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23 Abril 2024, Puebla, México.

El cumpleaños de Gregorio Popocatépetl / Julio Glockner

Cultura /Sociedad civil organizada | Crónica | 13.MAR.2023

El cumpleaños de Gregorio Popocatépetl / Julio Glockner

 

A pesar de los pronósticos de autoridades y periodistas que no comprenden la dinámica y la voluntad festiva y ceremonial de la gente relacionada con el culto a los volcanes, el cumpleaños del volcán Gregorio Popocatépetl se llevó a cabo en la cima de una pequeña cordillera que flanquea los campos de cultivo de Santiago Xalitzintla, con una vista maravillosa al volcán y la La Volcana, Rosita Iztaccíhuatl.

La policía municipal de San Nicolás de los Ranchos nos impidió el paso a un paraje conocido como Apatlaco, ubicado a una muy considerable distancia del cráter y la caída de rocas, piedras y cenizas que han sido arrojadas por el volcán o descendido sus laderas. En este paraje hubiéramos estado absolutamente seguros de cualquier eventualidad, pero la inteligencia gubernamental, que ha asumido repentinamente la tarea de resguardar nuestras vidas, nos prohibió el paso en cuanto mencionamos que pretendíamos subir para acompañar al pedidor de lluvia, al tiempero de Santiago Xalitzintla, don Antonio Analco, quien ha venido desempañado esta tarea desde hace medio siglo por haber recibido una señal del Cielo, de acuerdo a una larga tradición de origen mesoamericano, en la región de la Sierra Nevada.

Afortunadamente don Antonio ya tenía un plan B: realizar el ritual en la cima de esos cerros donde se han plantado árboles frutales y se han acondicionado terrenos en espera del barbecho para recibir las primeras lluvias del año.

En autos y caminando subimos un centenar de personas, la inmensa mayoría jóvenes de ambos sexos, algunos cargando a sus hijos pequeños, para acompañar a don Antonio a la realización de la ceremonia. Me impresionó el afecto y la sincera calidez con la que toda esa gente, amable y bien dispuesta, le expreso de mil maneras su solidaridad al tiempero y a su esposa, doña Inés.

 

 

Al dirigirse a los asistentes, don Antonio, con palabras simples y conmovedoras, dijo que Gregorio Popocatépetl estaría presente, con nosotros, para acompañar la festividad. En un pequeño terreno de su propiedad y destinado al cultivo de maíz, se colocó la ofrenda al volcán: Una pequeña imagen de la Guadalupana, moldeada en arcilla, se colocó en el centro del mantel, rodeada, de sandías, plátanos, naranjas, mazorcas, manzanas, claveles, pericón, una de las plantas de Tláloc, flor de nube gladiolas, piñas, ciruelas, semillas de frijol, maíz, cacao, barras de chocolate, pequeñas botellas de aguardiente y una no tan pequeña de pulque, bolsas de arroz, incensarios con copal ahumando, caracoles marinos que luego sonaron una y otra vez acompañando las invocaciones del tiempero para invitar a los ancestrales espíritus de los volcanes a que vinieran a disfrutar de los aromas de las flores y la esencia de los alimentos ofrendados.

 

 

Cuando se estaba depositando la ofrenda se escuchó un tremendo tronido del volcán, que todos entendimos como la respuesta que estaba dando a nuestra presencia en el lugar. ¿Tiene sentido preguntarse si fue una feliz coincidencia o algo más que eso acababa de suceder? Yo me quedo con el hecho mismo y nada más.

 

 

Pero cuando comenzó la tradicional danza de los listones, que consiste en que dos grupos circulan en sentidos opuestos sosteniendo cada persona un listón de colores para trenzarlo sobre un palo muy alto, y luego volverlo a trenzar, el volcán volvió a saludarnos con esa voz telúrica y ronca que proviene de las profundidades de la tierra, pero en esta ocasión acompañada de un luminoso relámpago. Como para que no quede duda de que se trata de una entidad sagrada que domina las lluvias, las tormentas y el rayo. A los pocos minutos, mientras el cono volcánico se cubría de nubes y de nieve, cayó sobre nosotros una ligera llovizna, que los tiemperos reconocen y llaman “una bendición del cielo”.

Lo que me tocó presenciar en esta ocasión fue un ritual en el que se produjo la sustitución de la Trinidad cristiana por alabanzas a Ometeotl, la Dualidad Sagrada mesoamericana; Tonacatepetl, la montaña de los mantenimientos que preside el paraíso de Tláloc en el mural de Tepantitla en Teotihuacan y otras deidades de importancia en el mundo antiguo que hoy volvieron a ser nombradas al pie de los volcanes.

 

Ahora que estoy terminando de escribir este texto, cae una suave lluvia sobre el valle de Atlixco.