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19 Abril 2024, Puebla, México.

La educación jesuita: transformar la realidad para construir una vida justa y digna / Mario Patrón Sánchez, Rector Ibero Puebla

Universidades /Sociedad civil organizada | Opinión | 25.AGO.2022

La educación jesuita: transformar la realidad para construir una vida justa y digna / Mario Patrón Sánchez, Rector Ibero Puebla

Mundo Nuestro. Con la presencia de alumnos y profesores Ibero Puebla ha arrancado el año escolar 2022-2023. La Casa de Estudios celebró su primera Lectio Brevis presencial en tres años. Se trata de una tradición de las universidades jesuitas que busca marcar el tenor de los siguientes meses con un espacio de reflexión académica.

El sigiente es el mensaje ofrecido por el Rector Mario Patrón Sànchez la mañana del miércoles 24 de agosto.

 

Antes de hacer la inauguración oficial de los cursos quiero hablar brevemente sobre la relevancia que esta ceremonia tiene para nuestra universidad, pues cada inauguración de cursos nos permite recordar y reavivar el sentido profundo que, para nuestra institución, una Universidad confiada a la Compañía de Jesús, tiene la educación.

Desde el inicio de la actividad educativa de la naciente orden, hace casi 5 siglos, San Ignacio y sus compañeros entendieron que la formación, y en especial la formación universitaria, no es en esencia, y no puede ser convertida, en un gesto automático o un acto heterónomo impuesto a la persona por la inercia social.

Optar por la educación; es decir, elegir educarse y educar, debe ser al mismo tiempo, un acto libre y consciente de insatisfacción y de toma de distancia respecto del status quo; y, en consecuencia, una decisión de implicarse activamente en la transformación de aquellos aspectos de la realidad que no contribuyen a una vida justa y digna.

Entendida así, la educación es ciertamente una apuesta que se funda en la confianza en la perfectibilidad del ser humano; pero también es un acto político que se practica a contrapelo de las inercias dominantes y que requiere valentía y generosidad.

Creo que es a eso a lo que se refiere el Padre Arturo Sosa, General de la Compañía de Jesús, cuando califica a la educación como “fuente de esperanza y liberación”; y ese es también el compromiso que ratificamos en esta ceremonia.

Iniciamos un nuevo período académico en un contexto ciertamente complejo: a las dificultades que trajo la pandemia de Covid 19 todavía en curso, se han sumado desde febrero de este año los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania, que ha profundizado las desigualdades estructurales y ha ensombrecido aún más el panorama económico mundial con la mezcla de un proceso inflacionario generalizado y la disminución del ritmo de crecimiento económico; todo lo cual ha limitado de manera todavía más severa el acceso de las mayorías pobres a los satisfactores básicos.

También, este año hemos asistido a expresiones del cambio climático que han evidenciado la profundidad de la crisis actual de los bienes comunes que enfrenta la humanidad y han alertado sobre las perspectivas de un agravamiento acelerado en el futuro mediato, todo lo cual está acrecentando la conflictividad y cobrando cada día mayores costos, también especialmente a las poblaciones más vulnerables.

En nuestro país, como en buena parte del mundo, atravesamos un momento de crisis del estado democrático de derecho, que se expresa fundamentalmente en la perpetuación de las enormes asimetrías socioeconómicas, la impunidad y el agravamiento de las violencias en amplios espacios de nuestro país en los que se resiente la ausencia del Estado y la sociedad se halla sometida diariamente a la acción de la delincuencia.

Ese es el caso de la comunidad de Cerocahui, en la región tarahumara, en la que fueron asesinados hace dos meses los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, y los laicos Pedro Palma y Armando Berrelleza, sin que hasta la fecha las autoridades hayan sido capaces de procurar cabal justicia, del mismo modo que ha ocurrido con cientos de miles de víctimas de la dinámica de violencia que ha prevalecido en nuestro país los últimos 15 años; y sin que el actual gobierno esté dispuesto a revisar una política de seguridad de corte militar que se ha mantenido intacta durante tres sexenios, a pesar de su naturaleza antidemocrática y su probada ineficacia.

En respuesta a este contexto, la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús y las universidades y colegios jesuitas en México estamos llevando a cabo la Jornada por la Paz con Justicia en México, en la que se enmarca esta ceremonia de inicio de cursos, que pretende afirmar la posibilidad de construir futuros de esperanza basados en una nueva ética del cuidado que verdaderamente universalice la justicia y la dignidad.

Así, de cara a las complejas condiciones actuales y a las enormes dimensiones de los retos que la humanidad enfrenta, desde la IBERO Puebla ratificamos hoy nuestro compromiso con un servicio educativo que pone en el centro la libertad, la fraternidad y la apertura a lo ilimitado como motores transformadores de la realidad, para construir juntas y juntos el Reino en la historia.

 

Mario Ernesto Patrón Sánchez, Rector Ibero Puebla

 

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