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19 Abril 2024, Puebla, México.

Basura, salud y medio ambiente: Caso Ciudad Serdán / Gerardo Pérez Muñoz

Naturaleza y sociedad /Ciudad /Sociedad civil organizada | Opinión | 9.NOV.2022

Basura, salud y medio ambiente: Caso Ciudad Serdán / Gerardo Pérez Muñoz

La basura ya no es sólo un problema ambiental, sino se ha convertido en un problema de salud pública

 
La Tierra parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. Papa Francisco
 
El pasado 22 de octubre, se llevó a cabo un Foro en Ciudad Serdán cuya temática fue Los basureros a cielo abierto y su impacto en el medio ambiente y la salud. Dicho foro fue convocado por el Colectivo Chalchicomula en Acción.

¿Qué hacer con la basura? Es una pregunta cada vez más recurrente no sólo entre funcionarios municipales sino también entre los ciudadanos de muchos municipios de nuestra entidad y país.  Vivimos literalmente entre la basura que cada día se acumula más y más, y este problema se complica, ya no sólo en la ciudad, sino también en el campo, los ríos, arroyos, océanos y el espacio. La basura ya no es sólo un problema meramente ambiental, sino se ha convertido en un problema de salud pública.

La historia nos cuenta que el concepto de basura aparece en el Neolítico y que en las ciudades egipcias había vertederos. Ese problema se manifestó en las grandes ciudades de Mesopotamia y Egipto donde se llegaron a establecer basureros a kilómetros de la ciudad de Menfis.

Hace el año 2,400 en Atenas, Grecia, surgen las primeras normas relativas a la gestión de los desechos, concretamente en asentamientos urbanos donde se exigía que la basura se enterrase a una distancia de más de 1 Km de las zonas habitadas.

El investigador de la UNAM, Sergio Palacios Mayorga, nos dice que los primeros habitantes de México-Tenochtitlán consumían productos naturales y artesanales y los residuos que generaban (plumas, pieles, huesos, sobrantes de alimentos, etcétera) los reutilizaban para hacer objetos como: herramientas, ropa, armas, ornamentos y composta. Esta civilización tenía un complejo sistema sanitario (especie de letrinas) que convertía sus desechos biológicos en abono natural. Estaba prohibido comer en las calles y tirar residuos. Cuando llegaron los españoles a este territorio, se quedaron asombrados porque aquí todo estaba limpio y en orden.  En 1790 en el Virreinato, la basura comenzó a acumularse y se puso en marcha un sistema de limpia con carros de tracción animal y se construyeron tiraderos fuera de la ciudad.

La ecologista, escritora y directora de cine, Annie Leonard (La historia de las cosas), sostiene que después de la Segunda Guerra Mundial, las economías estaban en recesión y para reactivarlas, el analista de mercado, Victor Lebow, propuso hacer del consumo un estilo de vida en el que la satisfacción emocional y espiritual estuviera ligadas al consumo.

La ambientalista señala que desde entonces se echó a andar la maquinaria de la llamada “economía de los materiales”, que se basa en el proceso de extracción, producción, distribución, consumo, desecho y disposición. La otra cara del consumo, la que no tiene que ver con los satisfactores, se basa en dos conceptos responsables de alimentar nuestros basureros: la obsolescencia programada (productos que se fabrican para que duren un tiempo determinado) y la obsolescencia percibida (noción popular de que algo ya no está de moda). Estas dos últimas maneras de abordar los objetos que usamos mantienen aceitado el engranaje del consumo constante.

Nuestro mundo actual globalizado, industrializado y tecnificado ha generado nuevas formas de basura: residuos industriales, agrícolas, sanitarios, sólidos urbanos, así como tipos de basura peligrosa: tóxicos, peligrosos e incluso radiactivos. A lo cual hay que sumarle que vivimos, en términos generales, en sociedad urbanas hiperconsumistas. Este modelo social y económico ha producido consumidores en vez de ciudadanos.

No es casual que estos países sean los que encabezan el ranking mundial de producción de basura: Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España. México ocupa el nada honroso décimo lugar a nivel mundial en generador de basura.

De acuerdo al Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de Residuos (DBGIR) 2020, cada mexicano producimos en promedio, entre 944 gramos a 1.4 kilos de residuos al día. Esto es, 120,128 toneladas de desechos al día.

Las ciudades que más cantidad de residuos generan son: Estado de México (16,739 toneladas por día), Ciudad de México (9,552), Jalisco (7,961), Veracruz (7,813) y Guanajuato (6,031).

Somos el tercer país en América Latina que más basura electrónica produce, con un promedio de entre 7 y 10 kilos de desechos por mexicano, lo que nos da un total aproximado de un millón de toneladas de basura electrónica por año (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad). 

No está de más mencionar que con la problemática de la basura y su tratamiento en los municipios (Artículo 115 Constitucional apartado II, e) c) se niega y viola el derecho a un medio ambiente sano tal y como lo señala el párrafo quinto del artículo 4to de la Constitución, pero también se violan los párrafos tercero (alimentación sana), cuarto (salud), sexto (derecho al agua- suficiente, salubre, aceptable y asequible-) y noveno (interés superior de la niñez) del propio artículo.  Se viola también la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003, la Ley General de Salud (Art. 116), Ley General para Gestión y Prevención Integral de los Residuos, pero también la Ley para la Protección del Ambiente Natural y el Desarrollo Sustentable del Estado de Puebla.

Lo anterior viene al caso pues el pasado 22 de octubre, se llevó a cabo un Foro en Ciudad Serdán cuya temática fue Los basureros a cielo abierto y su impacto en el medio ambiente y la salud. Dicho foro fue convocado por el Colectivo Chalchicomula en Acción.

Al inicio del Foro, los representantes del Colectivo dieron a conocer que hace días y a través de una carta abierta dirigida al gobernador del estado, Miguel Barbosa Huerta y al presidente municipal, Uruviel González Vieyra, les explicaban la problemática del basurero y les solicitaban a ambos, clausurar el depósito. Mencionaron así mismo “que llevan alrededor de cinco años solicitando su cancelación, mediante distintos oficios, por lo que sostiene que ha existido omisión por parte de las autoridades.”

Mencionan en la misma carta que “Por recibir residuos tóxicos de distintos municipios, entre ellos, Tehuacán, sin el cuidado o tratamiento adecuado, los pobladores piden cancelar de manera definitiva el relleno sanitario de Ciudad Serdán, que tiene aproximadamente 22 años de existencia.” Hasta ahora, no han obtenido respuesta de ninguna de las dos autoridades.

Y remataron en su intervención: “Por la mañana, nos llega el olor fétido de los marranos”refiriéndose a los olores que despiden las naves de cerdos de Granjas Carroll  que también impacta a los pobladores de Ciudad Serdán.

El académico y miembro del Colectivo Ambiental Diente de León, Gerardo Romero, hizo una amplia y detallada exposición acerca de los proyectos de muerte que se ubican en la cuenca Libres-OrientalGranjas Carroll (118 naves), minería a cielo abiertoAudi y el acaparamiento de agua, monocultivos o cañones antigranizo, a lo que hay que sumar el tiradero de basura en Serdán que recibe los desechos de por lo menos, 12 municipios. Hubo una intervención de una persona del público que a las anteriores problemáticas socioambientales, sumó el uso de plaguicidas y agrotóxicos no sólo en ciudad Serdán si no el uso de estos en los municipios de Cuacnopalan, Esperanza, Aljojuca o Palmar de Bravo, lo que ya está afectando la salud de los pobladores, mencionó en su intervención. Así mismo, comentó que desde hace un poco más de veinte años que se inauguró el basurero, este había recibido aproximadamente 70 mil toneladas de desperdicios.

Al final del Foro, se acordó seguir con estos o bien, impulsar asambleas informativas y talleres e igualmente se informó de una entrevista para el día lunes 24 de octubre con la Mtra. Alicia N. Hernández Mugártegui, representante de la Profepa en el estado; entrevista que se llevó a cabo y en la cual los miembros del colectivo le expusieron la problemática y le solicitaron el cierre parcial o definitivo del basurero y le hicieron entrega de un oficio. Hasta el momento de redactar el presente artículo, tampoco habían recibido respuesta por parte de la funcionaria federal. Desafortunadamente, los distintos niveles de gobierno intervienen cuando la gente se cansa y decide tomar otro tipo de acciones. Son intervenciones tardías y regularmente van acompañadas de la criminalización de la protesta social.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, por causas de los basureros de este tipo, se puede contraer las siguientes enfermedades:  hepatitis virósica, toxoplasmosis, fiebre tifoidea, poliomelitis, peste bubónica, tifus murino, leptospirosis.  salmonelosis, cólera, amebiasis, disentería cólera, giardiasis, tifus murino, leptospirosis, salmonelosis, amebiasis, disentería. Al igual que otras patologías tales como las broncopulmonares, broncoespasmos, asma, enfermedades de la piel. Los vectores de transmisión de dichas enfermedades, nos dice la OPS son las: ratas, moscas, mosquitos, cucarachas, cerdos, aves

De ahí que los basureros a cielo abierto impactan no sólo al medio ambiente, sino también en la salud de los habitantes asentados en las inmediaciones de dichos basureros.

Hace cuatro años, en el 2018 y gracias a la movilización y presión social, se logró cerrar dos basureros. El primero, se ubicaba en la comunidad de Cohuatichan, Cuetzalán, Pue. Los habitantes denunciaron en aquel momento que “desde su apertura en noviembre de 2001, ha generado una grave contaminación a los mantos acuíferos, flora y fauna de este municipio”. Este basurero lo lograron parar, gracias a la movilización llevada a cabo por los compañeros del Movimiento Indígena, Obrero, Campesino, Urbano y Popular (Miocup) y ciudadanos de Cuetzalan.

El otro fue en la comunidad de Bellavista de Victoria, Palmar de Bravo y era un basurero de desechos tóxicos y residuos peligrosos cuyo dueño era, según la voz del pueblo, el muy influyente y hoy prófugo de la justicia, Guillermo “Billy” Álvarez. Los habitantes de la comunidad ya habían denunciado que el basurero estaba provocando problemas al medio ambiente y a la salud de los vecinos. Los vecinos también señalaron que el inmueble pertenecía a la empresa Ingeniería Especializada y Combustible Alterno (IECA) y se encuentra a 300 metros de las primeras viviendas. Este basurero fue clausurado por la Secretaría Ambiente del Medio Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial del gobierno del Estado. La Profepa brilló por su ausencia en este conflicto, como ya lo ha hecho en otros tantos conflictos socioambientales.

Es muy cierto que no hay triunfos sin lucha.

Somos memoria…

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