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25 Abril 2024, Puebla, México.

A don Jesús del Gran Poder mi generación lo hubiera decepcionado / Crónica de José Luis Pandal

Política | Crónica | 4.ABR.2021

A don Jesús del Gran Poder mi generación lo hubiera decepcionado / Crónica de José Luis Pandal

Creo que mi generación y su acción lo hubieran decepcionado

Jesús Reyes Heroles, liberal, pensador, político.

(Fotografía de portada tomada el archivo de El Universal)

Este 3 de abril de 2021 se cumplieron cien años del nacimiento de de Don Jesús Reyes Heroles.

'Don Jesús del Gran Poder', como le llamaban los políticos de la época en que ocupó la Secretaría de Gobernación durante la presidencia de José López Portillo, fue un hombre singular, de él se ha escrito mucho y su figura sigue causando controversia, desde el flanco de sus admiradores incondicionales hasta el de sus detractores feroces.

Yo quiero contar, como hago frecuentemente, mi experiencia personal, las veces que me tocó escucharlo y mis recuerdos del personaje, inolvidables.

Antes, una semblanza de su trayectoria, variada y fecunda, en la academia, el pensamiento y la política; no pretendo, advierto, hacer una revisión rigurosa de su vida y obra, que por otro lado recomiendo estudiar, hay mucho material publicado.

Don Jesús fue maestro por muchos años en la UNAM y otras instituciones, como el Instituto Politécnico Nacional. Su cátedra y sus textos de Teoría General del Estado, principalmente, siguen siendo referentes en la actualidad. Historiador acucioso, fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia.

Fue -es- el gran pensador del Liberalismo Mexicano, que estudió a fondo y explicó con claridad; quien quiera entender la esencia política de México, debe leer con atención su obra, que explica el periodo anterior y posterior a aquel momento definitorio que es el liberalismo decimonónico mexicano, consecuencia de la lucha por la independencia y causa de la revolución social de inicios del siglo XX que devino en el México moderno.

Fue también un administrador público eficiente, dedicado y creativo que ocupó cargos como la dirección de PEMEX y la del IMSS y creó instituciones que fueron importantísimas, como el Instituto Mexicano del Petróleo.

En la actividad política fue diputado federal, presidente del PRI, Secretario de Gobernación y Secretario de Educación Pública, el último gran educador en este puesto, en mi opinión.

Desde la Secretaría de Gobernación promovió la gran reforma política de 1977 que se plasmó en la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, piedra angular de la modernización de las estructuras político/electorales actuales del país.

Además, fue un político pragmático también, creativo y maestro, que acuñó sentencias certeras como: "en política, lo que resiste apoya", "en política hay que aprender a lavarse las manos con agua sucia" y "en política, la forma es fondo".

Conocí a Don Jesús a fines de 1969, un día en que yo acompañaba a mi papá, como era frecuente, a una visita de trabajo en PEMEX, adonde la vida lo había llevado a ser proveedor.

Estábamos en la oficina de Don José Anselmo López Ostolaza cuando entró Don Sergio L. Benhumea, a la sazón subdirector administrativo de esa institución y amigo queridísimo de mi papá, hombre del que guardo un grato recuerdo, siempre agradecido por su generosidad con nosotros.

"Hola, Juan, ¿que haces por aquí?

"Hola, aquí aprendiendo de Don Anselmo", contestó mi papá, que siempre llamó así a quien todo mundo conocía como Pepe López Ostolaza.

"Por él venía yo, vamos a comer con Chucho", dijo Benhumea.

"Pues nosotros nos vamos entonces, otro día vengo a saludarlos."

-"No, vente con nosotros, no trataremos nada privado, es sólo que vienen más tarde unos gringos y no saldremos a comer fuera."

Así fui a dar al comedor privado que tenían en PEMEX los directivos y conocí a 'Chucho', el director, en mangas de camisa y de muy buen humor. Yo era un niño asombrado y curioso, de 14 años.

Recuerdo mejor la riquísima comida española que la conversación, el whisky, que tomaron antes de comer y un Armagnac que alguien le había traído a alguno de ellos, al que ponderaron mucho después de la comida y los olorosos puros cubanos cuyo humo, a mi papá que nunca fumó nada, le molestaba.

A mí me sorprendía la conversación ágil, las palabrotas que soltaban los distinguidos personajes y las menciones de figurones, Echeverría, Martínez Manatou, Moreno Valle --le preguntó Reyes Heroles a mi papá cómo lo trataba Puebla-- de los que hablaban como yo hablaría de los niños de mi clase, Perico, Cheli, Raúl.

Recuerdo que en algún momento Don Jesús dijo algo así como "Don Gustavo cayó en la trampa" porque le pregunté a mi papá más tarde y me explicó que se refería al Presidente Díaz Ordaz, Tlatelolco y el ya entonces candidato Luis Echeverría.

No volví a ver a Reyes Heroles hasta una ocasión en que fue de gira a Acatlán, cuando era presidente del PRI y pasó a mi casa por un momento, ´un ajuste de tiempo´, dicen los que organizan las giras, para ir al baño y refrescarse, donde se tomó un rápido whisky con Don Sergio Benhumea que venía con él, el ingeniero Rodolfo Sánchez Cruz, otro querido amigo de mi casa del que guardo un grato recuerdo y que era entonces diputado federal, algunos lambiscones que nunca faltan y mi papá.

-"Qué calor hace en su tierra, amigo Pandal", le dijo a mi papá aquel señor que vestía una guayabera -estaban de moda- y traía un sombrero de palma, de 'cuatro pedradas' como los de su tierra veracruzana. Encuentro breve, del que sólo recuerdo las carcajadas, porque esos señores, en corto, no eran nada solemnes.

La siguiente ocasión en que vi a Don Jesús fue en 1976, poco después de que se anunció su nombramiento como Secretario de Gobernación del gabinete de José López Portillo --recuerdo los aplausos espontáneos y la explosión de alegría de los periodistas presentes cuando se hizo el anuncio-- y antes de que tomara posesión, en una comida de pocos asistentes en la casa de Don Sergio, en la calle de Mitla. Breve, llena de afecto, con amigos cercanos, sin rollos.

Lo vi dos veces más, en Puebla, cuando dejó la Secretaría de Gobernación y entiendo que estaba dedicado a escribir.

Una vez, en el Portal, estaba comiendo en el Hotel Royalti con Don Sergio y otras personas que no recuerdo, mi papá y yo llegamos al café y Don Jesús decidió salir a tomarlo, con su coñac y a fumar su puro en las mesas exteriores.

Se decía que era un político acabado después de haber dejado la todopoderosa Secretaría de Gobernación, pero la cantidad de gente que se acercaba a saludarlo y felicitarlo indicaba otra cosa.

"Cuando yo sea un político caído en desgracia quiero ser como usted, licenciado", le dijo mi papá en algún momento.

No hablaba de política entonces, sino de Historia, de Juárez y los liberales, de la importancia de no olvidarla; yo, que ya era un joven universitario, no me perdía una palabra de su charla, siempre didáctica porque tenía espíritu de maestro.

La última vez que lo vi y lo escuché fue en 1981 o 1982, no estoy seguro, en ocasión de una visita a su sastre poblano. Aquella vez estuve con él, mi papá, Don Sergio y varias personas más, dos o tres horas, y me preguntó de mis lecturas, de la razón de mi gusto por la historia, de mis planes futuros. Me dijo que México necesitaba a sus jóvenes actuando en política, que era un noble oficio y debía pensar en participar activamente

"Tu generación será la última de la revolución y la primera del mundo nuevo, menos nacionalista y más global. Ustedes harán triunfar o fracasar a ese México que viene."

Creo que mi generación y su acción lo hubieran decepcionado.