Universidades /Cultura | Ensayo | 13.NOV.2024
Puebla, un importante epicentro literario a nivel nacional / Víctor García Vázquez
Presentación del libro Barrancas y desfiladeros: crítica y senderismo por la poesía poblana
(Este jueves 14, a las 16:00 horas, el poeta chiapaneco Víctor García Vázquez presentará su libro Barrancas y desfiladeros: crítica y senderismo por la poesía poblana, en el patio del Edificio Arronte de la FFyL de la BUAP de la Avenida Juan de Palafox número 219, donde la entrada será gratis y se podrá adquirir el texto. Se trata de una revisión crítica de poemarios publicados en Puebla en los últimos veinte años. Los presentadores serán la maestra Arcenia Soriano Marín, el doctor en literatura y también poeta Mario Calderón y el poeta Moisés Ramos Rodríguez; la moderadora será la doctora Diana I. Hernández Juárez. Publicamos, como un adelanto, la primera sección del libro publicado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, Imacp, “La crítica literaria y el contexto social”.) Moisés Ramos Rodríguez
En este trabajo sendereamos los paisajes de la poesía en Puebla. Se trata de un recorrido histórico durante veinte años, de 2000 a 2020. A lo largo de dos décadas hemos leído y analizado la poesía de nuestro estado. La motivación principal es la marginación de los poetas locales respecto al ámbito nacional. Producto del centralismo cultural, pero también de la presión que ejercen diversos cotos de poder en el país, casi toda la literatura que se produce en los diversos Estados de la república, con escasas excepciones, está condenada al aislamiento, sino es que a la exclusión. El cacicazgo es una característica de nuestra cultura. En el ámbito literario esto se puede comprobar conociendo el empoderamiento que ejercen ciertos grupos en las editoriales, revistas, consejos, fundaciones, congresos literarios, entre otros. Esta actitud ha devenido en una exclusión, aunque no en detrimento de la calidad estética de la poesía poblana.
Partimos de la aseveración de que Puebla es un importante epicentro literario a nivel nacional, por la calidad de la poesía que se escribe y publica, por los congresos literarios, la oferta educativa en el sector literario, además de otras expresiones vinculadas con la literatura, aunque este núcleo tiene su contraparte en el déficit crítico. Es visible el nulo compromiso de los críticos nacionales y locales, ya de por sí escasos, con la poesía poblana, por lo que es necesario escribir y publicar notas críticas, reseñas, ensayos, artículos, fichas de lectura y demás modelos discursivos que permitan una aproximación estética y ética sobre la obra; tanto para destacar su aporte como para señalar las carencias del autor. La crítica como convenio filosófico asume siempre una actitud propositiva frente a la obra, el lector y el autor. No se trata sólo de juzgar una obra en su inmanencia sino en construir un puente que una la literatura con la sociedad.
Confiamos en que esta obra aporte ideas a cada lector que se acerque con una actitud indagatoria y de compromiso con la poesía poblana de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. A pesar de que hemos hecho el mejor esfuerzo por conformar un panorama crítico de la poesía en Puebla durante dos décadas, estamos conscientes de que no es exhaustivo y de que podría incrementarse. Esta miscelánea de crítica literaria es por tanto una obra abierta, flexible y que seguirá enriqueciéndose con las obras de las nuevas generaciones.
A diferencia de los demás géneros literarios, la crítica generalmente tiene una menor vigencia. Su función es sincrónica; es decir, su valor intrínseco depende del contexto sociocultural que rodea a la obra y al autor. Aunque a lo largo de la historia de la literatura hay casos en que el crítico literario realiza un trabajo para la posteridad, su obra puede no ser valorada en su época, pero en generaciones posteriores su trabajo puede ser rescatado. Como lo expresa T. S. Eliot: “No hay crítica literaria que en una generación posterior pueda despertar más que curiosidad, salvo que siga siendo útil por sí misma para esas generaciones por su valor intrínseco al margen de las circunstancias históricas.”
Esta es una de las razones principales por las que no existen suficientes estímulos a la crítica literaria. La consecuencia es la escasez de críticos; o como decíamos en un principio el déficit crítico.
Durante nuestra experiencia como crítico literario hemos aprendido algunas ideas que ofrecemos a manera de guía de lectura:
1. La crítica literaria es una labor indispensable que sirve como filtro literario; la crítica delimita, purifica, elimina las impurezas de la obra literaria; el crítico le ayuda al escritor a observar sus errores y eso se percibe cuando una obra se reedita, porque el autor muchas veces decide quitar aquellas imperfecciones que el crítico señaló o maximizó; sin embargo, muchas veces también el crítico contamina la obra, la llena de impurezas, crea prejuicios y perjuicios a la obra y la figura del autor. Por tanto, el crítico para ser justo requiere tener al mismo tiempo una moral estética y una estética humanista.
2. El medio literario debe respetar y reconocer la labor de la crítica literaria. Aunque su trabajo incomode, el trabajo de la crítica debe ser reconocido porque permite diagnosticar la salud de la literatura. Una sociedad que no reconoce a sus críticos padece de autismo cultural. Reconocer no significa premiar, sino crear los mismos espacios y darle las mismas oportunidades de publicación al crítico para dignificar su trabajo.
3. Si bien la crítica literaria tiene una pronta caducidad, el crítico debe sopesar la obra en su justo valor, no en relación con la cercanía que mantiene con los autores. Ni apología ni diatriba: la crítica debe ser un juicio imparcial.
4. La crítica literaria debe motivarse desde la academia, pero también dentro de los grupos literarios, las editoriales, las revistas, etc. y todo lector debe tener el derecho de ensayar, arriesgarse a emitir sus opiniones sobre lo que lee.
5. Todos los caminos de la escritura deben conducir a la crítica, porque ésta representa la madurez intelectual y el máximo goce estético de una obra.