noviembre 18, 2025, Puebla, México

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Y usted ¿tolera la corrupción? / Alejandro Guillén Reyes

 

 

La tolerancia es un valor fundamental en una cultura política democrática. Complementa al valor de la pluralidad, que a su vez se deriva de las distintas manifestaciones de nuestras libertades, entre ellas, la de expresión.

Sin embargo, uno de los grandes intelectuales mexicanos contemporáneos, Carlos Castillo Peraza (1947-2000), afirmó que “el intolerante fascismo germinó en la tolerante democracia que no se atrevió a gritar que aquel era intolerable”.

Hay ideas o actos que son intolerables en una democracia, siendo uno de ellos la corrupción, cuya tolerancia tarde o temprano convierte a una sociedad en su cómplice.

Precisamente, uno de los grandes errores cometidos durante la transición democrática en México fue haber tolerado la corrupción que, como ya hemos comentado, es el aceite que mueve el motor de los autoritarismos, las dictaduras y las tiranías.

Hoy, en México, la corrupción es una de las causas de la destrucción de nuestra República y de su precaria democracia.

Los escándalos de corrupción que han sido exhibidos en medios de comunicación, noticieros, o espacios de opinión en los últimos años, meses y días (los casos de los políticos viajeros, el coleccionista de relojes, los implicados en el robo de combustible, los cómplices de organizaciones criminales, etc.) no parecen generar costos políticos al actual grupo gobernante como sí se los generó al último gobierno emanado del PRI (2012-2018), terminando su gestión con una aprobación de apenas el 24% (Consulta Mitofsky, Encuesta Nacional en Vivienda, noviembre de 2018).

La encuesta de El Financiero de julio de 2025 muestra en sus resultados una aprobación al gobierno actual del 75% a pesar de que el 66% reprueba la forma en que Claudia Sheinbaum ha tratado el problema de la corrupción. Algo similar se observa en los resultados de la encuesta de Consulta Mitofsky de junio del año en curso: 70.1% aprueba al gobierno federal, pero el 81.5% percibe que hay mucha o regular corrupción.

Lo anterior se complementa con la caída de México en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional. Nuestro país pasó de tener 28 puntos de 100 en 2018 a 26 puntos en 2024, cayendo del lugar 138 al 140 de 180 países, muy lejos de Dinamarca que ocupa el primer lugar en transparencia o integridad con un índice de 90 puntos.

Esto nos lleva a una lamentable conclusión: como sociedad, a pesar de ser conscientes de la existencia del problema, hemos ensanchado en los últimos años el umbral de tolerancia a la corrupción con todo lo que ello implica: robos del dinero del pueblo, aumento de la inseguridad pública, deterioro de los servicios públicos, daños al medio ambiente y, sobre todo, la pérdida de vidas humanas.

Y usted ¿tolera la corrupción?

Piense esta pregunta cada vez que conteste una encuesta sobre si aprueba o no al gobierno en turno.