diciembre 5, 2025, Puebla, México

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Ecocidio en el Izta-Popo: la tala clandestina en San Lucas Atzala / VIDEO

La siguiente denuncia la realiza Mi radio Zacatepec Tlaxcalancingo, y da cuenta del paso de camiones en la madrugada cargados de madera que grupos de talamontes han talado en las faldas del Ixta-Popo:

(Puedes dar clic en la liga)

Esta es la denuncia que ha escrito Mi radio Zacatepec Tlaxcalancingo:

Los vecinos de la comunidad de San Lucas Atzala, guardianes no pagados de estos bosques sagrados, hoy son los únicos que exponen este ecocidio. La tala ilegal que, con la impunidad de la medianoche, amenaza con desnudar el pulmón ecológico de la región. Durante las madrugadas, cuando el mundo duerme y solo el rumor del viento debería susurrar entre las copas, los ojos atentos de Atzala capturan la impunidad.

Camiones de carga, pesados como culpas no asumidas, descienden por las calles, repletos de troncos frescos que delatan el crimen. ¿Cuántas encinas centenarias han caído bajo el hacha silenciosa? ¿Cuántos nidos han sido arrasados en esta destrucción que se ha vuelto tan frecuente? Los testigos, humildes habitantes de esta tierra fértil, no piden medallas; solo justicia. Pero en lugar de patrullas o drones de vigilancia, encuentran el vacío de una noche que se traga sus alertas.

Y aquí radica el verdadero escándalo, Puebla: la complicidad por omisión de quienes deberían ser los escudos de estos ecosistemas. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), flanqueada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), aparecen en esta tragedia no como héroes, sino como fantasmas inertes. Hasta el día de hoy que debería ser de recuperación verde, no de ver cómo destruyen nuestros bosques—, su labor por proteger estos bosques se reduce a un nulo esfuerzo, un archivo de promesas polvorientas. ¿Dónde están las inspecciones sorpresa? ¿Las sanciones que duelan? ¿El despliegue de recursos que convierta en ley lo que ahora es solo un susurro de denuncia? En un país donde el cambio climático azota como un látigo y el Popocatépetl exhala advertencias volcánicas, esta indiferencia oficial no es negligencia; es ecocidio consentido.

San Lucas Atzala no clama en vano. Sus bosques no son un lujo; son el filtro del agua que bebemos, el escudo contra las inundaciones y el hogar de una biodiversidad que no se regenera de la noche a la mañana. Si SEMARNAT y sus aliados continúan en su letargo burocrático, ¿qué herencia dejaremos a las generaciones venideras? ¿Un volcán desnudo, expuesto a la erosión y al olvido? Urge una respuesta inmediata: investigaciones exhaustivas y, sobre todo, responsabilidad que no se diluya en comunicados vacíos. Porque en las faldas del Popo, cada tronco robado es un pedazo de México que se pierde. Y si no actuamos ahora, el silencio de los árboles se convertirá en el rugido de un desastre irreversible.