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19 Abril 2024, Puebla, México.

Estímulos académicos y precarización salarial en la BUAP / Carlos Figueroa Ibarra

Cultura /Gobierno /Universidades | Opinión | 25.OCT.2022

Estímulos académicos y precarización salarial en la BUAP / Carlos Figueroa Ibarra

Las autoridades universitarias deben ser sensibles a las demandas de la comunidad académica

 

En un artículo publicado en la segunda semana de octubre, me referí al estímulo otorgado por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) como un sucedáneo del salario de los trabajadores académicos en las instituciones públicas de educación superior.  En los últimos años el SNI también se ha vuelto un sucedáneo del empleo, pues hay muchos  trabajadores académicos precarizados  que  han alcanzado méritos para ser parte del referido SNI por lo que su estímulo económico sustituye el exiguo salario de un profesor horario.

 

 

Los trabajadores académicos también cuentan con otro sucedáneo del salario. Me refiero a los estímulos económicos que provienen del programa de Estímulos al Desempeño del Personal Docente (ESDEPED), un programa de la SEP.

 

Los afortunados integrantes del sistema universitario que cuentan con el SNI y con el ESDEPED han visto de esta manera reducidos sus salarios, en tanto que el mismo solamente significa 1/3 del total de sus ingresos, pues los otros 2/3 lo constituyen los estímulos económicos de los dos últimos programas. He aquí porque los académicos que cuentan con dichos estímulos no se jubilan.

 

Tal como lo consigna el libro Los Retos de una Nueva Agenda Universitaria en México en una época de cambios. Una perspectiva desde la BUAP que próximamente será publicado, el salario tabulado real de un profesor titular en 2019 era tan solo 42 por ciento respecto al existente en 1978. La precarización salarial de los trabajadores académicos de la BUAP comenzó en 1982. Los datos que a continuación menciono proceden del citado libro.

 

A la precarización salarial, hay que agregar también que desde 1982 los profesores investigadores y el personal administrativo de la BUAP ha vivido un significativo proceso de precarización laboral.

 

Entre 2002 y 2020 la matrícula escolar aumentó 118% y la planta académica lo hizo en 39%, pero ese aumento se basó en los profesores hora-clase (aumento de 124%) y no en los profesores de carrera (5%). En suma, la masificación estudiantil en la BUAP se ha resuelto con los profesores-hora clase.  En 2019 los profesores hora-clase constituían el 46% de la planta laboral y su salario era 9 veces más bajo que el de un profesor de tiempo completo. Por supuesto los profesores horarios no tienen derecho a los estímulos del ESDEPED.

 

La situación de los profesores de carrera tampoco es buena. La promoción laboral es lenta, trabajosa y burocratizada y los salarios también son exiguos. Los profesores de tiempo completo o medio tiempo que no cuentan con definitividad no tienen derecho a los estímulos de la SEP. Del total de profesores de carrera solamente el 57% acceden a los estímulos y únicamente el 25% al SNI. Del total de la planta académica que estaba registrada en el ciclo 2019-2020, solamente el 13% contaba con el SNI y el ESDEPED, casi 20% contaba solamente con el ESDEPED y el 70% no contaba más que solamente con su salario base.

 

De esta manera hay que consignar que los profesores que acceden a los estímulos son solamente 2/3 del total de los profesores de carrera. Este grupo también se encuentra en situación de riesgo porque los estímulos del ESDEPED cuentan con recursos cada vez más precarizados. Esto forma parte del contexto precarizado de las bolsas de recursos adicionales que el neoliberalismo se inventó para atemperar la caída de los salarios y de los subsidios a las instituciones de educación superior de carácter público.

 

Uno a uno los programas de recursos extraordinarios han ido caducando o disminuyendo sus recursos: el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI) que otorgaba recursos adicionales a infraestructura, equipamiento y servicios y fortalecimiento de capacidades docentes; el Programa de Certificación Docente (PROCEDE); el Programa de Fortalecimiento a la Excelencia Educativa (eliminado en 2021) y finalmente el sobreviviente Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP) que estimuló la creación de Cuerpos Académicos ( que ya no reciben recursos) y el ESDEPED.

 

De igual manera que lo que al CONACYT le sucede con el SNI, a la SEP le acontece con el ESDEPED: cada vez son más los docentes que merecerían recibir dichos estímulos. Y lo que sucede con la hacienda federal es que cada vez otorga menos recursos a través de las bolsas extraordinarias que el neoliberalismo creó para evadir salarios y subsidios. He aquí el problema que enfrenta la BUAP y que se evidenciará en los próximos meses cuando se llegue el momento de la renovación del ESDEPED a aquellos con que lo cuentan.

 

Las autoridades universitarias y la comunidad académica universitaria (principalmente las academias), deben hacer una sinergia para enfrentar este problema y los otros que han sido consignados líneas atrás. La comunidad académica universitaria debe estar conciente de que la solución final del problema no radica en la Rectoría, ni siquiera en la SEP sino en la Secretaría de Hacienda. Las autoridades universitarias deben ser sensibles a las demandas de la comunidad académica universitaria y no ser entusiastas aplicadoras de las precarizadoras inercias neoliberales que estamos viviendo. Sean estas líneas, un llamado a que iniciemos un diálogo que lleve a la sinergia.

 

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