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19 Abril 2024, Puebla, México.

Justificar chapulinismo y continuismo en Morena / Carlos Figueroa Ibarra

Política /Gobierno | Opinión | 9.MAY.2023

Justificar chapulinismo y continuismo en Morena / Carlos Figueroa Ibarra

Personajes que controlan al partido no están identificados con el proyecto posneoliberal

 

El artículo publicado por el editorialista de La Jornada Pedro Miguel el viernes 5 de mayo de 2023, es una elocuente justificación de la política seguida por la dirección de Morena encabezada por Mario Delgado. El autor asevera “no soy delgadista ni citallista” lo que entra en contradicción con el título de su publicación: “Citlalli y Mario”. Pone en primer lugar a Citlalli Hernández y en segundo lugar a Mario Delgado. ¿Cortesía de género? Tal vez, pero creo que hay en esa prelación una operación conciente que acaso se sustente en el convencimiento de que Citlalli es más presentable que Delgado. Finalmente, Mario Delgado proviene de un PRD que cada vez más se alejaba de la izquierda y por ello no fue raro verlo apoyando el llamado Pacto por México, la neoliberal reforma educativa y la construcción del aeropuerto en Texcoco.

Quien dude de ello puede buscar en Youtube  un video que no tiene desperdicio  Mario Delgado y su visión del Pacto por México - YouTube) en el cual el hoy presidente del Comité Ejecutivo Nacional  de Morena considera al Pacto por México como “un hecho positivo” para  realizar iniciativas que no podían ser impulsadas por una sola fuerza política. La reforma educativa neoliberal de Peña Nieto era vista por Delgado como “una brújula… un mapa de ruta” para que México tenga una educación de calidad. En 2012, mientras Andrés Manuel López Obrador rompía con los partidos que lo habían apoyado porque le estaban proponiendo apoyar el Pacto por México, el neoliberal Delgado era su entusiasta partidario. Más aún, Delgado consideraba al pacto como expresión de la “agenda de la izquierda” que había sido posible por una apertura a dicha agenda por parte del gobierno de Peña Nieto (¡¡!!).

Después de 2012, Mario Delgado empezó su transición hacia Morena, lo cual no le impidió en octubre de 2018 votar  en la consulta popular a favor de la construcción del Aeropuerto de Texcoco (El coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado, vota a favor de Texcoco en consulta del NAIM (eluniversal.com.mx). Ciertamente dijo que votaba a favor pero que el aeropuerto de Texcoco debería ser más barato e invertir una buena cantidad de dinero en la infraestructura, para que ese nuevo aeropuerto no afectara la condición de vaso regulador de la zona donde se construiría el aeropuerto. Aseveración contradictoria y por tanto imposible de realizar.

He aquí el problema que está enfrentando Morena. Buena parte de las y los personajes que controlan al partido en el fondo no están identificados con el proyecto posneoliberal que triunfó en 2018. Todo lo contrario. El artículo del editorialista de La Jornada pretende justificar el arribo a Morena de un aluvión de político/as profesionales, que no habrían cambiado de camiseta si el arrastre de López Obrador no hubiera hecho del partido una marca ganadora. Dicho sea de paso eso es lo que ha hecho que Morena tenga 22 gubernaturas y no la eficacia de Delgado y Citlalli como se dice en el artículo. Haciendo un análisis abstracto de la política unitaria de Morena, nuestro articulista considera la permisividad actual para los tránsfugas de otros partidos como producto de la política de alianzas que se aprobó e implementó para ganar las elecciones de 2018. En otras palabras, convierte la necesidad de 2018 en la virtud de 2021 y 2024.

hecho ni Mario ni Citlalli ni quienes como el articulista referido los apoyan. Es falaz el argumento del autor del artículo que comentamos, al decir que esa política de alianzas fue determinada por “el movimiento” con Andrés Manuel a la cabeza de este. Nuevamente se extrapola lo que en 2018 fue una decisión inevitable si se quería ganar, a las componendas que desde 2021 han ocasionado una gran irritación en dicho movimiento. Esa irritación tiene un síntoma ahora en Puebla, con el entusiasmo que ha generado en amplios sectores la posibilidad de que María Luisa Albores sea la candidata a la gubernatura.

También es falaz el argumento de que la prolongación del mandato de Delgado y Citlalli hasta 2024 fue resultado de una ineludible necesidad política. Si ellos dos hubiesen llegado a la dirección de Morena con una vocación democrática, hubiesen podido preparar desde octubre de 2020 cuando ganaron la encuesta, una transición ordenada. En el congreso de septiembre de 2022 se habrían tenido las condiciones para hacer un relevo completo de todo el Comité Ejecutivo Nacional. No sólo no hicieron eso, sino de manera subrepticia hicieron aprobar una prolongación de su mandato más allá de agosto de 2023. Decir que los dos prolongaron su mandato hasta 2024 para evitar un escenario “catastrófico de necesidad”, es manipular lo que sucedió.

He escrito anteriormente que me queda claro que para el 2024 es imprescindible marchar unidos a pesar de las diferencias. Es imprescindible ganar de manera contundente el próximo año. Lo que no quiere decir que se guarde silencio ante una narrativa que a la larga, se convertirá en parte de la ideología de un partido de Estado.