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19 Abril 2024, Puebla, México.

La participación social ambiental reciente en Puebla / Assenet Lavalle Arenas

Ciudad /Sociedad civil organizada /Gobierno | Opinión | 26.SEP.2022

La participación social ambiental reciente en Puebla / Assenet Lavalle Arenas

 

A propósito de la defensa del Parque Ecológico de Puebla y el desastre debido que pudo haber causado el festival Tecate Comuna, anunciado desde hace meses, reviso estas reflexiones que hice hace poco más de un año:
 
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Democracia y participación; participación y democracia. Una relación indisoluble pero compleja. Señala Serrano (2015) que “Hoy en día, uno de los términos que con mayor frecuencia invocan los políticos mexicanos al pronunciar sus discursos, es el de participación ciudadana; hablan de su importancia y de su necesidad para la profundización de la democracia en nuestro país. Sin embargo, este pensamiento no siempre ha imperado; de hecho, es una palabra muy novedosa, pues si nos remontamos a unas décadas más atrás, se podrá observar que la participación ciudadana nunca fue tan importante”. 
 
Pero ¿qué es la participación social? En resumen, es el involucramiento de las personas en los diversos temas de la esfera pública, no solo en el ámbito institucional del estado (entendido este como el ejercido por los entes gubernamentales). En nuestro país vivimos una democracia defectuosa, en la que, a partir de la Revolución Mexicana y hasta nuestros días, acotamos (si bien va) nuestra participación ciudadana (una vez adquirida la calidad de ciudadanos, es decir, llegados a los 18 años de edad) al acto de ejercer el voto en los procesos electorales. Dice Ziccardi (2004) que “una vez reconocida la capacidad de la democracia como la mejor forma de gobierno, una de sus imperfecciones radica en que no se tiene resuelto el problema de la participación ciudadana en las decisiones públicas. Las formas de representación que se sustentan en el voto no garantizan una intermediación efectiva y eficaz entre representantes y representados, sino que, por el contrario, suelen acrecentarse las distancias que existen entre ambos una vez pasado el período electoral”. En otros casos, profusamente documentados, la participación ocurre en contextos institucionalizados, corporativistas y clientelares; nuestro país tiene una larga tradición al respecto. Basta recordar que durante años, los comités de obra pública o las jefaturas de manzana en muchas ciudades mexicanas eran (y en ocasiones lo siguen siendo) parte importante de la maquinaria clientelar.
 
Desde los años en que este país era gobernado por un solo partido político, poco a poco se empezó a incorporar en las leyes de las diferentes materias, el capítulo de la participación de la sociedad. Afirma Sánchez (2020) que “las primeras leyes tenían la intención de darle la oportunidad de expresar su opinión a la población, pero la decisión final seguía en manos del partido político dominante. Muchos autores resumen esos intentos como una simulación de participación ciudadana; sólo una manera de legitimar decisiones de la autoridad, mientras cumplen la cuota de ‘participación’ por parte de la sociedad civil”. Por momentos, esto no ha cambiado. 
 
En el estado de Puebla tenemos una amplia gama de consejos ciudadanos y consultivos para los diversos asuntos de la vida pública en algunos municipios y para el ámbito estatal. Se trata de organizaciones cuya participación se encuentra institucionalizada y para funcionar depende totalmente de los propios gobiernos que los proponen en términos de las leyes: si el gobierno del estado no convoca a sesión, no hay participación, por ejemplo. Así, la incidencia de estas organizaciones ha sido bastante limitada (a menos que responda a los intereses de la autoridad) y con frecuencia poco conocida. Una interesante excepción ha sido la organización de colectivos en torno a la protección del bosque de encinos de la zona de Flor del Bosque en la zona metropolitana de Puebla. La lucha que emprendieron hace unos años ha dado como resultado la posible declaratoria de área natural protegida que el actual Ejecutivo ha hecho pública por estos días, a pesar de no incorporar en absoluto a estos colectivos en la discusión.
 
Las leyes ambientales y urbanas locales, por mencionar algunas, cuentan con su respectivo apartado de participación de la sociedad, sin embargo, no hay de ninguna forma una promoción de esa participación, no existen canales accesibles a la información pública, ni estímulo de la cultura política y de la participación plural. 
 
Serrano (2015) establece que, para que exista una verdadera participación ciudadana deben de cumplirse cuatro requisitos fundamentales:
 
-Disponibilidad de información
 
-Protección de garantías individuales
 
-Confianza de la población hacia las instituciones
 
-Canales jurídicos y legales
 
Cada uno de estos requisitos se entrelazan entre sí y uno puede ser causa o efecto de otro. Aquí caben las preguntas ¿En Puebla contamos con estos requisitos? La participación social y ciudadana en nuestro estado ¿únicamente es esa cuota de la que habla Sánchez?
 
La participación social es primordial para la resolución de conflictos ambientales y urbanos. Sabatini (2000) sostiene que “el concepto de soberanía territorial como fundamento de las distintas formas de gobierno, está en crisis en todo el mundo, debido al avance de la ‘sociedad red’. Las cuestiones que se deciden en un municipio o en la ciudad como un todo, incluso en un país, están tan interrelacionadas con la economía, la política y la cultura globalizadas, que la autonomía política local se vuelve algo más bien abierto y variable. El espacio político local es cada vez más ambiguo y disputable (…) La autonomía no está garantizada por decreto; debe ganarse. La participación ciudadana y las organizaciones y los movimientos sociales adquieren un papel clave en la definición de los nuevos espacios políticos. Éstos se forman en la dialéctica entre fuerzas globales y recursos, identidades y resistencia locales. Los conflictos ambientales son parte de esta dialéctica global-local (…) La participación es clave no sólo para resolver y prevenir conflictos ambientales, sino también para que esas soluciones signifiquen un reforzamiento de la autonomía política local, que es requisito para lograr una mejor calidad de vida urbana”. 
 
Bibliografía:
 
Sabatini, F. 2000. Conflictos ambientales y crisis de la planificación urbana: importancia de la participación ciudadana. En Sabatini, F.; Sepúlveda, C. y Blanco, H.; 2000. Participación ciudadana para enfrentar conflictos ambientales: Desafíos para el Sistema de Evaluación de impacto ambiental. Ediciones LOM, Santiago de Chile, Chile.
 
Sánchez, N. 2020. La situación de la participación ciudadana en México. Resiliente Magazine, Revista de Impacto. Blog digital, México (https://resilientemagazine.com/la-situacion-de-la-participacion-ciudadana-en-mexico/).
 
Serrano, A. 2015. La participación ciudadana en México. Estudios Políticos 34: 93-116 (http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-16162015000100005).
 
Ziccardi, A. 2004. Introducción: Claves para el análisis de la participación ciudadana y las políticas sociales del espacio local. En Ziccardi, A, Coord. Participación ciudadana y políticas sociales del ámbito local. Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Nacional de Desarrollo Social, Consejo Mexicano de Ciencias Sociales, México, D. F., México.