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7 Septiembre 2024, Puebla, México.

Claudia Sheinbaum y sus ancestras políticas / Gerardo Pérez Muñoz

Política /Sociedad civil organizada | Opinión | 5.JUN.2024

Claudia Sheinbaum y sus ancestras políticas / Gerardo Pérez Muñoz

Tuvieron que pasar 203 años de nuestra Independencia para que una mujer llegara a la Presidencia. En la imagen, Gertrudis Bocanegra.

A veces prefiero hablar con obreros y albañiles que con esa gente estúpida que se hace llamar gente culta.
Frida Kalho

En mi artículo de hace ocho días, El tianguis de la esperanza, mencionaba lo siguiente: “No se requiere ser pitoniso, adivino y mucho menos Madame Sassú para pronosticar que la ganadora del proceso electoral del próximo domingo será Claudia Sheinbaum Pardo y con ella tendremos a la primera mujer presidenta de la República...” y que eso significaba un gran cambio histórico, cultural y de mentalidad en nuestra sociedad. No me equivoqué al pronosticar el triunfo de Claudia, en donde creo nos equivocamos muchos, empezando por las encuestadoras, fue en el arrollador triunfo de Claudia, de Morena y su coalición. Triunfo que se extiende a otras dos candidatas electas que vienen de las luchas de izquierda y populares: Clara Brugada y Margarita González S. 

Estoy convencido que los y las triunfadoras del proceso electoral pasado, se lo deben en mucho a Andrés Manuel López Obrador, a su abrumadora popularidad y claro está, a las obras y programas sociales llevados a cabo por su gobierno y también a la miopía, soberbia y torpeza del bloque de la derecha que no supo descifrar los nuevos signos de los tiempos y el cambio que se empezó a gestar en el gobierno de Peña Nieto y sus reformas estructurales y se expresó en las elecciones del 2018. El actual triunfo electoral, fue el triunfo de la democracia plebeya, de los Morenakus, del pueblo raso, de a pie, en contra de un sector social racista, discriminador y clasista. Lo anterior no significa que en Morena y sus aliados estén libres de dicha pandemia, también tienen sus discriminadores/as y racistas.

Un dato que me parece muy elocuente del cambio histórico y cultural que estamos viviendo es el siguiente. De acuerdo con información de las encuestas Áltica y de El País: el 62 por ciento de los hombres en México votaron por Claudia Sheinbaum, mientras que las mujeres le dieron su preferencia en un 56 por ciento.

En su primer discurso como ganadora del proceso electoral, Claudia Sheinbaum Pardo mencionó lo siguiente: “No llego sola, llegamos todas. Con las heroínas que nos dieron patria, nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas. Las mujeres, al igual que los pueblos indígenas, campesinos u obreros/as, han sido negados e invisibilizados en la historia de nuestro país y mucho más, han sido relegados y relegadas en los procesos de luchas y resistencia de nuestro México. Es la hora y momento para revalorar y difundir su legado de estos pueblos y sectores sociales que han sido invisibilizados”. 

Un primer punto a valorar, es que tuvieron que pasar 203 años de nuestra Independencia nacional (1821) para que finalmente una mujer llegara a la presidencia de la República y no es cualquier mujer. Veamos algunos rasgos de la virtual presidenta: Claudia es una mujer con una serie de características que la singularizan. Como sabemos, somos una nación que se enorgullece de ser un país pluriétnico y multicultural y es una mujer cuyos orígenes son judíos, lo cual no la demerita en lo más mínimo. En un país en el cuál durante mucho tiempo la religión católica tuvo el monopolio de la fe, Claudia se declaró no católica y religiosa durante su campaña (¿Claudia Sheinbaum es católica? -Mujer Mexicana) y la gente votó masivamente por ella, lo cual habla muy bien de la madurez de la sociedad mexicana. Otras características de Claudia son el haber militado en la izquierda y haber participado en la lucha del movimiento estudiantil del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM en 1986 en defensa de la educación pública y algo que no es una cualidad menor, es una científica ligada al ambientalismo. Contradictoriamente, su triunfo se da en un país en el que, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en lo que llevamos del 2024 se han registrado 184 feminicidios en nuestro país.

Algunas heroínas y ancestras

Somos un país con una larga y profunda historia y raíces en nuestro pasado prehispánico hasta nuestros días. Algo que muchos países no pueden decir y menos enorgullecerse.

Inicio este recorrido con tres mujeres que jugaron un papel central en la conquista:  Malintzin/Doña Marina, una mujer políglota y diplomática; Tecuelhuetzin, hija de Xicohténcatl, conocida como María Luisa Xicohténcatl, quien junto con su conyuge Pedro de Alvarado (Tonatiuh), conquistaron Guatemala.

Tecuichpo, bautizada como Isabel por los españoles, fue esposa del último gran tlatoani azteca, Cuauhtémoc.  Tecuichpo se adelantó 262 años a Morelos y sus Sentimientos de la Nación y su condena a la esclavitud. Ella escribió en 1550: “Es mi voluntad que todos los esclavos, indios e indias naturales de esta tierra… sean libres de todos servicios, servidumbre y cautiverios”.

Durante la Colonia tuvimos a una gran mujer: Sor Juana Inés de la Cruz, monja y escritora que nos dejó un gran legado intelectual. Sor Juana vivió en un mundo cerrado, teologal y de hombres. Nos dejó los siguientes versos, reivindicando el derecho de las mujeres al saber y conocer: 

¿En perseguirme, mundo, qué interesas?/¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento/y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,/y así, siempre me causa más contento/ poner riquezas en mi entendimiento/que no mi entendimiento en las riquezas.

Mujeres en la Independencia. Durante ese periodo en nuestro país, tuvimos a grandes y valientes mujeres, tales como Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario. Tuvimos a doña María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra, popularmente conocida como la ‘Güera’ Rodríguez, amiga de Simón Bolívar y de Alexander Von Humboldt. Guillermo Barba escribió sobre ella lo siguiente: “Fue libre de cuerpo, pero también de mente”. Otras grandes mujeres de aquella época fueron sin duda, doña Gertrudis Bocanegra y Manuela Herrera, mejor conocida como la Benemérita Ciudadana.

Una gran mujer que fue puntual en la lucha por la reivindicación y reconocimiento de los derechos políticos y civiles de las mujeres, lo fue sin lugar a dudas, Elvia Carrillo Puerto, mejor conocida como la Monja Roja del Mayab.  Fue una de las primeras tres diputadas en nuestro país en 1923 en el estado de Yucatán. En 1917 fundo la Liga Feminista de Yucatán. 

Otra gran mujer fue doña Hermila Galindo, partidaria de Madero y después de Carranza. Fue una luchadora social, revolucionaria, diplomática, maestra y periodista. En 1915 fundó y dirigió el semanario Mujer Moderna. Fue una mujer que en aquellos años luchó por la libertad y la educación sexual

Durante el gobierno cardenista e impulsado por mujeres comunistas, en 1935 se fundó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM) que fue la organización femenina sufragista más importante. Las mujeres comunistas le dieron una mayor y profunda dimensión política y social al frente al incorporar a su lucha demandas relativas a la educación, la seguridad social, derechos laborales y gremiales (FUPDM, mujeres en lucha por el derecho a votar, 1935-1940 —El Mirador (sct.gob.mx).

Dos mujeres que jugaron un papel central a inicios del siglo XX en la lucha política y por la liberación plena de la mujer, lo fueron la profesora, periodista, anarquista, feminista, magonista y zapatista, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, quien editó y dirigió los periódicos Vésper y El Desmonte y colaboró en El Hijo de Ahuizote. Junto con la cantante, compositora, investigadora, escritora y comunista mexicana, Concha Michel, redactaron y publicaron La República Femenina en el cual defendieron sus posiciones sobre la necesidad de que las mujeres desarrollaran sus propias capacidades creativas sin imitar las actividades masculinas. A sus catorce años, Concha Michel escribió: ¿Por qué Dios será varón sin su Diosa compañera?

Todas estas largas y fatigosas luchas de las mujeres se coronaron en 1953 cuando se realizó una modificación a la Constitución que les otorgó el derecho al voto, mismo que se hizo efectiva en 1958. La primera mujer en ocupar un cargo público en el Congreso de la Unión fue la diputada priista, Aurora Jiménez de Palacios en 1954 a 1955. México era en aquel entonces, de un solo partido y de un solo hombre. 

Fue hace apenas 42 años, en 1982, que una admirable mujer se presentó como candidata a la Presidencia de la República: doña Rosario Ibarra de Piedra. Fue una campaña con una clara identidad de izquierda y de denuncia del régimen por los desaparecidos, torturados y presos políticos. Tiempos en que la política era ampliamente dominada por los hombres.

A esta lista hay que agregar a las mujeres del alba (Carlos Montemayor), las anónimas e invisibles mujeres que lucharon con las armas en la mano para cambiar y transformar el sistema; muchas de ellas dejaron su vida en la llamada ‘guerra sucia’. Las mujeres zapatistas y su Ley Revolucionaria de Mujeres, hasta llegar a la ‘marea verde’ que se expresa actualmente cada ocho de marzo. Todavía falta mucho para una plena igualdad entre hombres y mujeres. Hacen falta líderes mujeres en los sindicatos, en los ejidos, en las comunidades, etc. Considero que la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República es un hecho trascendente en nuestra historia contemporánea como país.

Me despido con una frase que nos dejó para la posteridad Eduardo Galeano: “El machismo es el miedo de los hombres a las mujeres sin miedo”.

Miscelánea

El voto a favor de Claudia, de Morena y su coalición no es un cheque en blanco por parte del pueblo sabio y bueno. Es urgente y necesario desmontar y abrogar todas y cada una de las leyes neoliberales y del despojo, impuestas desde Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari hasta Peña Nieto. Nos hace falta una profunda reforma del Estado, empezando con una profunda reforma político-electoral que tenga como centro a los ciudadanos y no a la partidocracia. Constitucionalizar los derechos de los pueblos indígenas, aprobación de una nueva Ley General de Aguas, abrogación de la Ley Minera salinista, cancelación del robo del siglo, el Fobaproa, auditoría de la deuda pública; reforma fiscal que grave las grandes fortunas, justicia para los estudiantes de Ayotzinapa, aprobación de la Ley de la Memoria y de la reforma laboral de 40 horas, entre muchas otras demandas. ¡Estaremos pendientes de que cumplan!