Olvido es nuestro nombre / Moisés Ramos Rodríguez
Poemas del escritor Moisés Ramos Rodríguez
I
Devastación y miedo
el fuego ennegrecido tragándose hasta el polvo
devorando incluso el camino donde lava fluye
Abrazadas a sí mismas las últimas criaturas
el rostro multiforme indefinido
la mano en el regazo de la madre
y un hijo convertido en pira
pira sin alma/piedra
La devastación y el caos
cuerpos que criban la tierra del silencio y de la sombra
Ceniza
La contracción de las pupilas y de las manos
bocas tragando piedra pómez
ráfagas de miedo
sangre
El amanecer hace mucho consumido
La absurda brillantez de lo que se ha extraviado
el cielo
nada que mostrar
nada nuevo bajo este ocre sol
Ningún fulgor
Ni un riachuelo al menos para ir bebiendo
Soledad plena
única
verdadera existencia sin nadie fuera de nosotros
El derrumbe del humo y de la tea
¿Noche o día? Frágil todo
imposible establecer una línea entre uno y otro ángel abrasado
Imposible hallar el fuego último o primero
El eco de la destrucción es el presente
la carne viva muerta
la flor de piel evaporada
V
Negro el aire
capa de portentoso y fallecido mago:
recorre los montes las colinas
áridos secos
a los ojos de los nuestros invisibles
(los nuestros: esta negra extraña
larga caligrafía que sobre tierra grita
cuerpos sin epidermis cercenados
llagas que herrumbran el paso de las horas
dolientes
llorando sin remedio)
Un aire seco
hijo de piedras animadas
salta del hueco de una ola tempestuosa
¿Dónde comenzó el tornado?
¿dónde el lugar de su culminación?
arrastra sueños alas
muescas de sonrisa y sueños de aletear
Cubre el viento cenagoso al sol
ojo que derrite hasta la luz
—Andamos a gatas entre grutas y canales
entre viejas matrices de panteones regados por los cerros
—van recitando
los jóvenes ángeles envejecidos
—Nada hay —salmodian
sino este viento
este negro aire furioso que nos vino a alimentar
este perro
afilado de carbón polvo
que vino a destrozar nuestra heredad
XII
El fuego enredado en el peso de la tarde
La lánguida frialdad
(cuerpo de la muerte:
eso no otro cuerpo somos)
el ladrido amenazador del viento sobre rocas
entre grietas secas por donde corrió sangre
Nada hay sino olvido:
los cuerpos ya no ruedan entre el hueco
el vacío de cráter que sostiene el Tiempo como nuestro lecho
Ni siquiera lamentos
ni procesión ni entierro:
Olvido es nuestro nombre
Olvido el apellido nuestro
(Moisés Ramos Rodríguez, Olvido es nuestro nombre, Ediciones de Educación y Cultura, Puebla, México, 2007)