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28 Abril 2024, Puebla, México.

Memoria de Gabriel Sánchez Andraca (1937-2023) / Sergio Mastretta

Sociedad | Crónica | 22.DIC.2023

Memoria de Gabriel Sánchez Andraca (1937-2023) / Sergio Mastretta

Aprendí por él a mirar el mundo con los ojos del reportero. Ser testigos sin perder la ironía escondida en los acontecimientos. Ni la tragedia. Ni el sinsentido de lo que nos ocurre. Ni la esperanza de que mañana será un mejor día.

Murió Gabriel Sánchez Andraca, periodista siempre. Tuve la fortuna de trabajar para él entre 1987 y 1991, los más gratos de mi vida de reportero.

Lo recuerdo una mañana de 1961. Yo soy un niño de seis años resguardado en un salón de preprimaria, como le llamaban entonces al kínder en el Instituto Oriente. Pero estaré por él en ese instante rijoso frente a la fachada lustrada de ladrillo y vidrios del orgulloso Colegio Benavente. Gabriel camina al lado del general Rodríguez Familiar. Atrás han quedado trepados en sus camiones los soldados del destacamento enviado a imponer el orden en una ciudad que al fin ha despertado al encierro mental del avilacamachismo. Escucha el chasquido de las botas del militar contra el pavimento mientras se dirige paso a paso hacia donde ya lo espera el muchacho que encabeza el enjambre de estudiantes del Carolino que ya se dispone a apedrear el edificio de esa escuela confesional identificada como bastión del conservadurismo poblano. El joven reportero sigue atento los movimientos del general. La incertidumbre barre los ojos estudiantiles que ven llegar ceremonioso al soldado. Las manos juegan nerviosas con las piedras proyectiles de una furia que apenas se entiende pero que no puede más que rebelarse como el signo de que los tiempos han cambiado.

--Muchachos –escucha Gabriel el tono tranquilo del general jefe de la XV Zona Militar--, tienen cinco minutos para desalojar la calle o les echo a la tropa…

Y no dice nada más, como si quisiera que sus palabras se fundieran rápido al sol de plomo al que las arroja.

Gabriel comprende que la amenaza es una orden que será cumplida con tino estricto por los Carolinos.

--¡Muchachos –oye gritar al líder estudiantil--, tenemos cinco minutos!

Gabriel contempla la retirada tranquila del general hacia los camiones militares.

Pero ya la acción discurre en otro lado, y ahí está el joven reportero para mirarlo: la herrería del portón no logra resguardar el cristal que quiebra la primera piedra. Las que siguen no dejarán un vidrio vivo de la larga fallada de ladrillo del Benavente.

Tal vez será esa la primera vez que Gabriel Sánchez Andraca se pregunte por los intrincados vericuetos que toman las decisiones brutales del poder en nuestro país. Que en todo momento de crisis existen cinco minutos en los que todo se permite. Y que es la obligación del reportero intentar comprenderlo.

Murió en la madrugada de este viernes 22 de diciembre un buen hombre. Periodista, viejo amigo, siempre.