Gobierno /Política | Opinión | 27.MAY.2025
Armenta, el dios te bendiga y la prensa crítica / Humberto Sotelo
Sobre la respuesta del gobernador Alejandro Armenta al reportero de Contra máscaras
Estaba en Venezuela el célebre periodista Renato Leduc, poco después de la masacre del 2 de octubre, cuando un periodista de ese país le preguntó su opinión acerca del presidente Gustavo Díaz Ordaz, a lo que aquél respondió –palabras más, palabras menos-- que lamentaba que aquél hubiera decidido resolver el conflicto estudiantil mediante la represión salvaje. Al enterarse el primer mandatario de la crítica de Leduc, exclamó, no sin ironía: ¡Ah, Leduc, es un poeta! Éste, a la vez, comentando estas palabras, expresó : ¡Órale, ahora soy poeta por decreto presidencial!
Este incidente me hace recordar –mutatis mutandis-- el berrinche protagonizado por el gobernador Alejandro Armenta hace unos días cuando el reportero Sergio Romario Vázquez, de ContraMáscaras, le preguntó por qué encabezaba la pinta y encalado de árboles siendo que esto estaba prohibido por una ley que el propio ejecutivo estatal había publicado en el Diario Oficial del Estado en diciembre pasado. El gobernador, lleno de ira, le inquirió si estaba en condiciones de demostrar “de manera científica” si el encalado de los árboles resultaba perjudicial para éstos, a lo que el reportero se limitó a señalar que así lo establecía le ley mencionada. Armenta, después de retomar más de cuatro veces la misma pregunta, terminó arrojándole la frase “Dios te bendiga”, en siete ocasiones (a la vez que con sus manos dibujaba lo que al parecer es un corazoncito, cosa rara, tratándose de un funcionario público. Por lo general este tipo de gestos lo hacen sólo los adolescentes).
Así las cosas, Sergio Romario Vázquez podría decir (recordando lo que dijo Renato Leduc) : ¡Órale, ahora soy reportero por decreto divino! (aunque el autor del decreto haya sido Alejandro Armenta).
Es realmente desconcertante la actitud del ejecutivo estatal ante la prensa crítica. Tal como escribió Julio Astillero en su columna de La Jornada, del 26 de mayo, “el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, muestra un creciente descontrol ante preguntas periodística que no le gustan”. E invocó enseguida el incidente del pasado 7 de abril, en el que acuso al director del diario digital E-Consulta, Rodolfo Ruiz, de cobarde y canalla, por unas frases que nunca escribió.
Como es del conocimiento público, Artículo 19 le solicitó al gobernador que le pidiera disculpas a Rodolfo Ruiz, pero nunca lo hizo. De plano, como observa Julio Astillero, “el autoritarismo del gobernador Armenta resulta grotesco: insulta y acusa sin pruebas de manera mostradamente equívoca y se enoja cuando se le pregunta por qué no respeta la ley que él mismo promulgó; todo ello, en un ambiente de peligrosa intolerancia hacia el periodismo crítico “.
Es imposible justificar la reacción iracunda del gobernador frente al cuestionamiento del reportero de Contra Máscaras. Ciertamente hay señales incontrovertibles de que el encalado a los árboles es perjudicial. Véase, al respecto, lo que escribe Daniel Rivas Torres, experto arborista : “Entre los inconvenientes del encalado del tronco de los árboles tenemos: la pintura o cal que se emplea para el encalado se lava con las lluvias, se disuelve y baja al suelo lixiviándose. Al llegar esta cal al suelo, disuelta en agua, tiene la propiedad de elevar el pH del mismo. El pH es una de las medidas de la capacidad que tiene el suelo de facilitar el intercambio de minerales y hacer que éstos sean absorbidos por las raíces finas de las plantas. Un valor ideal de pH oscila entre 6 y 6.5. Al elevarse el pH, el suelo se hace más alcalino; el hierro por ejemplo, un mineral indispensable para el desarrollo sano del árbol, es retenido químicamente y ya no puede ser tomado por las raíces. Si el suelo es de por sí alcalino, como sucede en muchas zonas de la ciudad, con el encalado acabamos de empeorar la situación y afectamos más a los árboles y otras plantas. El encalado conduce a que el árbol experimente una enfermedad que se llama “clorosis inducida por cal”, cuyos síntomas son el amarillamiento del follaje y la pérdida de la capacidad para realizar la fotosíntesis, el proceso de elaboración de su propio alimento. En pocas palabras, el encalado hace que el árbol muera de hambre” (Vid. Daniel Rivas Torres. Arborista Certificado. www.facebook.com/groups/arbolesenmiciudad/posts/2761781814063630/).
Desde luego, puede haber otros puntos de vista acerca de esta problemática. Pero lo que no podemos aceptar es que se intente resolver regañando a los reporteros, e invocando la bendición divina (¡Siete veces!).
Pienso que ha llegado la hora de que la dirección nacional de Morena (y digo esto porque la dirección estatal no existe en los hechos), y, de ser posible, la misma presidenta Claudia Sheinbaum, le llamen la atención, ya que ese tipo de berrinches del gobernador poblano están afectando seriamente, no digamos a este (de por sí ya desprestigiado por sus vínculos con Mario Marín Torres), sino al gobierno de la 4T. Desde luego, también sería conveniente que la comunidad periodística de Puebla le hiciera un exhorto al primer mandatario estatal de moderar su conducta ante la prensa crítica (aunque, desde luego, no perdemos de vista que esto es casi imposible, por las razones que todos conocemos).