
Economía /Mundo | Opinión | 14.MAY.2025
Noticias de China / Saúl Escobar Toledo

(Recordando las lecciones del embajador Eugenio Anguiano)
A partir de ayer, 13 de mayo, en Beijing, se lleva a cabo la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, una cumbre en la que participan los principales socios comerciales latinoamericanos del gigante asiático. A dicho evento asistieron los presidentes de Brasil, Colombia y Chile, además de 17 cancilleres de los gobiernos de la región. México estuvo representado por el secretario de Relaciones Exteriores. China le ha dado una singular importancia a esta reunión para fortalecer su influencia en la región. El presidente XI Jinping estuvo presente y pronunció un discurso notable.
Casi al mismo tiempo se anunció un acuerdo provisional entre esa potencia y Estados Unidos en materia comercial, lo que ha disminuido las turbulencias financieras y comerciales en el mundo. Esta noticia opacó la reunión con los latinoamericanos y se la ha dado menor difusión.
Sin embargo, hay que destacar que China ha estado intentando reunir una coalición mundial contra lo que ha calificado “abusos arancelarios” por parte de Estados Unidos. Sus esfuerzos no sólo incluyen América Latina y el Caribe (ALC): también se ha dirigido a las naciones del Sudeste Asiático y Asia Central. Igualmente, mantiene pláticas con la Unión Europea acerca de los vehículos eléctricos que exporta a esa región.
En el discurso inaugural de la reunión China-CELAC, el presidente Xi dijo que apoya “firmemente a los países de la región para seguir el camino de desarrollo acorde con sus realidades nacionales, defender su soberanía e independencia, y rechazar las injerencias externas”.
Asimismo, propuso una cooperación económica con “ganancias compartidas” y señaló que en los últimos años “hemos llevado a cabo más de 200 proyectos en infraestructura y se crearon millones de puestos de trabajo”. Agregó que China ya tiene firmados Tratados de Libre Comercio con Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua. Subrayó que el año pasado, el volumen comercial entre su país y la región superó por primera vez los 500 mil millones de dólares, 40 veces más voluminosa que a comienzo del siglo presente. Una cifra importante, aunque por ejemplo el comercio entre Estados Unidos y México (importaciones y exportaciones) fue en 2024 un poco superior.
No obstante, la relevancia de China es innegable: es el principal comprador de materias primas de América Latina, como cobre, mineral de hierro y minerales. Sobresale el caso de Brasil, ya que las compras de soya han sido cuantiosas: el año pasado se elevaron a 37.000 millones de dólares. Y hay que recordar que en Perú se construyó el puerto de Chancay para mejorar la conectividad marítima entre China y Sudamérica, el cual se inauguró hace medio año como parte de una estrategia mundial diseñada por el gobierno de Beijing llamada Franja y Ruta (Belt and Road Iniative).
Ante las representaciones de ALC, el presidente Xi no perdió la oportunidad de criticar las políticas del gobierno de Trump advirtiendo que : “No hay ganadores en las guerras arancelarias y comerciales, y practicar conductas intimidatorias y prepotentes no sirve sino para aislarse a sí mismo”.
Finalmente, propuso cinco programas para “planificar juntos el desarrollo”. Entre lo más destacado, se comprometió a profundizar la cooperación en áreas tradicionales como infraestructura; agricultura y alimentos; y energía y minería; pero también a “ensanchar la cooperación en terrenos emergentes como energías limpias, comunicaciones 5G, economía digital e inteligencia artificial”. Y aseguró que “para apoyar el desarrollo de los países de la región, su administración proporcionará una línea de crédito valorada en 66 mil millones de yuanes RMB a ALC” (poco más de 9 mil millones de dólares estadounidenses).
Igualmente, se comprometió a fortalecer los lazos culturales y en concreto, “reforzar los intercambios y las cooperaciones en ámbitos relacionados con el patrimonio cultural, tales como la excavación arqueológica, la protección y restauración de monumentos, y combatir el tráfico ilegal de bienes culturales”.
Xi apoyó subrayó que China está dispuesta a trabajar con ALC para fortalecer “la cooperación en las áreas de gestión de desastres, ciberseguridad, y lucha contra terrorismo, corrupción, droga y crimen organizado transnacional, con el objetivo de contribuir a la defensa de la seguridad y la estabilidad regionales”.
Otro anuncio destacado consistió en que “China ha decidido aplicar la política de exención de visas para cinco países de ALC como un primer paso para incluir posteriormente a otras naciones de la región”.
Los gobiernos latinoamericanos, sobre todo los de América del Sur y el Caribe (con algunas excepciones) acudieron a Beijing con el propósito de reducir su dependencia de Washington y entablar un comercio más diversificado y, asimismo, con la esperanza de que se pacte una relación más equilibrada. Existe la preocupación, particularmente de Brasil, de que los exportadores chinos excluidos del mercado estadounidense inunden su país con productos baratos, desplazando a los fabricantes locales.
Por su parte, México, la segunda mayor economía latinoamericana después de Brasil, ha adoptado hasta ahora un enfoque más cauteloso. Sin embargo, “México representa actualmente alrededor del 2,4% de las exportaciones totales de China, incluso por delante de Brasil, que tiene una población mayor y absorbe sólo el 1,7%, por lo que se ha convertido en el mercado de exportación más importante de en América Latina” (según el NYT, con datos del profesor mexicano Enrique Dussel).
Dada la influencia económica cada vez mayor del gigante asiático, vale la pena citar los resultados de una encuesta elaborada por la Universidad limeña de San Martín de Porres, el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China y la Universidad de Santiago de Chile.
La encuesta abarcó diez países: Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Honduras, Panamá, Nicaragua, El Salvador y la República Dominicana. Los resultados mostraron que el 94,8% de las personas encuestadas consideran que China es una nación próspera y reconocen que tiene un gran poder económico. De la misma manera, el 82,9% cree que su modelo de desarrollo es relevante para América Latina y un porcentaje similar reconoce su influencia cultural. Los jóvenes fueron los más entusiastas: el 92,2% de las personas entre 25 y 34 años tienen una opinión favorable de esa potencia asiática. Finalmente, las personas opinaron que la influencia de China en ALC se ha concentrado en tres áreas: la innovación tecnológica, el desarrollo de infraestructuras y la economía digital.
En resumen, la reunión ministerial en Beijing adquiere en estos momentos una gran importancia frente a los chantajes estadounidenses y la reconfiguración de la economía y el poder mundial. Mientras Sudamérica y el Caribe están dispuestas a acercarse a China, en términos comerciales y políticos, aunque con ciertas prevenciones, México ha mostrado una conducta un tanto ambigua. El asunto no es sencillo: por un lado, representa un mercado atractivo para la venta de productos chinos. Sin embargo, el gobierno mexicano ha tratado de frenar ese comercio para complacer a Trump y para intentar sustituir algunas importaciones según el Plan México. Además, sus exportaciones a ese país están condicionadas por su integración con Estados Unidos. En estas condiciones, mayores inversiones chinas en infraestructura o proyectos de gran envergadura como el puerto peruano parecen imposibles de aceptar ya que llevaría a un grave enfrentamiento con su vecino del norte. No se olvide además que las grandes compañías exportadoras de manufacturas que se producen en México son estadounidenses.
Así las cosas, de acuerdo con los planes de nuestro gobierno, México tendrá que navegar en la naciente configuración del comercio mundial más cerca de Estados Unidos. Al mismo tiempo, no podrá descartar las oportunidades que ofrece la potencia asiática sobre todo porque la renegociación del TMEC anunciada ya para iniciarse este año puede traer mayores obstáculos a nuestro desarrollo. Por lo pronto, China está jugando un papel cada vez más decisivo en América Latina como lo demuestra la reunión en Beijing.
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