua, por ello para 2018 y tras un catastrófico sexenio, llega a las urnas con una idea clara aprendida en 2012 y 2006: La victoria tiene que ser aplastante y no dejar lugar a fraudes y dudas, y la candidatura debe construirse con las reglas del poder imperante.

De esta forma, al fuerte movimiento obradorista en México, se le sumaron aliados, se construyeron acuerdos con sectores industriales y empresariales, con líderes sociales y políticos, con asociaciones y sindicatos y se abrió la puerta a decenas de perfiles reconocidos históricamente como parte de la misma clase política que se buscaba derrocar.

El fin justifica las alianzas, una decisión pragmática pero necesaria ante una realidad política mexicana que no daba margen alguno. Las bases y fundadores del Movimiento de Regeneración Nacional vieron en 2018 crecer la ola obradorista con la integración de toda clase de personajes nacionales y locales de distintos partidos y representaciones que garantizaban votos sectoriales y regionales. Estos mismos personajes tras la victoria exigieron y ocuparon espacios de poder desde los que fortalecieron o revivieron su actividad política y pocos de ellos abandonaron las prácticas de la vieja clase política, ese fue el costo y tenía que suceder.

Un cambio de raíz implicaba también impactar en la constitución y el presupuesto, por ello el poder legislativo requería fortalecerse, y aunque se tenía mayoría, fue necesario negociar con otra fuerza política para conseguir una mayoría calificada que permitiera consolidar el trabajo transformador, así es como el fin justificó la alianza con el Partido Verde cuyos diputados no sólo tuvieron garantizada su operación política sino también se catapultaron con la maquinaria de la 4T.

Para extender y consolidar la transformación en los estados, el fin justificó alianzas pragmáticas que lograron acabar con décadas de cacicazgos y gobiernos infames. Empoderando y reviviendo otra vez a diversos personales locales vinculados con malas prácticas en el ejercicio del poder.

Hoy la coyuntura y las circunstancias colocaron a un grupo de priistas en la cercanía de una tenue y por ahora específica alanza en el marco de la discusión sobre el fortalecimiento de la Guardia Nacional, otro fin que justifica una alianza.

Sin embargo, a 4 años de su llegada al poder, con una renovación institucional sólida, con grandes resultados en programas sociales, con obras y proyectos de impacto nacional, con una gran aprobación presidencial, con 22 gubernaturas en todo el país, con una base social y un padrón de militantes inmenso, con recursos económicos importantes, y una oposición anulada y sin posibilidades serias para 2024, el partido Morena hoy tiene todo para imponer condiciones, sin penosas alianzas que sólo sirven como trampolín de personajes y partidos inmorales.

Es un buen momento para abandonar el pragmatismo y fortalecer los principios y valores éticos que distingan al movimiento social más importante de Latinoamérica y que consoliden la esencia de una lucha de décadas: la justicia social y la honestidad en el ejercicio de gobierno.

 

(Imagen de portadilla tomada de El Occidental)