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17 Julio 2025, Puebla, México.

Se acabó la guerra. Todo sea por el pacifismo( Crónica 23) / Sergio Mastretta

Universidades | Crónica | 1.MAY.2025

Se acabó la guerra. Todo sea por el pacifismo( Crónica 23) / Sergio Mastretta

BUAP 1989-1991, Crónica de una ruptura histórica

Introducción

En 1987 el Maestro en Ciencias Samuel Malpica Uribe gana la rectoría de la Universidad Autónoma de Puebla en sucesión de Alfonso Vélez Pliego. Lo hace con el respaldo de miles de estudiantes que participan en una elección con voto universal, directo y secreto que sustenta el proyecto de universidad democrática, crítica y popular, vigente desde 1973. Con Malpica Uribe inicia la quiebra de ese proyecto de universidad en manos de una izquierda política que encuentra su valor fundamental en la independencia política respecto del Estado, pero su talón de Aquiles en la dependencia económica de la voluntad gubernamental.

La ruptura entre las facciones dominantes de la universidad se produce en enero de 1989, durante el segundo informe del rector Malpica, quien acusa de corrupción a la administración de Vélez Pliego. Siguen dos años de conflicto que incluyen la destitución del rector, la constitución de un triunvirato de gobierno por una de las facciones en el Consejo Universitario y el desgobierno hasta que se celebran nuevas elecciones en abril de 1991, todo ello en medio de múltiples refriegas callejeras como la toma del edificio Carolino por los enemigos de Malpica y el asesinato en circunstancias nunca esclarecidas del profesor Miguel Antonio Cuéllar Muñoz el 22 de diciembre de 1989.

El conflicto termina con la reforma de la ley orgánica que suprime el voto universal, directo y secreto de los estudiantes, y con la recomposición de las relaciones con el poder público estatal. Lo que sigue es la crónica de ese proceso.

Publicamos en Mundo Nuestro nuevamente estas crónicas con el ánimo de contribuir a la discusión colectiva sobre la realidad de la universidad pública en Puebla en el marco del reciente paro estudiantil y las reformas impulsadas por un movimiento que sin duda es un punto de inflexión en la historia de la Beneméita Universidad Autónoma de Puebla.

 

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Crónica 23

Se acabó la guerra. Todo sea por el pacifismo

 

Jueves 31 de enero de 1991. No hay gran ánimo en la marcha universitaria contra la guerra de Irak. Es una marcha fría. Nunca he visto una movilización de uapachosos tan desangelada. Tal vez se extrañe un enemigo declarado, la posibilidad de una toma del Carolino, el pintarrajeo al Palacio de Gobierno. George Bush con su macana bíblica está demasiado lejos y estos universitarios marchistas se han vuelto demasiado institucionales.

Y una vez más los priistas han brillado generosamente por su ausencia.

Se acabó la guerra. Todo sea por el pacifismo.

Ahí van el chaparrito Valerdi y el juvenil rector Dóger con una plática muy lejana del Medio Oriente, en esta marcha organizada para arreglar el escaparate de la UAP. Al parecer, los dos personajes han dado vuelta a la hoja de los conflictos por el poder que tan atareada trajo a la clase política universitaria. Asolados ambos por la primavera repentina y el futuro incierto de la universidad. Después los dos dirán al reportero hasta dónde han fumado la paz sindicato e institución.

“Se viven problemas naturales ―dice el rector―, pero no hay enfrentamiento con el sindicato, llevamos una relación afectuosa, las cosas han cambiado, tal vez exista una oposición natural de quien trata de preservar un tipo de sindicalismo economicista y clientelar que supedita la universidad a sus intereses. En eso somos muy claros, la UAP tiene que defender sus derechos, respetando por supuesto los de los trabajadores”.

Va más lejos el físico Valerdi: “Esta es la marcha por la paz entre el sindicato y la universidad, es la marcha del entendimiento. El rector se ha comprometido a que antes del 15 de febrero se establecerán las fechas de pago de adeudos. Y los más importante, mañana hará una revisión contractual que tiene que incidir en el porcentaje de las prestaciones”.

Ya no se habla de golpes bajos. Todos muy cuates entonces.

“No ―dice Valerdi―, no hay riesgos de desestabilización, todos asumimos una actitud unitaria....”

Qué bien, no puede haber mejor ánimo para salir a gritarle al sol que los universitarios poblanos están contra la guerra.

"¿Y muy en el fondo de su corazón, señores, no les gustaría que los iraquíes le rompieran su madre al tal George Bush?" ―pregunto.

“Por supuesto que sí”, dice de plano Baraquiel Alatriste, codo a codo con el rector, ahí, en la esquina de El Sol de Puebla, al inicio de la marcha.

“No en el fondo, encima”, dice Pepe Doger.

Y el altavoz de los marchistas también toma partido: “¡Bush asesino, fuera de Irak!”.

Algo más añade el rector: “Como dijo Víctor Hugo: poblanos, no os atacan los franceses, os ataca el imperio”.

Y sigue marchando muy contento.

Una breve encuesta sobre medios de comunicación y guerra entre trabajadores de la UAP.

“Israel tiene la culpa, joven, porque dejó que lo atacaran y no hizo nada ―dice una dama trabajadora de intendencia en Psicología―. En la televisión se vio todo. Sadam Hussein es traicionero. Aunque yo no le voy ni a los gringos ni a los españoles. Estados Unidos se metió por el interés del petróleo, es lo único que le importa”.

Un sindicalista de CU: “Podemos llegar al holocausto nuclear. Israel se metió hace diez años con Palestina y los gringos lo apoyaron. Ahora atacan a Irak. Hussein tiene razón, su lucha es justa. Pero bien a bien, lo mejor sería que se agarraran a chingadazos Bush y Hussein, ellos dos solitos, y dejarán al mundo en paz”.

El Balo, una de las cabezas de la banda de los Pitufos de la 22 Poniente, vive su propia paz. Camina con su gente a un lado de la descubierta, el cabello rizado,  la camisola abierta, pelo en pecho, un buen humor expansivo.

“¿Ya viste quien viene atrás? ―pregunta―, el Arturo Loyola.”

Así es, marchan muy pacíficos los pitufos y los de la Casa del Pueblo. Para todos da la contratación.

“Ahora hay estabilidad en la UAP –sigue el Balo-, hay un buen entendimiento por el licenciado Dóger. Nosotros somos independientes, participamos donde nos dé nuestra chingada gana. El que nos critique, que nos dé trabajo, ¿O qué?, ¿no tenemos derecho a trabajar? ¿Acaso el gobierno no tiene grupos de choque, no los tiene el PRI? Ahora se ha apaciguado el gobierno, ya ha visto que no somos lo que se cree. También la violencia ha bajado en el barrio, Rodríguez Verdín  ha metido la paz, la verdá. Nosotros tranquilos, nos hemos identificado como grupo de choque, no como rateros o atracadores”.

Tiene también su versión de la guerra:

"Bush está loco, está mal, y en el fondo de todo, los intereses económicos. Cómo ves, se habían corrido rumores de que se iban a jalar a la guerra a las bandas más gruesas de Puebla, pero no es así. Yo nunca me he identificado con los soldados... ¿Por qué tenían que meterse los gringos con Irak?”

Y los del PRD siguen metidos en su guerra.

Adolfo González Zamora marcha muy sonriente, todo vestido en tono de caqui. Canta y bromea: “Soy soldado de Hussein, y mi vida voy a dar por mi patria soberana contra el vago imperial”. Y muestra su broche de Lenin al pecho. “Hasta a él lo saqué a pasear”.

Y ya en serio: “Si no hay unidad de acción, el PRD sufrirá una grave derrota este año. Sí logramos la unidad, podremos disputar el poder a los priistas y panistas. Tenemos que lograr el Frente Patriótico Nacional. Si los partidos se dan cuenta de la necesidad de democracia y no se hacen al lado del corporativismo, sí dejan de ser parasitarios, las cosas pueden cambiar”.

Del corporativismo que a todos nos cobija.

Una muchacha, jefa de grupo de un salón de primer semestre en la prepa 2 de Octubre es asediada por sus compañeros: “¿A qué hora vas a pasar lista?”

“No, si ya se pueden ir”, les dice.

Y al final, un cruzado en tierra hereje.

Es Tiburcio Mota, conocido por su militancia en la Acción Católica de la Juventud Mexicana. “Hoy no vengo con esa cachucha”, dice, y hace valer su condición de representante de los empresarios poblanos en la marcha de Dóger. “Nuestro dios siempre ha propagado el pacifismo”, alcanza a decir.

Un día hubo cruzada por el Santo Sepulcro. ¿Ahora es por el santo petróleo de los cristianos?

“El problema es por el petróleo, no hay que mezclar la religión en esto”.

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